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Nos venden la «guerra de los aranceles» como un «acto de patriotismo», pero ¿es realmente una batalla por la soberanía económica o una lucha entre gigantes del capital global?
Detrás de la retórica de «América Primero», la realidad es que la actual guerra comercial no busca mejorar las condiciones de vida de la gente común, Mientras algunas industrias manufactureras y energéticas se benefician, otras como la tecnológica y agrícola sufrirán las consecuencias de la confrontación. Pero los verdaderos perdedores de esta batalla no son las grandes corporaciones, sino los trabajadores, que tanto en los EEUU como en el resto de las economías capitalistas tendrán que afrontar despidos, aumento de precios y precarización laboral.
POR M. RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Desde hace décadas, las disputas comerciales han sido parte de la competencia global en la lucha sostenida por las diferentes potencias capitalistas por la hegemonía económica.
Sin embargo, la actual guerra de los aranceles que está impulsando el presidente estadounidense Donald Trump no consiste en un simple intento de proteger la economía de Estados Unidos, sino que es una lucha entre distintas fracciones del capital global por el control de los mercados. Más que una batalla entre países, se trata de un conflicto intercapitalista, en el que los grandes conglomerados económicos tratan de ampliar su poder a costa de otros sectores y, en última instancia, a expensas de la clase trabajadora.
En el discurso oficial, los gobiernos tratan de presentar las guerras comerciales como una forma de proteger el empleo y la producción nacional. Sin embargo, en la práctica, estas disputas no benefician al conjunto de la población, sino a ciertos sectores específicos del capital.
Las guerras comerciales son, en esencia, disputas entre diferentes grupos económicos dentro del capitalismo global. Grandes industrias, bancos y empresas transnacionales buscan asegurar su dominio y aumentar su rentabilidad, utilizando a los gobiernos como instrumentos idóneos de presión contra sus rivales.
Los aranceles se convierten en una herramienta dentro de esta lucha, no como un medio para fortalecer la soberanía económica de un país, sino como un mecanismo para favorecer a unas fracciones del capital sobre otras.
EL PAPEL DE LOS ARANCELES EN LA ACTUAL DISPUTA
Los aranceles de Trump no representan, ni mucho menos, una verdadera ruptura con la globalización, sino que son una estrategia para reconfigurar el comercio global en favor de sectores específicos del capital estadounidense.
Echemos un vistazo al listado de quiénes se verán beneficiados y quiénes perjudicados en esta guerra comercial recientemente desatada:
Los principales conflictos arancelarios en la historia reciente:
– Industria del acero y la manufactura → Los aranceles protegen a empresas estadounidenses que producen acero, aluminio y automóviles, evitando la competencia con productos más baratos de China y la Unión Europea.
– Sector energético → Las restricciones al comercio con Canadá y México favorecen a las empresas petroleras y gasíferas estadounidenses, asegurando el control sobre la producción y exportación de energía.
– Empresas con producción nacional → Algunas corporaciones pueden beneficiarse si los consumidores y empresas comienzan a comprar más productos fabricados dentro de EE.UU. en lugar de importaciones gravadas.
– Perdedores de la guerra de los aranceles
– Corporaciones tecnológicas y agrícolas → Empresas como Apple, Tesla o Microsoft, que dependen de la producción en China, ven los aranceles como una amenaza, ya que aumentan sus costos de fabricación. Los agricultores estadounidenses también se ven perjudicados cuando países como China imponen aranceles de represalia, reduciendo sus exportaciones.
– Consumidores y pequeñas empresas → Los aranceles encarecen los productos importados, lo que significa que la población paga más por bienes de consumo y las empresas enfrentan costos más altos para operar.
– Los trabajadores → Cuando una guerra comercial afecta a una empresa, esta traslada las pérdidas a sus empleados mediante despidos, recortes salariales o precarización laboral. Los grandes perdedores, pues, este tipo de batallas es, en la mayoría de los casos, la clase trabajadora.
Los aranceles, lejos de ser una herramienta de protección económica, son una forma de intervención estatal para favorecer a una fracción del capital a expensas de otras.
LOS PRINCIPALES CONFLICTOS ARANCELARIOS EN LA HISTORIA RECIENTE
Las guerras comerciales no son nuevas en la historia. A lo largo del primer cuarto del siglo en el que vivimos, hemos contemplado varias disputas arancelarias que han marcado a fuego la economía global. Un detallado análisis de las mismas nos permitirá no sólo diagnosticar sobre cuál es el sentido que estas han tenido, sino también quiénes han sido sus principales víctimas.
1. Guerra comercial entre EE.UU. y China (2018-2020)
Bajo el mandato de Trump, Estados Unidos impuso aranceles a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares, alegando robo de propiedad intelectual y competencia desleal. China, por su parte, respondió con aranceles a productos agrícolas estadounidenses, afectando a los agricultores.
La guerra comercial solo se redujo tras la firma del acuerdo de «Fase Uno» en 2020, aunque muchas tarifas quedaron en vigor.
2. Disputa comercial EE.UU.-Unión Europea (2018)
Estados Unidos impuso aranceles al acero y aluminio europeo, argumentando razones de seguridad nacional. La UE respondió con aranceles a productos emblemáticos de EE.UU., como motocicletas Harley-Davidson y whisky bourbon. Aunque hubo negociaciones, algunas tarifas permanecieron durante años.
3. Conflicto arancelario EE.UU.-México (2025)
Trump impuso un arancel del 25% a productos mexicanos, acusando al país de facilitar la entrada de migrantes y drogas. México respondió con represalias y fortaleció su seguridad fronteriza para negociar una reducción de los aranceles.
4. Disputa comercial EE.UU.-Canadá (2025)
Simultáneamente, Trump aplicó un arancel del 25% a productos canadienses, excluyendo un 10% para las importaciones energéticas. Canadá intentó contrarrestar esta medida negociando con EE.UU. y buscando contramedidas económicas.
5. Nueva tensión comercial EE.UU.-Unión Europea (2025)
Ante la amenaza de nuevos aranceles por parte de EE.UU., la UE comenzó a prepararse para posibles represalias y a fortalecer su política comercial para evitar pérdidas económicas.
Estas nos muestran que los aranceles no son una herramienta de desarrollo económico, sino un arma en la lucha entre distintas fracciones del capital global.
ENTONCES… ¿QUIENES SON LOS AUTÉNTICOS PERDEDORES DE ESTAS BATALLAS?
Aunque los discursos oficiales sugieren que los aranceles benefician a los trabajadores y a la economía nacional, en realidad la clase trabajadora es la principal víctima de estas disputas. ¿Por qué?
– Subida de precios → Los consumidores pagan más por bienes importados.
– Pérdida de empleos → Empresas afectadas por la guerra comercial despiden trabajadores o reducen salarios.
– Inestabilidad económica → Las empresas que dependen del comercio internacional sufren incertidumbre, lo que afecta la inversión y la creación de empleo.
– Distracción política → La guerra de los aranceles sirve para desviar la atención de problemas estructurales como la desigualdad, la precarización laboral y la concentración de la riqueza.
Mientras las grandes corporaciones buscan maximizar sus beneficios, los trabajadores terminan pagando los costos de una guerra comercial que no está diseñada para protegerlos.
¿QUÉ ES LO QUE HAY DETRÁS DE LA ACTUAL «GUERRA ARANCELARIA «?
La batalla arancelaria de Trump no es una lucha por la independencia económica ni por la defensa del trabajador estadounidense. Es, en realidad, una expresión de la crisis del capitalismo global, donde distintas fracciones del capital buscan asegurarse el control del mercado.
Los gobiernos, lejos de ser actores neutrales, utilizan políticas arancelarias para favorecer a determinados sectores empresariales, sacrificando a otros en el proceso. Mientras tanto, los trabajadores ven cómo sus empleos y su poder adquisitivo se deterioran en nombre de una guerra que no los representa.
En este contexto, es fundamental comprender que la guerra comercial no es una batalla entre naciones, sino una pugna entre las élites económicas por el control de los recursos y el comercio global.
Por todas las razones que hemos aducido, no debemos dejarnos engañar por discursos nacionalistas tras los que se esconde la verdadera naturaleza de estas disputas: la guerra intercapitalista en la que los trabajadores terminan siendo invariablemente sus principales víctimas.
Fuentes consultadas:
– «Trump tariffs push Wall Street down, dollar up»
Un analisis sobre cómo los aranceles de Trump han afectado a Wall Street, Reuters, 3 de febrero de 2025
– «Trump says Americans could feel ‘pain’ in trade war with Mexico, Canada, China» Reuters,
– «Analysis: Is China prepared to turn Trump’s tariffs into a trade war?» CNN, 2025
– «What are tariffs and will prices rise?» BBC, 3 de febrero de 2025
– «La guerra comercial de Donald Trump es imposible de ganar
– Un análisis de Dominik A. Leusde
Jacobin América Latina, 2 de febrero de 2025