JAVIER TOIRÓN
Cuando hablamos de niños con altas capacidades, solemos centrarnos en su inteligencia y en cómo estimular sus capacidades y habilidades cognitivas. Sin embargo, un aspecto crucial —y a menudo pasado por alto— es el desarrollo emocional. En Navegando hacia el talento, este tema recibe una cierta atención proporcionando algunas ideas prácticas para apoyar tanto a padres como a educadores en el acompañamiento emocional de estos niños. Reconocer la capacidad y atenderla adecuadamente en el mejor recurso para evitar muchos problemas que se asocian al hecho de tener altas capacidades, cuando realmente deberían asociarse al hecho de no atenderlas como es debido.
El desarrollo emocional en niños con altas capacidades
Los niños con altas capacidades no solo destacan por su intelecto, sino también por su intensa sensibilidad emocional, por las fortalezas de su corazón (en expresión de Pfeiffer). Según lo abordado en Navegando hacia el talento, estas características los hacen más vulnerables a experimentar frustración, ansiedad y sentimientos de aislamiento si no reciben el apoyo adecuado. El libro desmitifica la idea de que estos niños “pueden arreglárselas solos” y pone de manifiesto la necesidad de una guía emocional constante.
Entre los puntos clave, que pueden verse en distintos lugares del libro (Cómo son…, Mitos…, etc.) se destacan:
- Percepción intensificada: estos niños suelen captar matices emocionales que los demás pasan por alto, lo que puede llevarlos a sentirse abrumados.
- Inquietudes existenciales tempranas: a menudo, se enfrentan a preguntas profundas sobre la vida que pueden generar ansiedad si no se manejan adecuadamente.
- Empatía desbordante: tienden a sentir profundamente las emociones ajenas, lo que puede afectar su bienestar si no aprenden a gestionar esta empatía.
Por qué abordar el aspecto emocional es vital
Cuando un niño con altas capacidades recibe el apoyo emocional que necesita, puede desarrollar una mayor fortaleza para resistir, gestionar mejor la frustración y construir relaciones más sanas. Navegando hacia el talento muestra cómo el desarrollo emocional y el intelectual no son procesos separados, sino complementarios (ver epílogo del libro). Un niño emocionalmente equilibrado está en una mejor posición para aprovechar todo su potencial.
El desarrollo emocional deja de ser un aspecto secundario y se convierte en una prioridad para construir una vida plena y equilibrada en estos niños excepcionales. ¡Empieza hoy el cambio!