EDUCACIÓN.- Giroux y la pedagogía crítica

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  • Apuntes pedagógicos
  • Giroux y la pedagogía crítica
  • Alfonso Torres Hernández

Ciudad de México 

Henry A. Giroux es un docente estadounidense promotor y exponente de la pedagogía crítica, a la que denomina pedagogía fronteriza o pedagogía de los límites. Su posicionamiento político lo visibiliza como opositor a las doctrinas del neoliberalismo, fundamentalismo religioso e imperialismo, toda vez que considera que se han desarrollado bajo un estado neoliberal que ha provocado afectaciones al salario, a la juventud, a las clases más vulnerables, y por supuesto, a la educación pública.

Giroux, considera que la pedagogía fronteriza posee tres fines educativos centrales: a) desarrollar formas de transgresión a partir de las cuales sea posible desafiar y redefinir los límites existentes; b) desarrollar condiciones en las que los estudiantes puedan leer y escribir dentro y en contra de los códigos culturales existentes; c) crear espacios para producir nuevas formas de conocimiento, subjetividad e identidad (González Martínez, 2006). Para llegar a ello, considera necesario analizar cómo las instituciones, el conocimiento y las relaciones sociales se inscriben en el poder y cómo se generan modos de respuesta en el desarrollo de sus juicios. Es decir, analiza el lenguaje de lo político y el lenguaje de lo ético.

En palabras de Giroux, la pedagogía crítica consiste, sobre todo, en una praxis política y ética, así como una construcción condicionada social e históricamente. La pedagogía no debe limitar su campo de acción a las aulas; está comprometida en aquellas tentativas que pretenden influir en la producción y en la construcción de significado(Giroux, 2008). Advierte que, desde la mira crítica, la educación es una práctica política social y cultural, a la vez que se plantea como objetivos centrales el cuestionamiento de las formas de subordinación que crean inequidades, el rechazo a las relaciones de salón de clases que descartan la diferencia y el rechazo a la subordinación del propósito de la escolarización a consideraciones económicas.

El papel que Giroux le asigna a los docentes en la pedagogía crítica o fronteriza tiene que ver la necesidad de tener un control teórico de las formas en que se construye la diferencia, la diversidad y la inclusión.

Además de que se constituya en aquel que cruza fronteras para legitimar la diferencia como una condición básica para entender los límites del propio conocimiento. En este sentido, el concepto de la pedagogía fronteriza sugiere que los maestros existen dentro de los límites sociales, políticos y culturales, que son tanto múltiples como históricos en esencia y que ubican demandas particulares sobre el reconocimiento y la aprobación pedagógica de las diferencias. Por otra parte, nos menciona Giroux, el alumno se debe concebir como el que cruza fronteras, como gente que entra y sale de los límites construidos en torno a coordenadas de diferencia y poder.Sus historias tienen que ser reconocidas como forjadas en relaciones de oposición a las estructuras dominantes de poder (González Martínez, 2006).

La visión educativa de Giroux, en este marco de pedagogía crítica, la percibe en algunos puntos que plantea. Nos dice que no se puede hablar de educación sin hablar de las grandes estructuras políticas, económicas, culturales y sociales en las que se enmarca y que ejercen una presión sobre la enseñanza y los docentes que no puede obviarse, hay una afectación de las grandes fuerzas políticas y corporativas. Menciona que vivimos en una sociedad donde predomina el interés privado, el dinero, el mercado, el consumismo y el miedo frente al interés público, la responsabilidad compartida, los valores y las instituciones democráticas; y que parece que la sociedad actual desarrolla un desprecio por la educación. Enfatiza que la pedagogía actual es una forma de violencia. La pedagogía, tal y como está planteada en muchas escuelas actuales, ataca en vez de educar y no logra que los alumnos se reconozcan en lo que hacen.

La multitud de pruebas y exámenes, modelos de aprendizaje que apagan la chispa crítica y crean espacios sin ningún tipo de imaginación, los sistemas de organización represivos y basados en el castigo, la memorización y el conformismo crean un ambiente donde los alumnos comprenden rápidamente que la escuela es un lugar desagradable y que no existe nada parecido a la satisfacción de aprender.

Y por último, que la educación debe ser crítica, comprometida y revolucionaria. Hay que ver la educación como algo más que un diploma o un instrumento para conseguir trabajo al servicio de la cultura de la empresa. Debemos recuperar el papel que la enseñanza ha tenido históricamente como herramienta para desarrollar la capacidad crítica, utilizarla para que los alumnos sean agentes comprometidos con el mundo, preocupados por afrontar asuntos sociales esenciales y dispuestos a profundizar y extender el significado y la práctica de una democracia radical y revolucionaria. (Giroux, 2017). 

https://www.milenio.com/opinion/alfonso-torres-hernandez/apuntes-pedagogicos/giroux-y-la-pedagogia-critica

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