LOS TRENES DE TENERIFE Y GRAN CANARIA O CÓMO DESPILFARRAR 3.800 MILLONES DE EUROS

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Intereses ocultos y falta de debate: ¿A quiénes benefician los trenes en Canarias?

Los proyectos ferroviarios en Tenerife y Gran Canaria, reactivados por el Ministerio de Transportes de España, han vuelto a encender la polémica en las islas. Con costos multimillonarios, dudas sobre su viabilidad y voces críticas silenciadas, estos trenes son cuestionados como solución a la movilidad canaria. Organizaciones y expertos advierten que existen opciones de transporte más económicas y sostenibles para las islas.

POR CRISTÓBAL GARCÍA VERA, PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

       Desde hace más de una década, en Canarias se ha planteado la idea de construir líneas ferroviarias en las islas de Tenerife y Gran Canaria, con el supuesto objetivo de mejorar la movilidad y reducir la congestión en las carreteras.

   Estos proyectos, impulsados por los respectivos Cabildos insulares y respaldados por distintos Gobiernos autonómicos, han seguido adelante de forma relativamente silenciosa, ya que a la ciudadanía de las islas se le ha hurtado el debate público y transparente al que tiene derecho.

      En su lugar, los organismos promotores han lanzado campañas de propaganda a favor de estas infraestructuras, mientras que las voces críticas, algunas de ellas con estudios y argumentos sólidos en contra, han quedado relegadas o silenciadas.

     Aun así, el Ministerio de Transportes de España ha decidido ahora reactivar estas iniciativas a través de un convenio plurianual que permitirá acceder a fondos europeos, una noticia que vuelve a poner sobre la mesa los puntos de vista opuestos respecto a estos proyectos.

ORIGEN DE LOS PROYECTOS FERROVIARIOS EN CANARIAS

     Los primeros esbozos para construir un tren en Canarias surgieron a finales de los años 90, principalmente en Tenerife, y se consolidaron a inicios de los 2000. El objetivo inicial parecía estar claro: reducir la saturación del tráfico en las autopistas de ambas islas y mejorar la conexión entre las zonas metropolitanas y turísticas.

     Sin embargo, no fue hasta 2009 cuando los proyectos tomaron un impulso más concreto con la creación de la empresa pública Ferrocarriles de Gran Canaria y la promoción del Tren del Sur de Tenerife. Estas iniciativas surgieron bajo el argumento de que el tren podría ser una solución de transporte rápida y eficiente. Sin embargo, han quedado estancadas y, al día de hoy, su ejecución real aún es incierta.

UN COSTO MONUMENTAL PARA AMORTIZAR

      Uno de los principales puntos de crítica en torno a estos proyectos ha sido su exorbitante costo. La línea de Tenerife, que conectaría Santa Cruz con el sur de la isla, tiene un costo estimado que ronda los 2.200 millones de euros, mientras que el tren de Gran Canaria, diseñado para unir Las Palmas con el aeropuerto y el sur turístico, requiere una inversión cercana a los 1.600 millones de euros. La suma de ambos proyectos se traduce en una inversión de aproximadamente 3.800 millones de euros, una cifra monumental para las Islas Canarias, donde los fondos públicos son limitados y existen necesidades urgentes en sectores como la sanidad y la educación.

     A nivel económico, diversos analistas han advertido que el proyecto presenta grandes dudas sobre su capacidad para ser rentable. Antonio González Viéitez, catedrático en Economía Aplicada, ha señalado que la amortización de esta inversión es incierta, y ha cuestionado las cifras de demanda proyectadas por los promotores, quienes afirman que el tren de Tenerife podría mover hasta 67.000 pasajeros diarios, mientras que el de Gran Canaria alcanzaría los 48.000. Sin embargo, algunos expertos y opositores consideran que estas proyecciones no son realistas y que los trenes apenas lograrían atraer una fracción de esos usuarios, lo que haría prácticamente imposible recuperar la inversión mediante el flujo de pasajeros.

ALTERNATIVAS VIABLES OLVIDADAS

     Para los críticos del proyecto, entre quienes se encuentran grupos ecologistas como Ben Magec-Ecologistas en Acción, existen opciones de transporte público mucho más económicas y adaptadas a las características insulares que, además, podrían ponerse en marcha en plazos mucho más cortos. Las guaguas (autobuses), con una red reforzada de carriles exclusivos, ofrecen una alternativa de movilidad que podría mejorar el tránsito en ambas islas de forma más económica, sin el impacto territorial y ambiental del tren.

    Ben Magec ha defendido la idea de implementar carriles específicos para el transporte público y fomentar el uso de bicicletas y el transporte peatonal en lugar de recurrir a megaproyectos que solo desplazarían el problema del tráfico a otras zonas de las islas. Esta organización, junto con otras voces críticas, ha señalado que el tren implica una gran cantidad de expropiaciones que impactan en comunidades rurales y áreas de agricultura, amenazando el tejido económico y ambiental de las islas.

¿INTERESES OCULTOS TRAS UN PROYECTO FARAÓNICO?

   Expertos en desarrollo sostenible han apuntado que estos megaproyectos parecen responder más a intereses de grandes constructoras y fondos europeos que a las verdaderas necesidades de movilidad de la ciudadanía. La construcción de un tren implica una gran red de contratos, puestos administrativos y licitaciones que pueden beneficiar a sectores específicos de la economía.

     Los críticos sostienen que la presión para crear estos proyectos responde, en parte, a la obtención de financiamiento europeo que en otras circunstancias no llegaría a las islas y que, en lugar de destinarse a proyectos con impactos directos para la ciudadanía, se canaliza en obras faraónicas.

EL TESTIMONIO  DE QUIENES SE OPONEN

     Diversas voces de la sociedad canaria han señalado la falta de transparencia en torno a estos proyectos y la carencia de un debate real y abierto en la sociedad canaria.

    Desde Ben Magec-Ecologistas en Acción han declarado que:

   “El tren no es la solución para una verdadera movilidad sostenible en Canarias. Nos están imponiendo un proyecto que destruye territorio, endeuda a la población y favorece a unos pocos”.

      Además, este colectivo ecologista ha insistido en que los proyectos ferroviarios promueven un modelo de desarrollo insostenible, ajeno a las particularidades insulares y basado en la creación de infraestructuras costosas de difícil mantenimiento.

    Otra voces críticas denuncian la falta de espacios de consulta y participación ciudadana en torno a los trenes, un aspecto señalado por el economista González Viéitez, quien considera que la falta de estudios independientes y detallados para valorar la viabilidad del proyecto es una grave omisión en los procesos de planificación.

UNA ALTERNATIVA SOSTENIBLE PARA CANARIAS

   Los proyectos ferroviarios de Tenerife y Gran Canaria representan un desafío económico, ambiental y social que parece responder más a intereses empresariales y de inversión que a las necesidades de la población. Los altos costos de estos trenes, combinados con las dudas sobre su capacidad de satisfacer una demanda de pasajeros suficiente, convierten su viabilidad en un asunto cuestionable, especialmente cuando existen alternativas más accesibles, como los sistemas de guaguas con carriles exclusivos, que podrían mejorar la movilidad con un impacto mucho menor.

   Para muchos ciudadanos y organizaciones como Ben Magec, resulta imprescindible reorientar la inversión pública hacia un transporte sostenible que respete la realidad geográfica y social de las islas. Los proyectos ferroviarios, aunque presentados como una solución moderna y eficaz, plantean graves consecuencias en términos de gasto público, impacto ambiental y calidad de vida para la población.

     En vez de seguir con proyectos de gran escala, una movilidad sostenible y adaptada a las necesidades de la ciudadanía canaria exige un enfoque basado en soluciones simples y accesibles que prioricen el bienestar de la mayoría y no los intereses de unos pocos sectores privilegiados.

https://canarias-semanal.org/art/36681/los-trenes-de-tenerife-y-gran-canaria-o-como-despilfarrar-3800-millones-de-euros

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