Fuentes: Rebelión
Empuñando pistolas como si estuviera aún en el antiguo oeste americano, el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con imponer aranceles comerciales de 100 % a los productos de los países miembros del BRICS si el grupo decide abandonar el uso del dólar en sus transacciones.
Con toda la prepotencia que le ha caracterizado, Trump en su cuenta Truth Social, anunció que «La idea de que los países BRICS estén tratando de alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos mirando, se acabó. Requerimos el compromiso de estos países de que no crearán una nueva moneda BRICS ni respaldarán ninguna otra moneda para reemplazar al poderoso dólar estadounidense».
De lo contrario, agregó, «sus miembros enfrentarán aranceles del 100 % y deberán decir adiós a las ventas en la maravillosa economía estadounidense»
Al comentar las amenazas de Trump, el presidente de Rusia, Vladimir Putin significó que «muchas cosas han cambiado durante los cuatro años en que estuvo fuera de la Casa Blanca y las autoridades estadounidenses hicieron por sí mismas mucho para socavar el dólar como reserva mundial al imponer numerosas sanciones».
Añadió que «ante todo lo hicieron con sus propias manos usando el dólar como herramienta en la lucha política o tal vez armada».
La real situación es que Washington tiembla porque se da cuenta que el poderío que ha ejercido durante décadas con la imposición del dólar en los intercambios comerciales se está resquebrajando.
La respuesta se puede buscar en dos recientes noticias: el impulso de los miembros del BRICS para realizar sus transacciones con monedas nacionales y la cesación por parte de Arabia Saudita del acuerdo denominado petrodólar.
Estados Unidos ha mantenido un control casi total sobre el comercio internacional desde la reunión de Bretton Woods (New Hampshire) en 1944 cuando logró imponer su hegemonía financiera al establecerse al dólar como moneda de reserva mundial y en 1973 reforzó ese cerco al conseguir que Arabia Saudita aceptara vender sus abundantes exportaciones de petróleo en dólares e invirtiera los beneficios obtenidos en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense.
En 1975, mediante presiones y extorsiones, Washington consiguió que los entonces 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordaran vender crudo en billetes verdes a la par que los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa moneda para comprar combustible y así nació el llamado petrodólar.
Desde entonces los países estaban obligados a tener dólares para adquirir petróleo lo cual facilita la demanda de dólares en la adquisición de otros bienes, mientras permite a Washington financiar su enorme deuda pública.
Con turbación y desasosiego Estados Unidos y los países capitalistas desarrollados observan como constantemente naciones de diversos continentes se unen al BRICS o presentan solicitudes para integrarse al Grupo.
Con la ampliación del BRICS+ a partir de 2024 sus participantes representan ya el 46 % de la población del planeta; el 37,6 % del PIB; 38,3 % de la elaboración industrial y el 70 % de la producción de petróleo, elementos fundamentales para la búsqueda de un mejor equilibrio en el orden internacional.
Los BRICS+ se han enfocado en buscar soluciones para ir eliminando el uso del dólar en sus transacciones lo cual representa una forma de disminuir la hegemonía político-económica que Estados Unidos ha mantenido durante muchos años en la arena internacional. En esta medida han tenido mucho que ver las arbitrarias “sanciones” que Washington ha utilizado contra numerosas naciones del orbe.
El vicepresidente de la Duma rusa (Parlamento) estatal, Alexander Babakov dijo que la agenda financiera de los BRICS, similar al Swift, tiene como principal iniciativa la construcción de una nueva realidad económica que resuelva un sistema de mensajería financiera propios para el Grupo que compensen las transacciones de las contrapartes de sus miembros y el papel relacionado con los bancos.
De esa forma, el BRICS puede crear un nuevo sistema de pagos sin incorporar el dólar y utilizar sus monedas locales para las liquidaciones comerciales, lo que brindará un apalancamiento a esa alianza integrada actualmente por diez naciones,(Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía).
Si Trump insiste en aplicar elevados aranceles a los países que desestimen el uso del billete verde, por carácter transitivo se incrementarán los precios de numerosas mercancías en Estados Unidos con la consecuente inflación pues innumerables productos procedentes de esos países hoy inundan ese mercado norteamericano.
La puja del futuro presidente de la Casa Blanca por mantener el imperio del dólar puede costarle más caro a la economía de Washington que padece una deuda externa de 31 billones de dólares, la más grande del mundo.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
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