SUPERMERCADOS: GUÍA RÁPIDA PARA IMPEDIR QUE TE ROBEN O MANIPULEN

Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

«¿Conoces cómo te manipulan los supermercados para que gastes más? ¿Sabes qué esconde la gran distribución detrás de sus «ofertas irresistibles»? Entérate de cómo la globalización ha cambiado lo que comemos y cómo lo compramos

Los supermercados nos ofrecen miles de productos, pero ¿tomamos las decisiones de compra con entera libertad? Detrás de cada estante, en cada pasillo de un gran Super hay una estrategia . Ponte al corriente de en qué consisten ¿Sabías que es tan solo una minoría reducidísima la que controlan casi todo lo que compras? ¿Conoces los métodos utilizados por esas grandes cadenas para indicarte lo que debes poner en tu carrito? Tienes ante tí una amplia guía, una herramienta, elaborada por el «Equipo de Investigación» de Canarias Semanal para que puedas defenderte ante las estratagemas y trampas de las grandes cadenas de supermercados.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN DE CANARIAS SEMANAL.ORG.-


    Cuando entramos a un supermercado  estamos plenamente convencidos de que vamos a tomar decisiones conscientes sobre qué comprar, qué elegir…  Pero la realidad es muy diferente.

     Las grandes corporaciones que controlan la mayoría de los supermercados han perfeccionado sus tácticas para influir en nuestras decisiones de compra, manipulando nuestros hábitos sin que lo notemos. Cada descuento llamativo, cada estante cuidadosamente organizado y cada oferta irresistible forman parte de una estrategia muy bien pensada para que gastemos más y compremos productos que, en muchos casos, no necesitamos.

     Este artículo es una guía diseñada para ponerte en alerta frente a las emboscadas que estas grandes cadenas nos tienden en cada pasillo. Queremos que comprendas cómo utilizan el marketing, la publicidad y la disposición de los productos para controlar lo que consumimos y que tomes conciencia de cuál es su verdadero objetivo: maximizar sus ganancias a costa de tu bolsillo y, muchas veces, de tu salud.


  Analizaremos, además, la naturaleza capitalista de estas entidades, que priorizan sus márgenes de beneficio por encima de cualquier otra consideración ética, medioambiental o social.

   1. ¿Cómo han logrado cambiar los supermercados la forma en que compramos y comemos?

      Los supermercados han transformado completamente no solo nuestra forma de comprar, sino también de comer. Antes, solíamos ir a pequeñas tiendas de barrio donde el comerciante conocía lo que necesitábamos, pero ahora, en los grandes supermercados, somos nosotros quienes recorremos los pasillos y elegimos lo que queremos comprar. Este cambio nos ha dado una sensación de libertad, pero también ha provocado que cada vez dependamos más de lo que los supermercados deciden ofrecernos. Los productos que encontramos allí han sido seleccionados por ellos, y muchas veces son los mismos, solo con diferentes marcas, lo que limita realmente nuestra capacidad de elegir.

    Además, los supermercados han desplazado a los pequeños comercios, a las pequeñas «tienditas» o «ventas», tal y como las llamaban los canarios.

     Eso no solo ha afectado a nuestras compras, sino también a la vida de los barrios, ya que esas tiendas formaban parte importante de la comunidad barrial. Al final, este nuevo modelo nos hace más dependientes de lo que una pequeña cantidad de grandes empresas deciden vendernos, cambiando nuestras decisiones de compra y aquello que consumimos día a día.

 
   2. ¿Por qué los supermercados tienen tanto poder en la economía?

      Los supermercados tienen tanto poder porque controlan gran parte de lo que compramos. Solo unas pocas empresas dominan el mercado y deciden qué productos llegan a las tiendas y a qué precio los compramos. Esto les da una enorme influencia sobre la economía, ya que pueden negociar precios con los productores, y muchas veces, los pequeños agricultores o fabricantes no tienen otra opción más que aceptar lo que los supermercados les ofrecen.

     Además, los supermercados ganan mucho dinero sin tener que producir nada, porque su negocio está en la distribución, es decir, en ser el intermediario entre el productor y el consumidor. Al controlar esta parte del proceso, se quedan con una parte muy grande del dinero que pagamos por los productos, dejando poco para quienes realmente los fabrican o cultivan. Esta concentración de poder en pocas manos les permite decidir, en gran medida, lo que consumimos y cómo lo hacemos.


     3. ¿Tienen las grandes cadenas de supermercados conexión con la economía local? ¿Por qué en Canarias no compran los productos del archipiélago? ¿Cómo puede afectar esto a la economía de las Islas?

      En general, las grandes cadenas de supermercados suelen tener muy poca conexión con la economía local. Prefieren comprar productos de grandes proveedores internacionales que les ofrecen precios más bajos gracias a la producción masiva y la externalización de costos. Esto hace que, en muchos casos, los productos locales queden fuera de los estantes de los supermercados.

     En el caso de Canarias, las grandes cadenas suelen preferir traer productos del exterior porque les resulta más barato importar que comprar a los agricultores o productores locales. Aunque esto es muy ventajoso para los supermercados, afecta gravemente a la economía local. Cuando no se compran productos del Archipiélago, los agricultores y fabricantes canarios pierden su fuente de ingresos, y muchas veces se ven obligados a cerrar sus negocios o reducir su producción.

      Además, esto aumenta la dependencia de las Islas en la importación de productos, lo que también impacta en los precios para los consumidores. Si los productos locales no tienen salida, no solo se pierde empleo en el sector agrícola, sino que también se debilita toda la economía regional, generando una cadena de consecuencias negativas para la comunidad.

 
 
     4. ¿Es verdad que hay muchas marcas diferentes en los supermercados o solo lo parece? ¿Cuál es el objetivo encubierto de esa variedad?

   Aunque da la sensación de que los supermercados tienen una gran variedad de marcas, en realidad, la mayoría de ellas pertenecen a unas pocas grandes empresas. Estas multinacionales controlan muchas marcas diferentes, lo que crea la ilusión de que tenemos muchas opciones cuando, en realidad,  estamos comprando productos de las mismas compañías.

    El objetivo encubierto de esta «variedad» es hacer que el consumidor sienta que tiene muchas opciones y que está eligiendo libremente entre diferentes productos. Esta estrategia está diseñada para que los compradores no se den cuenta de que, al final, el dinero va a parar a las mismas grandes empresas. Esto también les permite controlar los precios y dominar el mercado, mientras aparentan ofrecer una competencia entre marcas que, en la práctica, no existe.


 
        5. ¿Cómo los supermercados evitan pagar los costos reales de los productos que venden?

      Los supermercados tienen varias formas de evitar pagar los costos reales de los productos que venden. Una de las estrategias más comunes es presionar a los productores para que vendan a precios muy bajos. Como los supermercados compran en grandes cantidades, tienen mucho poder para negociar, y a menudo los agricultores o fabricantes no tienen más opción que aceptar esos precios, aunque apenas cubran los costos de producción.

    Además, los supermercados suelen externalizar los costos. Eso significa que no asumen las consecuencias sociales y medioambientales de los productos que venden. Por ejemplo, muchas frutas y verduras que encontramos en los supermercados vienen de países donde los trabajadores son superexplotados, ganando salarios miserables y trabajando en condiciones inhumanas, como ocurre con el cultivo de fresas en Marruecos o el de tomates en Almería.

    Otro ejemplo es la fabricación de ropa: marcas de supermercados venden prendas baratas que han sido producidas en fábricas de Bangladesh, donde las normas de seguridad y los derechos laborales son mínimos. Estos supermercados se benefician de mano de obra barata condiciones de trabajo precarias, pero los verdaderos costos en salud, derechos humanos y medioambiente los pagan los trabajadores y las comunidades afectadas.

    Al mismo tiempo, la producción de estos productos tiene un enorme impacto ambiental. Los supermercados traen mercancías de miles de kilómetros, como pescado de Escocia que se envía a China para ser procesado y luego vuelve a Europa para ser vendido. Todo este transporte genera ingentes emisiones de carbono y otras formas de contaminación, pero las grandes cadenas no asumen esos costos medioambientales, que terminan afectando a todos.

 
   6. ¿Qué tipo de trabajos precarios están detrás de muchos de los productos que compramos?

     Detrás de muchos de los productos que encontramos en los supermercados hay trabajos en condiciones muy precarias. Por ejemplo, en el sector agrícola, especialmente en el cultivo de frutas y verduras, los trabajadores suelen estar mal pagados, con largas jornadas y pocas protecciones laborales. Un caso muy conocido es el de los jornaleros que trabajan en los invernaderos de Almería, España, donde muchas veces no tienen contratos legales y viven en condiciones muy difíciles.

      En otros sectores, como el textil, la situación es igual o peor. Muchas prendas de ropa que compramos son fabricadas en países como Bangladesh o Vietnam, donde los trabajadores, en su mayoría mujeres, ganan sueldos miserables y trabajan en fábricas con muy pocas medidas de seguridad. Un trágico ejemplo de esto fue el colapso del edificio Rana Plaza en 2013, en Bangladesh, donde murieron más de mil trabajadores que cosían ropa para marcas que encontramos en los supermercados de todo el mundo.

     Esta superexplotación laboral también ocurre en la pesca, donde muchas veces los pescadores trabajan en condiciones de semi-esclavitud, como se ha denunciado en algunas flotas que operan en el sudeste asiático. Estos trabajadores soportan jornadas interminables y sufren abusos, todo para que los supermercados puedan ofrecer productos a precios bajos sin asumir los verdaderos costos laborales.


7. ¿Qué relación tienen los supermercados con el daño al medioambiente?

     Los supermercados tienen una gran responsabilidad en los problemas ambientales que enfrentamos hoy. Al ser gigantes de la distribución, fomentan un modelo de producción y consumo que es muy dañino para el planeta. Por ejemplo, los productos que compramos en los supermercados muchas veces recorren miles de kilómetros antes de llegar a nuestras manos, lo que genera una enorme cantidad de emisiones de CO2 debido al transporte.

      Un caso típico es el de los productos pesqueros, como el bacalao escocés que se envía a China para ser procesado y luego se devuelve a Europa para la venta, lo que supone un desperdicio de recursos y una contaminación innecesaria.

     Además, el modelo de gran distribución que practican los supermercados favorece la producción masiva y el uso intensivo de agroquímicos, pesticidas y fertilizantes, lo que degrada los suelos, contamina el agua y afecta la biodiversidad. Esto se ve mucho en el cultivo de monocultivos como el aceite de palma o la soja, que se utilizan en muchos productos procesados. Estos cultivos destruyen bosques y hábitats naturales para dar paso a plantaciones gigantescas, contribuyendo a la deforestación y al cambio climático.

     También generan una gran cantidad de residuos, tanto de empaques plásticos como de productos que no se venden y se desechan, lo que agrava el problema de la basura y la contaminación del suelo y los océanos. En resumen, los supermercados impulsan un modelo insostenible que tiene efectos muy negativos sobre el medioambiente.


8. ¿Cómo nos manipulan los supermercados para que compremos más?

    Los supermercados tienen muchas formas de influir en nuestras decisiones de compra sin que nos demos cuenta. Una de las estrategias más comunes es la colocación de los productos en los estantes. Los artículos más caros o los que quieren vender más se colocan a la altura de los ojos, donde es más probable que los veamos y los elijamos. Mientras tanto, los productos más baratos o las marcas propias se suelen colocar en lugares menos accesibles.

     Otra táctica es el uso de ofertas y promociones llamativas. Nos bombardean con «2×1», descuentos o productos en oferta, haciéndonos sentir que estamos ahorrando cuando, en realidad, muchas veces compramos cosas que no necesitamos. También juegan con los tamaños de los envases, haciéndonos creer que estamos obteniendo más producto por menos dinero, cuando en realidad las cantidades a veces no son tan diferentes.

    La música, la iluminación e incluso el olor en algunas secciones están diseñados para hacernos sentir cómodos y pasar más tiempo dentro del supermercado. Mientras más tiempo estemos dentro, más probabilidades hay de que compremos cosas impulsivamente. Todos estos detalles están calculados para que compremos más de lo que realmente necesitamos, muchas veces sin que nos demos cuenta.


8. ¿Cómo nos manipulan los supermercados para que compremos más?

     Los supermercados utilizan muchas tácticas para influir en nuestras decisiones y lograr que compremos más de lo que necesitamos. Un truco común es la colocación estratégica de los productos:

– los artículos más rentables o de marcas conocidas se colocan a la altura de los ojos,

– mientras que los productos más baratos o las marcas menos conocidas están en los estantes inferiores o superiores, donde es menos probable que los veamos.

– En las zonas de cajas, también suelen colocar pequeños productos tentadores, como golosinas o artículos de última hora, aprovechando que estamos esperando y somos más propensos a hacer compras impulsivas.

   Otro ejemplo es el uso de ofertas que parecen irresistibles, como «2×1», «lleva 3 y paga 2», o grandes descuentos que a menudo nos hacen comprar más de lo que realmente necesitamos. Muchas veces, estas ofertas nos llevan a consumir productos que ni siquiera habíamos planeado comprar. Los precios psicológicos también son muy efectivos: un producto que cuesta 9,99 en lugar de 10,00 nos hace sentir que es más barato, aunque la diferencia es microscópica.

   Los supermercados también usan el diseño del espacio para manipularnos. Los productos básicos, como pan, leche o huevos, suelen estar al fondo del establecimiento, lo que nos obliga a recorrer todo el supermercado y ver otros productos en el camino. Así, es fácil caer en la tentación de añadir cosas al carrito que no estaban en nuestra lista.

   Además, recurren a música relajante y luces suaves que nos hacen sentir cómodos y nos invitan a pasar más tiempo dentro del supermercado. Incluso en algunas secciones, como la de panadería o frutas, suelen usar aromas agradables para estimular el apetito y hacernos comprar más comida. El tamaño de los carros de la compra también es una trampa: mientras más grande sea el carrito, más sentimos la necesidad de llenarlo, aunque no lo necesitemos.

   Todos estos detalles están cuidadosamente calculados para aumentar nuestras compras, sin que muchas veces nos demos cuenta de que estamos siendo manipulados.
 

9. ¿Hay otras formas de comprar fuera de los supermercados?

       Sí, existen alternativas a los supermercados que permiten un consumo más consciente y sostenible. Una de las opciones más comunes es comprar directamente a productores locales. Muchas ciudades y pueblos tienen mercados de agricultores o tiendas de barrio donde puedes encontrar productos frescos, muchas veces de mejor calidad y a precios justos. Comprar los productos locales no solo apoya a los pequeños productores, sino que también reduce la huella de carbono al evitar el transporte de larga distancia.

     Otra opción son los grupos de consumo, donde varias personas se agrupan para comprar directamente a los productores. Estos grupos suelen organizarse para adquirir alimentos producidos de forma sostenible y, al hacerlo de manera colectiva, pueden negociar mejores precios. Además, existen cooperativas de consumo que promueven un comercio justo y transparente, en las que los propios consumidores tienen voz y voto en cómo se gestionan las compras.

    En los últimos años, también ha crecido el uso de plataformas en línea que ofrecen productos ecológicos o de comercio justo, eliminando intermediarios y permitiendo que los pequeños productores lleguen directamente a los consumidores. Aunque estas opciones todavía no son tan comunes como los supermercados, están creciendo cada vez más, especialmente entre quienes buscan una forma de consumo más ética y sostenible.

    Resumiendo: sí es posible comprar fuera del sistema de supermercados, y muchas de estas alternativas ofrecen productos más frescos, justos y con menos impacto ambiental, además de apoyar a la economía local.

 
10. ¿Cómo ha cambiado la globalización lo que comemos y cómo lo compramos?

        La llamada “globalización” ha transformado radicalmente tanto lo que comemos como la forma en que compramos. Antes, la mayoría de los alimentos eran producidos localmente y se consumían según las estaciones del año. Hoy, debido a la “globalización”, podemos encontrar productos de todo el mundo en cualquier momento del año. Esto significa que, por ejemplo, podemos comprar frutas tropicales en pleno invierno o alimentos que provienen de miles de kilómetros de distancia, como manzanas de Chile o aguacates de México, sin importar dónde vivamos.

       Aunque esto parece ofrecer más variedad, también tiene enormes  y costosísimas desventajas. La globalización ha hecho que dependamos mucho de la importación de alimentos, lo que no solo afecta la frescura de los productos, sino que también incrementa el impacto ambiental por el transporte. Además, este modelo beneficia a las grandes multinacionales que controlan tanto la producción como la distribución de los alimentos, dejando fuera a los pequeños productores locales que no pueden competir en precio o en cantidad.

       Por otro lado, la “globalización” también ha promovido la homogeneización de la dieta. Muchas de las grandes cadenas de supermercados ofrecen los mismos productos en diferentes países, lo que ha llevado a que nuestras dietas se parezcan cada vez más, independientemente de las tradiciones localesAlimentos procesados y ultraprocesados, que a menudo contienen ingredientes producidos en masa como el maíz, la soja o el aceite de palma, han desplazado en gran medida a los alimentos frescos y locales.

    Estos cambios también han afectado nuestra salud, ya que muchos de los «alimentos globalizados» y procesados tienen menos nutrientes y contienen más grasas, azúcares y aditivos. Al final, la “globalización” ha cambiado lo que comemos, haciendo nuestras dietas menos variadas, más dependientes de la producción masiva y menos saludables.

https://canarias-semanal.org/art/35246/supermercados-guia-rapida-para-impedir-que-te-roben-o-manipulen
Nuestro periodismo es democrático e independiente . Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos tú también. Página informativa sobre eventos que ocurren en el mundo y sobre todo en nuestro país, ya que como dice nuestro editorial; creemos que todo no está perdido. Sabemos que esta democracia está presa sin posibilidad de salvarse aunque su agonía es lenta. Tenemos que empujar las puertas, son pesadas, por eso, necesitamos la cooperación de todos. Soñamos con una patria próspera y feliz, como idealizó el patricio Juan Pablo Duarte. necesitamos más que nunca vuestra cooperación. Haciendo clic AQUÍ ó en el botón rojo de arriba
Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Noticas Recientes

Opinión