Necesitamos personal con tiempo dedicado y formación específica para integrar el feminismo y la igualdad en todas las actividades educativas
A las puertas del 8M es importante tener en cuenta que no solo es una celebración sino también un recordatorio de que la igualdad plena aún no se ha alcanzado. Se ha avanzado mucho en el feminismo, muchísimo, pero aún nos queda un largo camino que recorrer. Y, eso, poniéndonos en el mejor de los escenarios, ante las políticas de la derecha y la ultraderecha que cada vez tienen más peso y poder en el mundo.
El 8M es el símbolo de unidad, sororidad y resistencia con las que pretendemos luchar contra las desigualdades estructurales del sistema y los sindicatos de clase. Como parte del sistema, somos un elemento crucial para poder avanzar en la igualdad real y efectiva.
Cuando hablamos de sectores feminizados en nuestra mente siempre aparecen trabajadoras de las escuelas infantiles, de los centros de atención a personas con discapacidad, de menores, ayuda a domicilio y un largo etc. Pero no solemos ser conscientes de la situación de la enseñanza reglada (infantil, primaria, secundaria, universidad…), sectores y centros de trabajo que no están exentos del patrón de desigualdad entre hombres y mujeres. Al estar vinculados a las administraciones públicas damos por hecho que estas desigualdades no existen o ya están superadas.
Vamos a verlo en datos:
La distribución de mujeres en el profesorado, según la enseñanza que imparten: educación infantil y primaria, educación secundaria y formación profesional, educación especial, enseñanzas artísticas, enseñanza de idiomas y educación universitaria.

El número de mujeres que imparten Educación Infantil (97,4%), Educación Primaria (82,2%), Educación Especial (81,6%) y Enseñanza de idiomas (74,5%).
El porcentaje más bajo corresponde a las enseñanzas deportivas (3,8%) y a la enseñanza universitaria (43,7%), pero la participación femenina es diferente según las categorías de profesorado universitario. Pero el patrón se repite a mayor nivel menor presencia de mujeres.
¿Por qué los datos son los que son? Por el reparto desigual del trabajo. Históricamente, las mujeres se han dedicado a trabajos vinculados con el cuidado y así lo demuestran los datos en cursos inferiores, con una mayor atención vinculada al cuidado y mayor número de mujeres. A medida que vamos avanzando en el sistema educativo y los cuidados propiamente dichos dejan de ser necesarios y nos centramos en la formación académica la presencia de las mujeres se reduce de forma muy importante.
Pero es curioso cómo las condiciones laborales (salarios, jornadas, horas de atención al alumnado…) a medida que se va avanzando de curso van mejorando. Un ejemplo es que, en infantil, primaria, especial son 25/23 horas lectivas (las horas que conocemos como “dar clase”, aquellas en las que está con el alumnado en aula), frente a 20/18 horas en secundaria. Y lo mismo sucede con los salarios. La diferencia menor entre entre los de primaria y los de secundaria son más de 300 euros, y a medida que subimos de nivel, la diferencia salarial aumenta.
Es importante recordar que en España existe una clara desigualdad entre la remuneración que perciben en promedio mujeres y hombres por su trabajo asalariado. Esta brecha de género se explica por tres componentes:
La desigualdad ex ante o a priori que soportan las mujeres en las sociedades capitalistas patriarcales. Se plasma en roles de género diferentes en la socialización y en la educación y se traduce en una peor situación a la hora de afrontar su vida laboral.
La desigualdad “durante” que soportan las mujeres a lo largo de su trayectoria laboral y profesional, con una diferente inserción laboral (ocupación, sector), con peores condiciones laborales (jornada, contrato) y con mayores interrupciones en su vida laboral vinculadas a un desigual reparto de las tareas de cuidado, que penalizan su trayectoria laboral (complementos, promoción, formación) y terminan reforzando su carácter de renta complementaria en el hogar. Todos estos elementos se traducen en menores salarios iniciales y finales durante su trayectoria laboral.
Finalmente, la discriminación salarial a posterior por razón de género supone retribuir de forma diferente por trabajos de igual valor y características laborales similares.
Debemos hacer especial mención a que las desigualdades nacen en los primeros años de nuestros niños y niñas con el acceso a las actividades de ocio y tiempo libre, refuerzo escolar… Estas diferencias en los primeros años les acompañarán a lo largo de toda su vida.
Es necesario también ser conocedores y conocedoras de qué estudios eligen nuestros jóvenes. Debido a ese problema estructural, las mujeres siempre escogen estudios y profesiones vinculadas a los cuidados (menor salario, peores condiciones laborales con mayor dificultad de conciliación y corresponsabilidad….), mientras que los hombres se dedican a las ingenierías y tecnologías. Un ejemplo de ello es que el número de mujeres matriculadas en la carrera de matemáticas ha descendido un 37% desde 1996.
Ante esto ya nos hemos puesto a trabajar a través de la Alianza STEAM, de la que CCOO forma parte activa. Es una alianza por el talento femenino que tiene como misión esencial sumar esfuerzos, buscar sinergias e impulsar iniciativas concretas que contribuyan a configurar un sistema educativo y formativo que elimine estereotipos de género asociados a determinadas vocaciones y profesiones, que impulse el empoderamiento femenino en las disciplinas STEAM desde estadios tempranos de la educación y que contribuya a eliminar la brecha de género que se consolida en el acceso a dichas disciplinas de nuestras jóvenes, al igual que ocurre en el contexto internacional
FECCOO cree firmemente que la educación igualitaria es esencial para construir una sociedad justa. Por eso, seguimos luchando para que la igualdad de género sea real en todas las escuelas y centros educativos, donde los jóvenes necesitan referentes. Para lograrlo, es crucial que las escuelas tengan los recursos necesarios, tanto materiales como personal cualificado. Necesitamos personal con tiempo dedicado y formación específica para integrar el feminismo y la igualdad en todas las actividades educativas. Juntas, somos más fuertes para desafiar el sistema patriarcal, combatir la discriminación y lograr autonomía y libertad. Apostamos por un feminismo sindical que empodere a las mujeres y nos haga más independientes y felices.
secretaria de Mujer, Políticas de Igualdad y LGTBIQ+ de la Federación Estatal de Enseñanza de CCOO