EDUCACIÓN.- Las escalas “validadas” están empeorando resultados

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Ana Burgués

Las comunidades de aprendizaje (CdA) y las actuaciones educativas de éxito (AEE) han mejorado los resultados educativos más que cualquier otra actuación gracias, entre otras cosas, a que desde el principio se enfocaron a demostrar esas mejoras en las mismas evaluaciones que se hacen a todas las escuelas. Cuando una o varias CdAs querían hacer otras evaluaciones, además de las que ya habitualmente se hacen por parte del profesorado, siempre se dijo que los ítems había que sacarlos preferentemente de las evaluaciones institucionales, cuanto más internacionales mejor; por ejemplo, para evaluar valores, se utilizan las encuestas mundiales de valores, lo cual permite, entre otras cosas, una comparación de las mejoras obtenidas en esas CdAs y las que se obtienen con otros proyectos o a nivel general.

Esa dinámica ha defendido a las CdAs y las AEE de quienes querían obtener protagonismo y recursos imponiendo sus propios criterios disfrazados de cuestionarios o escalas “validadas”. Las escuelas que eran CdA (o que, sin serlo, aplicaban AEE) y cedieron a la presión de aplicar esas escalas, perjudicaron mucho las mejoras que con tanto esfuerzo habían conseguido. En ocasiones, esta presión no responde a mala intención, sino al convencimiento (muy extendido en algunos ámbitos) de que aplicar escalas validadas es el camino correcto, aunque esté demostrado científicamente que, en contextos como las CdA, perjudica el impacto social y los resultados educativos.

Una de las razones del empeoramiento es que hicieron perder mucho tiempo a estudiantes, profesorado y, a veces, a familias con esos cuestionarios y escalas. Otra de las razones del empeoramiento es que pusieron la evaluación de sus resultados en manos de personas que no eran las que los habían conseguido, sino las personas propietarias de esas escalas. Otra de las muchas razones es que evalúan las AEE (y su implementación concreta en una escuela) con criterios ajenos a las evidencias científicas de impacto social en que se basan las AEE, sustituyéndolas por los criterios de quienes elaboraron esas escalas, que en ningún caso han conseguido mejoras ni siquiera parecidas a las que se obtienen con las AEE.

Hoy, el criterio prioritario de la ciencia es el impacto social. Las evaluaciones que se hagan solo tienen base científica si al pasarlas mejora el impacto social, es decir, la mejora de resultados educativos. Pasar cuestionarios y escalas validadas en escuelas que aplican CdA y AEE ha empeorado o dificultado sus mejoras y, en algunos casos, ha acabado destruyendo el proyecto. Proponemos, a quienes emplean tiempo en hacer sus escalas y presionan a quienes están mejorando los resultados educativos para que pierdan tiempo en pasarlas, que, si realmente les preocupa la mejora de los resultados educativos, se acerquen a las escuelas a colaborar como voluntariado en esas mejoras, que no traten de presionar a las escuelas para hacer lo que ellas y ellos dicen que hay que hacer.

[Imagen: foto de Nguyen Dang Hoang Nhu en Unsplash]
Ana Burgués

Profesora de la Universidad de Granada. Miembro de la Red MeToo Universidad.

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