Entrevista al profesor norteamericano Gabriel Rockhill
En un reciente artículo publicado en The Philosophical Salon, bajo el título «Is Censorship Proof of Art’s Political Power?», el filósofo, escritor y crítico cultural Gabriel Rockhill, profesor de la Universidad de Villanova de Filadelfia, realiza una interesante reflexión sobre el sentido de la censura que se establece a la producción artística, y su relación directa con las clases dominantes de nuestra sociedad. Como frecuentemente hacemos con otros materiales más o menos extensos, hemos utilizado nuevamente el recurso de pasar este artículo a formato de entrevista (…).
En un reciente artículo publicado en The Philosophical Salon, bajo el título «Is Censorship Proof of Art’s Political Power?», el filósofo, escritor y crítico cultural Gabriel Rockhill, profesor de la Universidad de Villanova de Filadelfia, realiza una interesante reflexión sobre el sentido de la censura que se establece a la producción artística, y su relación directa con las clases dominantes de nuestra sociedad. Como frecuentemente hacemos con otros materiales más o menos extensos, hemos utilizado nuevamente el recurso de pasar este artículo a formato de entrevista, con la finalidad de facilitar su conocimiento a nuestros electores, tratando de mantener una rigurosa fidelidad al espíritu y al contenido del texto original.
En cualquier caso, recomendamos también la lectura del artículo del profesor Rockhill, en su VERSIÓN ORIGINAL o su VERSIÓN TRADUCIDA AL ESPAÑOL.
CANARIAS SEMANAL: Hoy tenemos el placer de conversar con el profesor Gabriel Rockhill, quien nos hablará sobre su fascinante investigación acerca del poder político del arte. Profesor Rockhill, en su artículo menciona ejemplos de censura en el arte a lo largo de la historia. ¿Qué nos revela este fenómeno acerca del poder de la política en relación con el arte?
Profesor Rockhill: Estos ejemplos de censura en el arte nos muestran que los poderes fácticos reconocen y temen el poder político y social que puede tener la expresión artística. Si la censura existe es porque se percibe que la estética puede ser una amenaza para el orden social y político establecido. La censura es una manifestación clara de que el arte tiene un impacto real y puede generar cambios.
CANARIAS SEMANAL: Interesante. Usted plantea un enfoque diferente para analizar el poder político del arte. ¿Podría hablarnos más acerca de esto?
Profesor Rockhill: Claro. En lugar de centrarnos únicamente en los artistas y el impacto de su obra, es importante examinar las complejidades de la producción estética como parte de un campo de fuerza más amplio. El arte no se crea en el vacío, sino que siempre está sujeto a diversas limitaciones y restricciones. El arte nunca se crea en el vacío, y la concepción estética inmaculada es tan mitológica como otras formas similares. La creación siempre tiene lugar a través de un proceso de negociación de diversas limitaciones y restricciones. «Hacemos lo que podemos», solía afirmar el cineasta Jean-Luc Godard, «no lo que queremos». La censura es una de esas restricciones palpables que pueden llamar la atención sobre otros límites operativos en la producción estética.
CANARIAS SEMANAL: ¿Podría explicarnos cómo la censura afecta al arte y a la política?
Profesor Rockhill: Claro. La censura puede funcionar antes de la producción del arte, influenciando lo que se permite crear o persistir como obra de arte. Puede convertir algo en «no-arte», excluyéndolo del estatus de arte. Esto revela la orientación política del establishment, que busca controlar tanto lo que se produce como lo que se consume. Estas dimensiones son esenciales para comprender la politicidad social de las prácticas estéticas.
CANARIAS SEMANAL: ¿Y qué ocurre cuando algo se considera «no-arte»?
Profesor Rockhill: Cuando algo se etiqueta como «no-arte», se convierte en un punto nodal de lucha política y social. Esta prohibición paradójicamente puede aumentar la curiosidad y la fascinación por lo prohibido. Vemos ejemplos de esto en la fama de obras censuradas que atraen multitudes. Sin embargo, no todas las formas de represión tienen el mismo efecto. La censura suave o indirecta utiliza el desaliento, mientras que la censura corporativa por asfixia es particularmente insidiosa al ahogar el arte en un mar de mediocridad.
CANARIAS SEMANAL: ¿Existen casos en los que la censura puede volverse en contra de los censores?
Profesor Rockhill: Sí. Tiene que ver con lo que ya he comentado en torno a la «fascinación por lo prohibido». En algunos casos, la censura puede llamar la atención sobre lo que se suprime, generando aún más interés y debate. Sin embargo, esto no ocurre siempre, ya que existen diferentes formas de represión. La censura suave o la autocensura pueden ser más sutiles y menos evidentes, pero igualmente limitan la libertad de expresión. La censura es un fenómeno complejo que debe ser analizado desde diferentes perspectivas.
CANARIAS SEMANAL: Profesor Rockhill, ¿tiene algún ejemplo histórico que ejemplifique estas ideas?
Profesor Rockhill: Un caso interesante es el mural de Diego Rivera en el Rockefeller Center. La censura del mural por parte de los Rockefeller solo aumentó la prominencia y el impacto de la obra de Rivera. Esta prohibición tuvo repercusiones políticas y sociales significativas, lo que demuestra que la censura puede ser contraproducente para los censores.
CANARIAS SEMANAL: Muchas gracias, profesor Rockhill, por compartir su conocimiento sobre el poder político del arte y la censura. Ha resultado una entrevista muy ilustrativa y enriquecedora.
Profesor Rockhill: Ha sido un placer. Gracias por la oportunidad de discutir estos temas tan importantes. El arte y la política están estrechamente entrelazados, y es esencial comprender su relación para una sociedad más democrática y abierta.
