
La famosa»gripecita» de Bolsonaro ha terminado convirtiéndose en un auténtico boomerang. El llamativo calificativo no muy diferente a los pronunciados por el presidente de los Estados Unidos está poniendo en serios aprietos al presidente frente a la sociedad brasileña .
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Según un reportaje de la cadena londinense BBC, Brasil es ya el tercer país del mundo en número de casos registrados de coronavirus, inmediatamente después de los Estados Unidos y Rusia.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por la Universidad estadounidense Johns Hopkins, en ese país se han producido oficialmente 17.983 muertes, una cifra que, sin embargo, es bastante inferior a la de España. contando el país suramericano con más de 200 millones de habitantes, en contraste con los 47 millones de España.
No obstante, los expertos estiman las cifras reales de las víctimas del coronavirus en Brasil son considerablemente mayores a lo que muestran las estadísticas oficiales. Y no es sólo en razón de que desde el gobierno puedan encubrirlas , sino también por el hecho de la abrumadora ausencia de test para la detección de los contagios.
Al igual que sucediera a principios de la pandemia en los Estados Unidos con su presidente, el también ultraconservador Jair Bolsonaro tuvo como obligada referencia a Trump a la hora de referirse a cómo había que afrontar la pandemia. La calificó como una «gripecita». Calificación que, posteriormente, la realidad se ha encargado de traducir los términos correctos, poniendo en serios aprietos ante la sociedad brasileña a su presidente .
Sin embargo, según el historiador y politólogo brasileño José Murilo de Carvalho, Brasil no sólo atraviesa una profunda crisis sanitaria, sino que su crisis es también política y económica.
Murilo de Carvalho, que es además miembro de la Academia Brasileña de Letras y de la Academia Brasileña de Ciencias, le comentó a la BBC que su país está transitando por lo que él denominó como «una tormenta perfecta».
Murilo, que tiene ahora 80 años, es un hombre politicamente moderado y más bien conservador, que manifestó, no obstante, que «Brasil vive una situación excepcional, no sólo internamente, sino también externamente. Veo con mucho pesimismo la situación del país.
Agregó que estaba convencido de que en América Latina, Bolsonaro es una excepción: su imagen ha empeorado en lugar de mejorar.
«Creo que la imagen internacional del país, vía el presidente, empeoró mucho en esa visión casi servil a Trump y a una política en relación a China que es suicida desde el punto de vista económico».
«Las principales áreas del desastre son las propias relaciones externas, con un ministro totalmente oscurantista, la educación, con un ministro todavía peor que no sabe ni escribir portugués correctamente, y el medio ambiente».
«Personalmente, pensaba que podía dársele un tiempo: una campaña política es una cosa y después de electo puede cambiar de posición, para adaptarse a las circunstancias del gobierno.
El académico dice estar convencido de que en el momento actual Bolsonaro no alcanzaría ni el apoyo del 30% de su electorado. «Es una situación muy negativa», concluyó diciendo.
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