EDUCACIÓN.- Miguel Angel Santos: El que no vale para otra cosa no vale para ser un maestro

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El profesor Miguel Ángel Santos Guerra (1942) de nacionalidad española, es Doctor en Ciencias de la Educación  y Catedrático Emérito de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga (España). Diplomado en Psicología por la Universidad de Boston (USA) y en Cinematografía por la Universidad de Valladolid (España). Tiene la experiencia de haber sido docente en todos los niveles del sistema educativo. En 2019 ha sido nombrado Director Emérito del Colegio Nuestra Señora de la Vega (Madrid).

El portal informativo La Capital (Argentina) publicó partes de un diálogo sostenido por Matías Loja con el profesor Santos Guerra, y que compartimos (en parte) por motivos únicamente educativos y de formación permanente, pues uno de los temas que analiza es la tarea docente y su revalorización, el cómo mejorar la percepción de la profesión de profesores y cuánto depende su formación inicial, la sociedad necesita ver la labor de los profesores más allá de lo “meramente declamativo y se traduzca en buenos salarios, condiciones acordes para enseñar y capacitarse. Y también el respeto de las familias”.

Esperamos que sea este artículo sea un buen recurso para la reflexión de la comunidad educativa de la Web del Maestro CMF, pues cuanto más tiempo invirtamos en nuestra formación permanente y en la consolidación de nuestra autoestima profesional, mejor podremos responder a los desafíos pedagógicos, académicos, tecnológicos, emocionales, … que está planteándonos el cierre de las escuelas a causa de la pandemia del COVID 19.

Miguel Angel Santos Guerra pide un mayor reconocimiento social para la profesión docente

En la gratitud a las maestras y maestros que asisten a sus charlas  les ha obsequiado un libro llamado Un ramo de flores para los docentes del mundo (Homo Sapiens Ediciones), en el que reconoce la tarea de los educadoresque, entiende, no suele ser bien valorada por los Estados y la sociedad, poniendo énfasis en afirmar que “los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman”.

El profesor Santos Guerra afirma que la profesión de los docentes “no está muy reconocida, salvo desde un punto de vista teórico”, aún sabiendo que «la educación es muy importante y necesaria», pues a la hora de la verdad y de los reconocimientos “no son lo suficientemente bien tratados” los maestros. “Advierte que esto se hace más patente cuando son elogiados en su día, pero criticados furiosamente por ciertos sectores ante una huelga”.

Fuente de imagen: ubp.edu.ar

En su libro “Un ramo de flores…“, a “cada una le asigna un significado: blancas de ilusión, amarillas de aprendizaje, rosas de compromiso, verdes de optimismo y rojas de dolor, entre otras. Pero también propone pensar en flores naranjas de amor. Una característica que se destaca frente a los discursos estrictamente utilitarios del proceso de enseñanza y aprendizaje”.

“Pienso que la escuela tiene dos fines fundamentales: enseñar a pensar y a convivir. Cuando solo se focaliza en el aprendizaje de conocimientos y destrezas sin la dimensión moral y ética, se corre el peligro que el conocimiento que se adquiere en las instituciones pueda ser para dominar, explotar, engañar. […] La educación tiene dos pilares, uno crítico y otro ético. Porque sino, a través de las escuelas y las universidades estaríamos convirtiendo a la sociedad en una selva sofisticada donde el más fuerte domina y destruye al más débil. A veces les pregunto qué quieren de sus alumnos. Me responden: que sean críticos, que aprendan a pensar y sean solidarios. ¿Y salen así o competitivos y agresivos? […] Sería más conveniente ralentizar la marcha, pero saber a dónde vamos y qué estamos consiguiendo. Yo digo que los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman. Gabriela Mistral decía que si no eres capaz de amar no puedes dedicarte a esta profesión. […] Por eso me parece tan importante seleccionar a las mejores personas y ciudadanos para la tarea. El que no vale para otra cosa no vale para ser un maestro”.

No que sea por descarte…

Eso me parece muy dañino y perjudicial. Porque en la medida que tengamos más mercenarios en las escuela tendremos una peor calidad de trabajo de esos profesionales. Pero con un añadido: tendremos a esos profesionales menos felices en la tarea, porque esta profesión no se puede realizar bien sin pasión. Cuando ha cedido a ella por motivos espurios o pedagógicamente pobres, como «de algo hay que vivir», se vive con menos felicidad. No hay señal más clara de inteligencia que desarrollar las capacidades para ser felices y ser buenas personas. En la medida que estemos amargados tendremos no solamente la desdicha en nuestro interior, sino que haremos una tarea de peor calidad, porque la profesión docente es intrínsecamente optimista. Es tan consustancial el optimismo a la educación como mojarse para el que va a nadar. Sin optimismo podríamos ser buenos domadores pero nunca buenos educadores.

Les recomendamos leer la publicación completa de la LA CAPITAL en el siguiente enlace: “Los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman”Quizá le interese que este contenido ha sido publicado originalmente por IDEAS QUE AYUDAN en la siguiente dirección: ideasqueayudan.com

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