Cecilia Bizzotto es socióloga y experta en sexualidad. Tiene claro que en España hay un importante déficit de educación sexual que va desde las y los más jóvenes hasta el mundo adulto, en el que ella se ha especializado.
Cecilia BIzzotto, además de socióloga y divulgadora, también ejerce de divulgadora de JOYclub, comunidad basada en sexualidad liberal. Tiene una cuenta en Instagram como mas de 18.000 seguidores y seguidoras. En ella hace divulgación sobre sexualidad, consentimiento o ITS (infecciones de transmisión sexual). Aunque está empezando, como quien dicen, en el mundo de la divulgación para jóvenes, hablamos con ella de la educación sexual, de los peligros de las redes sociales y de la falta de información que, en general, hay en nuestro país. No solo entre las personas más jóvenes.
Hace unos días documentándome un poco para la entrevista, te escuchaba una entrevista en la que decías que el sexo es algo que practica todo el mundo, pero que sigue siendo muy tabú. ¿Ha cambiado tu percepción en los últimos dos años?
Yo diría que más o menos sigue igual, no ha habido mucho cambio, justamente por el tema que nos ocupa que es la falta de educación sexual; no ha habido ningún cambio ni en la implementación de educación sexual para jóvenes o para menores, ni en cambios generalizados a nivel global o en personas adultas en España.
Mi perspectiva sigue siendo la misma. Considero que, por un lado, hablamos mucho de sexo desde una perspectiva muy hipersexualizada, incluso muy asociada al consumo, por ejemplo, en relación a la juguetería erótica, al consumo de pornografía. El sexo siempre es visto como un consumo, inclusive como una presión social que tienen algunas personas, el deber rendir, el deber tener una serie de encuentros sexuales mínimos para considerar que su vida sexual es suficiente, X juguetes sexuales. Esto es muy de personas adultas, pero es algo que no sucede, es más visto como presión social.
Al mismo tiempo no lo estamos viendo desde una perspectiva natural, no es algo de lo que hablemos comúnmente con las personas con las que nos relacionamos, tenemos muchos estigmas, muchos tabúes, por ejemplo, en relación al consentimiento. No tenemos prácticamente ni idea, no tenemos ni idea de ITS realmente, aunque es probablemente de lo único que hemos recibido educación. Las tenemos muy estigmatizadas, muy asociadas al miedo. Hay como ese dualismo entre la hipersexualización y al mismo tiempo el tabú. Y en ese dualismo nos movemos, principalmente por esa falta de educación sexual y esa falta de interés social.
Te dedicas a hacer mucha divulgación e investigación. Para ti ¿cuáles deberían ser las claves de esta educación afectiva sexual en la infancia o en la primera adolescencia?
Yo trabajo principalmente divulgando sobre educación sexual para personas adultas, es en lo que me he especializado en los últimos años. Ahora estoy haciendo formaciones para empezar con adolescencias, que es un tema que me apasiona, pero no tengo experiencia todavía en ese sentido, pero puedo recomendarte con más experiencia en educación sexual con adolescencias, con niños y niñas también.
La educación sexual, también, es hablar de autoconocimiento del cuerpo, de los genitales, conocer tu menstruación
Por mi parte creo que una de las muchas reticencias de implantar formación a jóvenes y menores viene por parte de las familias y por parte de los propios profesores y profesoras porque se piensa que se les va a hablar de sexo. Se piensa muchas veces que la educación sexual es follología, cómo follar, cómo tener encuentros sexuales; y la educación sexual no es eso, la educación sexual pues es hablar de consentimiento, por ejemplo, como he dicho pero en función de la edad de la persona. Por ejemplo, quizá conoces esto de mi cuerpo es mío, tu cuerpo es tuyo; es consentimiento y que tu cuerpo no debe ser tocado por otras personas. También la autonomía corporal, pues esto se aplica a menores. También se habla de autoestima, que es uno de los principales problemas en cualquier persona, adulta o menor, para afrontar su vida sexual. La educación sexual que se debería implantar no es específicamente hablar de sexo como tal, sino que es hablar de autoconocimiento del cuerpo, de los genitales, conocer tu menstruación. En edades un poquito más avanzadas pues sí que se habla ya de ITS, pero va progresivo según la edad del alumnado.
¿Cuando crees que es una edad óptima para empezar a hablar de este tipo de cosas?
Yo diría que todos los profesionales de la educación sexual o de sexología consideramos que la etapa inicial puede ser a los 3-4 años, cuando empiezan en la escuela, pero esto no es, reitero, porque les vayamos a hablar de sexo como tal, de lo que entendemos como sexo, sino porque se empieza a hablar de todas esas cosas, de lo que es lo medio corporal, de la publicación, todo esto.
De hecho, lo que hay que tener en cuenta es que educación sexual estamos haciendo siempre, aunque no hablemos explícitamente de sexo. Los niños y las niñas reciben educación sexual desde el momento en el que nacen, incluso antes. Por ejemplo, cuando percibimos un género de una forma determinada por el hecho de que tengan pene o vagina, pues eso ya está marcando una perspectiva de la sexualidad y están recibiendo desde muy pequeñitas y pequeñitos ideas sobre el sexo, sobre la sexualidad, sobre el género, sobre un montón de cosas alrededor de la sexualidad.
Entonces, lo mejor es empezar lo antes posible. De hecho, lo que ocurre actualmente es que los programas de educación sexual se realizan muy tarde y muy poco. Por ejemplo, la primera edad de acceso a la pornografía en España está situada en los 8 años, o sea, que tampoco podemos ir mucho más tarde.
Antes de entrar en el tema de la pornografía ¿de dónde sale este tabú alrededor de la sexualidad?
Es principalmente por la Iglesia católica o por la religión cristiana que lo ha asociado siempre al tabú, al pecado. Otras religiones como la hinduista no tienen esta perspectiva de sexualidad tan asociada a algo negativo. Ellos tienen el Kama Sutra desde hace miles de años. Sin embargo, nuestra religión ha connotado negativamente como pecaminosa cualquier actividad sexual. La religión es una forma de control social, de control político, o sea, la religión es política. No es que se haya hablado mal del sexo, sino que se ha obligado a tener una forma de experimentar la sexualidad, que es heterosexual, que está centrada en la reproducción y que por tanto es androcentrista, que no se preocupa por los placeres y por el disfrute de las personas. Hay una educación sexual dirigida para que vayas en esa dirección.
Y hasta hace 50 años teníamos un dictadura que estaba asociada a la iglesia católica estrechamente y se hicieron leyes que prohibieron la homosexualidad, que hablaba de conductas que eran promiscuas ¿no? Todas estas cosas. O, incluso, la falta de libertad de las mujeres, que hasta el 81 no pudieron tener una cuenta bancaria sin control del marido. Todo esto es muy reciente y nuestras abuelas y nuestros abuelos han venido educados en este paradigma; y nuestros padres y madres también. yo diría que estas serían las causas fundamentales.
Saltamos de esto a una situación mediada por redes sociales y un acceso a la pornografía. Dispositivos móviles y una cierta falta de control parental de este acceso. Llevamos meses hablando de la posibilidad de controlar el acceso por edad a según qué páginas. ¿Cuál es tu postura al respecto del debate?
Es un debate muy complejo y es difícil poner soluciones. Poner puertas al campo. En Inglaterra lo estamos viendo: ya han hecho estas leyes del, ¿cómo se llama?, el pajaporte, ¿no?, que se le ha llamado. La gente accede a la deep web o utiliza VPN para acceder desde otros países y poder consumir pornografía. Es muy difícil vallar Internet.
Para mí el problema no es la pornografía per se, sino que no estamos haciendo nada de educación sexual
Internet esta teniendo un impacto muy grande en la perspectiva que tenemos de nuestra sexualidad. Por ejemplo, los jóvenes en los estudios y en las entrevistas que se les hacen dicen que creen que les está afectando, por ejemplo, en el tipo de fantasías sexuales que tienen, porque la pornografía se ha radicalizado durante los últimos años para ser de mayor impacto, para atraernos más. También les afecta en la perspectiva del consentimiento, en la falta de uso del preservativo. La pornografía, si es consumida desde muy pequeños y muy pequeñas, tiene un impacto en nuestra perspectiva de la sexualidad, como es normal. Al final, si toda tu educación sobre relaciones románticas te la diera Disney tendrías una perspectiva muy concreta de las relaciones afectivas y en el caso de la sexualidad pasa lo mismo. Para mí el problema no es la pornografía per se, sino que no estamos haciendo nada de educación sexual.
Ahí tenemos el problema y esto es lo que se está diciendo desde muchos sectores, que si tú no educas a tus hijos y a tus hijas en sexualidad, lo va a hacer la pornografía. Estamos centrando el debate, como siempre, en el paracaidismo, que es lo que se hace en España, resolver el problema cuando ya lo tenemos, es decir, vamos a censurar la pornografía. Pero no estamos yendo a la raíz, no estamos haciendo absolutamente nada para que los menores reciban educación sexual.
Otro tema relevante es que estamos hablando siempre de los y las jóvenes, de los menores, las adolescencias, de lo malo que es que estén todo el día en Internet y todo esto. Parece que es una crisis brutal la de la adolescencia, que mi perspectiva es mucho más positiva. No pensamos en la educación sexual que hemos recibido nosotros las adultas, ni en lo que sabemos nosotros sobre sexualidad, desde qué lados nos estamos formando o si nos hemos preocupado por el consumo de pornografía que tenemos, porque la realidad es que la mayoría de las personas adultas consumen pornografía. ¿Qué impacto tiene eso en ti? Piensas mucho en el impacto que tiene en tus hijos, pero no en el que tiene en ti como madre, como padre, o como profesor, profesora. Entonces, para mí, el debate no se está centrando en los puntos que son fundamentales sobre este problema social.

¿Cuál es tu perspectiva sobre la adolescencia?
Pues mira, hay una frase de Aristóteles que a mí me encanta. En algún momento dijo los jóvenes son unos vagos y van a acabar con el nuestro futuro y el futuro de la juventud es terrible . Lo dijo hace dos mil años y estamos haciendo lo mismo. Es representativo de que, cuando miramos hacia la juventud, la miramos desde una perspectiva adultocéntrica, es decir, pensando que nosotros como adultos somos mejores, que sabemos qué es lo que está bien y lo que está mal, y que las personas jóvenes siempre vienen a explicar peor los problemas sociales o a ser menos inteligentes, menos razonables, menos críticas que nosotras, las personas adultas. Siempre hay como esa mirada adultocéntrica pensando, con cierta, prepotencia hacia la juventud.
Yo no creo que sea así. Por ejemplo, las personas jóvenes son las que menos consumen alcohol y otras drogas en relación a otras generaciones. La generación Z es la que menos consume, es la generación más activista, la que tiene mayor conciencia de los problemas sociales, la que más acude a manifestaciones, la que más lee, es una generación súper interesante, la generación Z. Y sí, es verdad que han nacido con los móviles de la mano, es verdad que han nacido con la pornografía muy cerca, eso es responsabilidad de las adultas, no es responsabilidad de ellos ni de ellas.
Los y las jóvenes han nacido con los móviles de la mano, es verdad que han nacido con la pornografía muy cerca, pero eso es responsabilidad de las adultas
Cuando siempre hablamos de las pantallas, no nos preocupamos de qué adicción tienen personas adultas. Si tú miras a cualquier boomer o a cualquier persona de 60 años está enganchadísima a Facebook y al Candy Crush.
En función de la generación tenemos unas adicciones u otras, pero tenemos los mismos problemas. No soy tan catastrofista y creo que es una generación que puede, que es verdad que se va a enfrentar a muchos problemas por estos contextos pero que también estamos hablando de cosas que son muy novedosas y que todavía nos ha costado mucho regularlas: la IA, las pantallas, las redes sociales… lo que falta es regulación pero porque es algo muy novedoso.
Entre los casos de chavales usando la IA para generar imágenes pornográficas con fotos de sus compañeras, la radicalización de la pornografía y, ademas, el aumento de los contagios de ITS (infecciones de transmisión sexual) en los últimos años en población cada vez más joven, parece que hay unos mínimos que han desaparecido del debate. Un mínimo respecto y hasta el uso de métodos anticonceptivos. ¿Qué no estamos haciendo?
Yo siempre traigo la misma idea, ¿qué estamos haciendo para evitarlo? No, no hay ningún tipo de programa de educación sexual, las últimas leyes educativas no han integrado a la educación sexual transversal. No estamos haciendo nada para evitar eso, estamos haciendo muchos titulares alarmistas, porque es verdad que hay un alarma, por ejemplo, con la gonorrea, las clamidias y los triconomas que están creciendo muchísimo, no solo personas jóvenes, pero también.
Hace años de la campaña de “Póntelo, pónselo” y había todos esos eslóganes centrados en educación sexual y dirigidos al gran público a través de televisión. Ahora ¿hay alguna campaña en esta línea? No hay nada ni tampoco hay nada en las escuelas, ni se está haciendo educación sexual para padres. No nos estamos responsabilizando, la política no se está responsabilizando.
La educación sexual sobre las ITS no puede estar basada en el miedo, tiene que estar basada en el conocimiento
En relación a las campañas de los 80 tenían mucho que ver con lo que pasó con el VIH. Considero que lo que también ha sucedido es que hemos centrado en la cuestión de las ITS en el miedo. La educación sexual hacia las ITS se ha dirigido hacia el “ten cuidado que vas a pillar SIDA y te vas a morir o vas a pillar unos hongos y se te va a caer el pene”. Pero cuando se le pierde el miedo, ya no nos responsabilizamos.
Ahora le hemos perdido el miedo a las ITS, lo cual es fantástico porque significa que tenemos tratamientos y formas de prevención para que no desarrollemos enfermedades, pero ya nos estamos responsabilizando. La educación sexual sobre las ITS no puede estar basada en el miedo, tiene que estar basada en el conocimiento sobre cuáles son los riesgos y a partir de ahí desarrollar estrategias para la prevención.
Tú haces un importante trabajo de divulgación sobre educación sexual en redes sociales. Tenemos esta doble dificultad con ellas, que hay gente como tú haciendo una divulgación muy interesante y muy a la mano, y al mismo tiempo, una hipersexualización de los cuerpos, principalmente de las mujeres. ¿Qué capacidad tenéis quienes divulgáis sobre sexualidad para contrarrestar todo lo demás?
Es muy interesante, sí que por un lado están las personas que hacemos con este ciberactivismo, que estamos tratando de ofrecer esa educación que no se está realizando; yo me dirijo a personas adultas principalmente, pero al final mi contenido lo puede consumir y es útil para cualquier persona, independientemente de la edad. Estamos buscando contrarrestar esa ausencia de información y lo hacemos en un contexto muy difícil porque en redes sociales se te valida y se te permiten actitudes que son súper nocivas, por ejemplo, la explotación de cuerpos o, incluso, la defensa de hacerte modificaciones corporales a cualquier edad; niñas haciéndose rutinas de skincare con 5 años… Todo eso, Instagram y cualquier red social no lo censura pero, ahora, digo la palabra sexualidad y ya tengo que meter 200 pitidos y censuras. Estamos en un contexto que es muy adverso para hacer este trabajo, aunque igualmente defiendo que lo hagamos.
Mi objetivo es como reapropiarme de esa red social, aunque esa red social no quiere que yo esté
La psicóloga @lapsicowoman (es una ídola) en su cuenta hace educación sexual en adolescencias y ella, una de las cosas que defiende, con la que estoy muy de acuerdo, es que cuando hacemos educación sexual, las personas adultas, en general estamos diciendo: “No, cuidado con las pantallas, con las redes sociales, es todo terrible…”, pero no les estamos dando ninguna alternativa. Le estamos diciendo: “TikTok es malo, no lo consumas” sin dar alternativas. De alguna manera, mi objetivo es como reapropiarme de esa red social, aunque esa red social no quiere que yo esté porque no le interesa, no le beneficia, porque no quiere que la gente hable de sexo. Pero yo me reapropio y lo hago de la forma que puedo para que no me censuren la cuenta, pero para ofrecer esa alternativa, porque sé que con un vídeo igual puedo alcanzar, yo qué sé, 100.000 personas y con una charla ?¿cuantas personas puedes alcanzar? Como he dicho, en un contexto donde la educación sexual es paracaidista, llega a muy pocas escuelas o ni llega a las personas adultas, esto es esa pequeña aportación que podemos hacer.
Me decías al principio de la entrevista que si quería me podías recomendar algunas cuentas o algunas personas. Si pudieras hacerme este favor.
La que te he mencionado ahora, lapsicowoman, Isabel Duque. Es una pasada, el principal referente que hay aquí en España sobre educación sexual. Me gusta mucho el enfoque que tiene, muy cercano y muy poco adultocéntrico, que busca ser accesible para ellos y hablarles de tú a tú.
Luego me gustaría recomendarte a Iván Gómez, ivan_gombel. Es muy interesante porque está muy centrado en temas de LGBT y masculinidades. Creo que es muy interesante tratar estos temas.
También hay un grupo que se llama Brothers que es una cosa muy chula. Están haciendo una cosa que es muy guay que es hablarle a los hombres directamente siendo hombres, específicamente.
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Periodista especializado en educación. Director de El Diario de la Educación. Antes en Periódico Escuela