ENTREVISTA A ADOLF HITLER: EL PENSAMIENTO IDEOLÓGICO DEL MONSTRUO, EXPRESADO CON SUS PROPIAS PALABRAS

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Una reconstrucción histórica basada en documentos originales del Tercer Reich. Hitler responde: una entrevista documental que expone su visión del mundo

¿Es posible entrevistar a Adolf Hitler hoy? Esta pieza documental lo intenta, no desde la ficción, sino desde la historia. A través de sus discursos oficiales, sus conversaciones privadas y frases recogidas por sus allegados, el equipo Nixor, de Canarias Semanal, ha reconstruido su pensamiento en forma de entrevista. Una herramienta de memoria crítica para escuchar lo que el dictador nazi pensaba realmente, sin filtros ni anécdotas. Sorprendentemente, a lo largo de sus respuestas, el lector podrá constatar como muchas de las ideas expresadas por él, coinciden plenamente con las de no pocos personajes públicos que, con retórica renovada, se expresan diariamente en los medios de comunicación actuales. Habla, pues, el monstruo. Escuchemos lo que dijo.

Por «EQUIPO NIXOR» DE CANARIAS SEMANAL.ORG

      La presente entrevista es una reconstrucción histórica elaborada a partir de una selección rigurosa de documentos originales del período nazi

   No se trata, por tanto, de una ficción puramennte especulativa, sino de un experimento documental cuyo objetivo es exponer, mediante una entrevista simulada, el pensamiento político real de Adolf Hitler, con sus propias ideas y formulaciones, según quedaron registradas en discursos oficiales, conversaciones privadas, testimonios de colaboradores cercanos y antologías de frases recogidas en su época.

     El método que hemos empleado consiste en formular una serie de preguntas organizadas temáticamente y construir las respuestas de forma fluida y narrativa, imitando el tono y estilo del personaje, pero basándonos estrictamente en el contenido de los documentos que se citan

    Las respuestas no son inventadas, sino resultado de una elaboración discursiva verosímil, cuyo contenido puede verificarse a través de las referencias documentales indicadas al final de cada respuesta.

    Este procedimiento le permitirá al lector aproximarse al auténtico pensamiento del dictador alemán desde una perspectiva esclarecedora y directa, ofreciéndole, asimismo, la posibilidad de comparar sus ideas y propuestas con las de algunas corrientes e iniciativas políticas que con alarmante frecuencia se están formulando en nuestros días. 

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ENTREVISTA A ADOLF HITLER


  Señor Hitler, ¿cómo definiría usted su papel en la historia de Alemania?

     Mi papel no fue otro que el de salvar a Alemania de la disolución. Lo que había era un pueblo derrotado, desmoralizado, disperso en partidos, sin unidad ni fe. Yo no llegué para participar en ese juego podrido, sino para levantar a nuestro pueblo de las ruinas. 

      Durante catorce años, las llamadas democracias no hicieron más que sembrar el caos y la miseria, y cuando asumí la responsabilidad supe que debía emprender la tarea de reconstrucción con una voluntad férrea, costase lo que costase. Alemania tenía que volver a creer en sí misma, y eso no se consigue conseguir con debates parlamentarios, sino con decisiones firmes y con fe en la misión nacional. Mi función ha sido precisamente esa: devolver al pueblo alemán su conciencia, su honor y su destino. (1)

  ¿En qué medida su juventud y su formación artística influyeron en su visión del mundo?

     Mi juventud fue dura, pero formativa. Pasé hambre, soledad y humillaciones. Durante años viví en condiciones miserables en Viena, pero nunca abandoné mi sensibilidad hacia el arte y la arquitectura. El arte no es entretenimiento: es un arma espiritual, y por eso combatí la degeneración artística que infectó a Alemania tras la guerra. El arte moderno no representa al alma del pueblo alemán, sino a su corrupción. 

     Por eso, ya desde joven, comprendí que la belleza y el orden no son un lujo, sino una necesidad del espíritu nacional. Esa visión me ha acompañado siempre. Siempre busqué que Alemania encarnara una cultura elevada, racialmente pura y espiritualmente firme. (2)


 ¿Qué lugar ocupa la idea de raza en su pensamiento político?

     La raza lo es todo. Un pueblo puede sobrevivir sin oro, sin colonias, incluso sin Estado por un tiempo. Pero si pierde la pureza de su sangre, desaparece para siempre. Lo que determina el valor de una nación no es su número, ni su cultura, ni su economía: es su sangre. 

     Nosotros, los alemanes, pertenecemos a la raza aria, la única capaz de crear civilización. El deber del Estado no es otro que proteger esa herencia, esa misión que nos ha sido impuesta por la naturaleza. No hay justicia sin orden racial. Por eso todo lo que hago, lo he hecho siempre pensando en asegurar el futuro biológico del pueblo alemán. (3)


 ¿Cómo define usted al judío dentro del pueblo alemán?

     El judío no forma parte del pueblo alemán. No lo ha sido nunca. Es un cuerpo extraño, un parásito que vive dentro de otras naciones y se aprovecha de su generosidad para debilitarlas desde dentro. No crea, no construye, no eleva. Divide, descompone, corrompe. Bajo la máscara del intelectual, del periodista, del político, propaga el marxismo, el ateísmo, el pacifismo y la pornografía. Detrás de cada descomposición moral, está el judío.

     Por eso digo que no es posible una convivencia entre el pueblo alemán y los judíos. Tienen objetivos opuestos. Nosotros queremos orden, trabajo, honor. Ellos quieren caos, especulación, degeneración. No se trata de religión: se trata de raza. Y una raza que no defiende su pureza, está condenada a la esclavitud. (4)

      Porque no comparten ni nuestra sangre, ni nuestra historia, ni nuestro destinoEl judío vive en Alemania, pero no es alemán. Nunca lo ha sido. Se infiltra en nuestras instituciones, pero no las respeta. Utiliza nuestra lengua, pero la corrompe. Y, sobre todo, piensa de forma radicalmente distinta: individualista, calculadora, sin honor ni sacrificio. La nación no es un contrato, es una comunidad de sangre. Y el judío, por naturaleza, no puede formar parte de esa comunidad. Es un extranjero que quiere parecer ciudadano, pero que en el fondo conspira contra nosotros. Por eso no tiene lugar en el Reich. Ni como ciudadano, ni como vecino, ni como enemigo honorable. (9)

¿Qué significa para usted la expresión «pureza de la sangre»?

      La pureza de la sangre es la condición básica para todo desarrollo superior. En la naturaleza, sólo los organismos que mantienen su esencia sobreviven. En los pueblos ocurre lo mismo. Si permitimos que se mezclen con elementos inferiores estamos firmando su sentencia de muerte. Un pueblo que mezcla su sangre pierde su identidad, su fuerza y su capacidad de sacrificio. 

   Por eso tomamos medidas claras: leyes de protección racial, prohibiciones de mestizaje, educación biológica. No por odio, sino por amor a nuestro pueblo. Nadie mezcla deliberadamente el veneno con el alimento. ¿Por qué íbamos a hacer eso con nuestra sangre? (5)

 ¿Qué vinculación establece usted entre el comunismo y el pueblo judío?

    El comunismo es una creación del judaísmo internacional. No me refiero solo a Marx, que era también un judío, sino a toda la estructura del bolchevismo. Allí donde uno escarba en la revolución roja, encuentra manos judías. El objetivo del comunismo no es la igualdad: es la destrucción. Destruir la familia, la propiedad, la religión, la nación. Todo lo que sostiene la vida de un pueblo sano. Y eso coincide punto por punto con el espíritu judío: la negación de todo orden natural. Por eso he dicho siempre que el comunismo es la forma moderna de la plaga judía. No es una doctrina política, es una enfermedad del alma.(7)

 ¿Cuál es su objetivo final respecto a los comunistas dentro del Reich?

     El comunismo no puede tolerarse, ni puede negociarse con él. No hay diálogo posible con quien niega la patria y la raza. Mi objetivo ha sido siempre claro: erradicar toda célula comunista dentro de Alemania. No bastaba con prohibir el partido: había que eliminar su influencia en la prensa, en las escuelas, en los sindicatos. Y eso hicimos. Alemania no podía renacer con el veneno marxista infiltrado en sus venas. El comunista, como el judío, es enemigo del pueblo, y debe ser tratado como tal. Nuestra revolución es nacional y racial, y por eso fue también anticomunista desde el primer día. (8)

 ¿Qué piensa usted del concepto de exterminio en relación con sus enemigos ideológicos?

      La palabra «exterminio» no debe escandalizar a nadie cuando se trata de proteger a un pueblo. La historia está llena de casos en que una civilización solo pudo sobrevivir eliminando al enemigo que la amenazaba. ¿Por qué habría de ser distinto ahora? 

     Si un parásito infecta a un organismo no se le educa, se le extirpa. Los comunistas y los judíos no son adversarios políticos: son destructores, infiltrados, agentes del caos. No luchan abiertamente: conspiran, contaminan, debilitan desde dentro. Frente a eso, la única respuesta posible esa la eliminación sistemática de su influencia. La salud del pueblo lo exige. (10)

 ¿Cuál es, en su opinión, el destino geográfico natural del pueblo alemán?

       El pueblo alemán no podía quedar encerrado en sus fronteras a las que se encontraba constreñido. Somos un pueblo vigoroso, con una demografía dinámica y con derecho a expandirse. Alemania necesitaba espacio, necesitaba tierra. Nuestra misión era asegurarnos el sustento de las generaciones futuras. 

    Ese espacio no estaba en África, ni en las colonias: estaba en el Este. El destino nos  marcó como portadores de cultura frente a los pueblos eslavos, atrasados y sin capacidad de organización.La lucha por el espacio vital no era una opción: era una necesidad histórica. Sin expansión, Alemania perecía. (11)

 ¿Por qué considera que Alemania tiene derecho a expandirse hacia el Este de Europa?

     Porque esa tierra nos pertenece por derecho natural. Estaba mal explotada, mal gobernada y en manos de pueblos inferiores. La Rusia soviética era un coloso con pies de barro, gobernado por una élite judía que habia esclavizado a millones de campesinos. Nuestro deber era liberar esa tierra y hacerla fértil bajo nuestra dirección. No se trataba solo de conquistar: se trataba de colonizar, de imponer nuestro orden, nuestra cultura, nuestra sangre. Así como Roma llevó la civilización al mundo antiguo, Alemania debía llevarla al Este. No por codicia, sino por misión histórica. (12)

 ¿Cuál es el papel del campesinado alemán en su plan de expansión?

      El campesinado es el pilar de la nación. En la ciudad, el alma del pueblo se debilita; en el campo, se mantiene pura. Por eso, la expansión hacia el Este no solo era política, sino también biológica. Necesitamos colonos alemanes que trabajaran la tierra, que criaran familias numerosas, que plantaran raíces firmes. Allí donde  habian pueblos desorganizados, mañana debian levantarse granjas alemanas. La sangre alemana debía irrigar esos campos y transformarlos en el corazón agrícola del Reich. Esa era nuestra visión del futuro: no una dominación momentánea, sino una colonización permanente. (13)

¿Qué valor le atribuye al sacrificio de sangre en su concepción del Estado?

    El Estado no es una agencia de servicios, como quieren los demócratas, sino una comunidad de destino. Y no hay destino sin sacrificio. Cada generación debe estar dispuesta a derramar su sangre por el futuro de la nación. Sin esa disposición no hay pueblo digno de sobrevivir. El soldado que cae en el frente, el joven que se entrega al ideal, el obrero que trabaja por la grandeza nacional, todos ellos son eslabones de una cadena sagrada. Nuestra lucha no es solo por la tierra, es por la eternidad del alma alemana. Quien no entienda eso, no entenderá tampoco el nacionalsocialismo.  (14)


¿Qué opinión le merece la democracia parlamentaria?

    La democracia parlamentaria es el mayor fraude del siglo XIX. Un sistema en el que los incapaces, los cobardes y los traidores se sientan en un edificio a negociar el destino de un pueblo mientras este se hunde. La democracia fragmenta, debilita, paraliza. Sustituye el liderazgo por la charla, la acción por el compromiso, la claridad por el ruido. Durante catorce años, Alemania fue gobernada por demócratas y marxistas: el resultado fue el desempleo, la humillación, la decadencia. Yo no llegué para pedir opiniones: yo llegué para cumplir una misión. El pueblo no necesita diputados, necesita líderes. (15)


¿Qué alternativas ofrece su régimen frente al sistema liberal?

     Nuestro régimen no fue una copia más o menos autoritaria del viejo sistema parlamentario. Fue una forma completamente nueva de organización política, donde el pueblo ya no estba dividido por intereses de clase, sino unido por una idea común. 

     En lugar de partidos, teníamos un movimiento. En lugar de debates, decisiones. En lugar de elecciones sin sentido, teniamos una voluntad colectiva encarnada en un liderazgo claro. El Estado nacionalsocialista no se basa en el individuo, sino en la comunidad del pueblo (Volksgemeinschaft). No queríamos libertad para destruirnos, sino disciplina para construir una nueva Alemania. (16)


¿Considera usted que su régimen representa una revolución verdadera o una restauración del orden?

     No somos ni restauradores, ni conservadores. Somos revolucionarios. Pero no como los comunistas, que destruyen todo para levantar un caos. Nosotros hacemos una revolución constructiva: hemos transformado al pueblo alemán desde dentro, en su espíritu, en su educación, en su moral. Nuestra revolución es biológica, cultural, social y política. Barrimos  los residuos del viejo orden, pero no para retornar al pasado, sino para edificar un nuevo futuro enraizado en la raza, la tradición y la voluntad nacional. (17)

 ¿Cómo justifica usted el uso de la violencia política para alcanzar sus fines?

     La violencia no es buena ni mala en sí misma: es un instrumento. En momentos críticos, cuando la patria está en peligro, negarse a emplearla es una forma de traición. El poder no se conquista con discursos ni con votos, sino con decisión, con acción, con firmeza. 

   Todo gran movimiento histórico ha usado la violencia en sus orígenes. ¿O acaso Roma, Francia o incluso los Estados Unidos nacieron entre abrazos? La violencia sirve para limpiar el terreno de lo viejo y corrompido. Nosotros la utilizamos cuando fue necesaria, para destruir a nuestros enemigos antes de que ellos nos destruyeran a nosotros. (18)

¿Cree usted en un orden moral superior que rije sus decisiones?

      Sí, pero no en el sentido sentimental que suelen darle los humanistas. Creo que hay un orden natural que distingue a lo valioso de lo decadente, a lo fuerte de lo débil, a lo que debe vivir de lo que debe desaparecer. Mi moral está guiada por el destino de mi pueblo, no por normas abstractas. Si una acción asegura la supervivencia de la raza alemana, entonces es justa, aunque pueda parecer cruel. La compasión con el enemigo es debilidad. La verdadera moral es aquella que sirve a la vida, no la que se arrodilla ante principios vacíos. (19)

 ¿Qué lugar le otorga al cristianismo en la vida del Estado nacionalsocialista?

     El cristianismo tradicional ha sido, durante siglos, un marco de disciplina y de cohesión espiritual. Respeto su papel en la formación de la cultura europea. Pero no puedo aceptar que se anteponga a la nación. La Iglesia debe estar subordinada al Estado, y su doctrina no puede contradecir el sentimiento de comunidad racial. 

    No combatimos al cristianismo, pero tampoco toleraríamos que se convierta en refugio de enemigos del Reich. Y, por supuesto, no tenemos nada que ver con el judeocristianismo que predica la igualdad universal.Nuestra fe es en la sangre, en la tierra, en el destino del pueblo alemán. (20)

REFERENCIAS;

(1) Discurso ante el pueblo alemán, Berlín, 1 de febrero de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938).
(2) Hoffmann, Yo fui amigo de Hitler, Cap. VI – Hoffmann-Heinrich-Yo-Fui-Amigo-de-Hitler.pdf; Discurso en la Exposición de Arte Alemán, Múnich, 19 de julio de 1937 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938).
(3) Discurso ante el Parlamento, 30 de enero de 1937  Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Conversaciones privadas, 1941 – Conversaciones privadas de Hitler).
(4) Frases recogidas en Frases-de-Adolf-Hitler.pdf; discurso del 1 de mayo de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938).
(5) Discurso en el Congreso de Núremberg, septiembre de 1935 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Frases-de-Adolf-Hitler).
(6) Conversaciones privadas, 1941 – Conversaciones privadas de Hitler.pdf; Frases-de-Adolf-Hitler).
(7) Discurso del 1 de febrero de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; discurso ante trabajadores, mayo de 1933 – Discurso-Hitler-1933-Congreso-Trabajadores).
(8) Discurso en la Iglesia de Potsdam, 21 de marzo de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Frases de Adolf-Hitler ).
(9) Frases recogidas en Frases-de-Adolf-Hitler; Conversaciones privadas, agosto de 1941 – Conversaciones privadas de Hitler).
(10) Conversaciones con Rauschning, 1933-34 – Hitler me dijo, H. Rauschning; Conversaciones privadas, 1942 – Conversaciones privadas de Hitler).
(11) Discurso ante el Parlamento, 30 de enero de 1937 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Conversaciones privadas de Hitler.pdf, verano de 1941).
(12) Conversaciones con Rauschning, 1933 – Hitler me dijo; Conversaciones privadas de Hitler.pdf, agosto de 1941).
(13) Discurso ante trabajadores de la construcción, Berchtesgaden, 20 de mayo de 1937 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Conversaciones privadas de Hitler).
(14) Discurso en el XVII aniversario del alzamiento, 24 de febrero de 1937 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938; Frases-de-Adolf-Hitler).
(15) Discurso en la Iglesia de la Guarnición de Potsdam, 21 de marzo de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938; Conversaciones privadas de Hitler).
(16) Discurso ante el Parlamento, 13 de julio de 1934 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Conversaciones privadas de Hitler).
(17) Discurso en la Cancillería del Reich, 6 de julio de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Rauschning, Hitler me dijo, cap. XXIX).
(18) Discurso en el Parlamento, 23 de marzo de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938.pdf; Conversaciones privadas de Hitler.pdf; Hitler me dijo, cap. XIV).
(19) Conversaciones privadas, 1941 – Conversaciones privadas de Hitler; Frases-de-Adolf-Hitler).
(20) Discurso del 1 de febrero de 1933 – Adolf-Hitler-Discursos-1933-1938; Conversaciones privadas, otoño de 1941 – Conversaciones privadas de Hitler.pdf).

https://canarias-semanal.org/art/36677/entrevista-a-adolf-hitler-el-pensamiento-del-monstruo-con-sus-propias-palabras

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