LA BATALLA EUROPEA POR LOS AUTOMÓVILES ELÉCTRICOS: ¿UN PROLEGÓMENO MÁS DE LA PRÓXIMA CONFLAGRACIÓN MUNDIAL?

Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Lecciones del pasado: ¿Por qué las tensiones económicas capitalistas siempre terminan perjudicando a los trabajadores?

La reciente crisis de Northvolt, con el despido de 1.600 trabajadores, revela las profundas contradicciones del mercado de coches eléctricos en Europa. Aunque inicialmente la empresa sueca fue vista como una esperanza para competir con China en la producción de baterías, su colapso pone de manifiesto las tensiones entre potencias económicas y cómo, históricamente, estas batallas terminan golpeando a los trabajadores. ¿Será esto un prolegómeno de lo que se avecina?

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

     A lo largo de la historia, las tensiones económicas entre grandes potencias han demostrado que, cuando no se resuelven a través de negociaciones o acuerdos, pueden convertirse en el preludio de conflictos armados de gran envergadura.

    Aunque el capitalismo nos es presentado como un sistema dinámico que impulsa la competencia y el crecimiento, las contradicciones inherentes a este modelo de economía tienden a generar rivalidades económicas que, al no ser gestionadas, suelen escalar hacia enfrentamientos bélicos.

     Un claro ejemplo de este fenómeno se observa en el caso reciente de Northvolt, la empresa europea de baterías para coches eléctricos, cuyo destino refleja la repetición de patrones históricos.

    EL CASO NORTHVOLT: CONFLICTO ECONÓMICO EN LA INDUSTRIA DE LAS BATERÍAS

     Northvolt, una empresa sueca que prometía reducir la dependencia europea de las baterías chinas, ha enfrentado recientemente grandes dificultades que derivaron en el despido de 1.600 trabajadores, aproximadamente el 20% de su plantilla. Este evento refleja las tensiones comerciales entre Europa y China, donde la segunda ha logrado dominar la producción mundial de baterías a través de políticas estatales, mano de obra barata economías de escala. Este dominio chino ha generado una situación de dependencia crítica en Europa, cuyo mercado de coches eléctricos está estancado, agravando las tensiones dentro del propio sistema capitalista.

     A medida que la demanda de coches eléctricos disminuye, Europa, que esperaba posicionarse como un líder en la producción de baterías, se enfrenta a las dificultades inherentes a competir con la maquinaria industrial china.

   Esta situación genera una pregunta inevitable que la historia ya ha respondido en repetidas ocasiones: ¿qué es lo que sucede cuando las potencias económicas no pueden resolver sus disputas a través de medios pacíficos?

    PARENTESCO HISTÓRICO: TENSIONES ECONÓMICAS Y GUERRAS DEL SIGLO XX

    Las luchas económicas que hoy observamos en la industria de las baterías no son un fenómeno aislado. A lo largo del siglo XX, hemos sido testigos de cómo las tensiones comerciales entre potencias han escalado hasta convertirse en conflictos armados.

     Un ejemplo paradigmático es la emergencia de Japón como potencia industrial en las décadas de 1970 y 1980, cuando desafiaba el liderazgo económico de Estados Unidos en sectores clave como la producción automotriz y la tecnología. Japón, al igual que China hoy, desarrolló un modelo económico basado en la producción masiva y a bajo costo, superando a las empresas estadounidenses en calidad y precio. Sin embargo, cuando su burbuja económica estalló a finales de los 80, Japón quedó relegado, siendo superado por nuevas potencias emergentes, como Corea del Sur y la misma China. Este ciclo de expansión y posterior declive muestra las tensiones inherentes al capitalismo global, donde los intentos por controlar mercados estratégicos inevitablemente generan conflictos.

   El caso de Northvolt en la actualidad refleja un patrón similar: Europa intenta reducir su dependencia de China, pero se enfrenta a una economía interna que no puede sostener una competencia efectiva. Las economías de escala chinas, junto con sus políticas estatales, han permitido que sus empresas dominen el mercado, dejando a las firmas europeas en desventaja. Este tipo de tensiones económicas puede derivar en conflictos comerciales y, en algunos casos, en confrontaciones más serias.

EL CAPITALISMO GLOBAL Y LA DESLOCALIZACIÓN

       Un tema recurrente en las batallas económicas del siglo XX es la búsqueda de la producción más barata, lo cual ha impulsado a las grandes potencias a deslocalizar sus fábricas a países con menores costos laborales. En los años 90, Estados Unidos y Japón, que anteriormente habían sido beneficiados por el crecimiento industrial, comenzaron a trasladar sus fábricas a México, China y otros países en desarrollo en busca de mano de obra más barata. China, en particular, se ha beneficiado enormemente de esta tendencia, convirtiéndose en el «taller del mundo».

     En la actualidad, China no solo produce a bajo costo, sino que también está estableciendo fábricas en Europa, lo que multiplica las dificultades de empresas como Northvolt para competir. Esto genera un círculo vicioso en el que las empresas europeas pierden competitividad y los trabajadores sufren las consecuencias en forma de despidos masivos, como los ocurridos en Northvolt. En este contexto, es importante recordar que las luchas económicas por la supremacía de la producción rara vez se resuelven pacíficamente.

 

LA CRISIS DEL COCHE ELÉCTRICO: UN REFLEJO DE LAS CONTRADICCIONES DEL CAPITAL

     El caso de Northvolt también se inserta en una crisis más amplia del mercado europeo de coches eléctricos. A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea por incentivar una economía verde, la falta de infraestructura adecuada y los altos precios de los vehículos eléctricos han frenado su adopción masiva. Este estancamiento ha afectado directamente a los fabricantes de baterías, que, como Northvolt, han invertido enormes sumas de dinero en la producción, solo para encontrar una demanda insuficiente.

     Este fenómeno recuerda las crisis de sobreproducción que afectan al capitalismo a lo largo de la historia. Cuando la producción supera la demanda, las empresas no tienen más remedio que reducir su producción, lo que genera despidos y una mayor inestabilidad económica. El ciclo de expansión y contracción es una constante en la historia del capitalismo, y la situación actual del coche eléctrico en Europa es un ejemplo claro de estas dinámicas.

 

 

DE LA BATALLA ECONÓMICA A LA GUERRA: LECCIONES DE LA HISTORIA

    La historia nos muestra que las tensiones económicas no resueltas entre grandes potencias a menudo derivan en conflictos armados. Un ejemplo claro es la Primera Guerra Mundial, donde las tensiones comerciales y la competencia por los recursos entre las principales potencias europeas (Alemania, Gran Bretaña, Francia) fueron factores clave que contribuyeron al estallido del conflicto. La expansión colonial y la lucha por mercados globales crearon un entorno de rivalidad que culminó en una guerra devastadora.

     De manera similar, la Segunda Guerra Mundial estuvo marcada por tensiones económicas intensificadas por la Gran Depresión. Potencias como Alemania y Japón, desesperadas por expandir su control sobre recursos y mercados, recurrieron a la agresión militar, lo que finalmente llevó al mundo a otro conflicto global.

 UN CICLO REPETIDO

    El caso de Northvolt y la competencia entre Europa y China en la industria de las baterías no es más que un nuevo episodio en la historia de las tensiones comerciales entre grandes potencias. A lo largo del siglo XX, hemos visto cómo estas batallas económicas han escalado hacia conflictos armados, y las tensiones actuales no están exentas de ese mismo riesgo. Si las potencias no logran resolver sus disputas a través de medios diplomáticos o comerciales, el uso de la fuerza militar puede convertirse en el último recurso. Como también ha ocurrido en otros momentos la historia, solo la movilización social podría impedir que la codicia del capital nos arrastrara a un conflicto bélico. 

     Como sucediera en el curso de la I Guerra Mundial, una buena parte de las organizaciones sociales, partidos de izquierda y sindicatos se han adscrito a uno u otro lado de los contendientes, olvidando que los intereses en litigio son los de los grandes potentados de uno u otro signo, no los de la l mayoría de la sociedad.

    Si después de una conflagración atómica mundial todavía pudiéramos continuar contando la Historia de nuestra especie,   los sobrevivientes de esa hecatombe condenarán con furia, como sucediera en 1918, la memoria de aquellos líderes o referentes  sociales y políticos que pudiendo haberla evitado, torpemente la facilitaron y la hicieron posible. Claro que ya entonces de poco servirá.

Fuentes técnicas consultadas:

  • Cinco Días
  • Motorpasion

https://canarias-semanal.org/art/36813/guerra-de-mercados

Nuestro periodismo es democrático e independiente . Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos tú también. Página informativa sobre eventos que ocurren en el mundo y sobre todo en nuestro país, ya que como dice nuestro editorial; creemos que todo no está perdido. Sabemos que esta democracia está presa sin posibilidad de salvarse aunque su agonía es lenta. Tenemos que empujar las puertas, son pesadas, por eso, necesitamos la cooperación de todos. Soñamos con una patria próspera y feliz, como idealizó el patricio Juan Pablo Duarte. necesitamos más que nunca vuestra cooperación. Haciendo clic AQUÍ ó en el botón rojo de arriba
Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Noticas Recientes

Opinión