El gobierno de Estados Unidos ha impuesto sanciones a un tercio de los países del planeta, incluido el 60% de las naciones pobres. Esta guerra económica ha matado a millones de civiles en Irak, Cuba, Venezuela, Irán, Siria, etc., pero ahora está fragmentando el sistema financiero, mientras China y Rusia crean alternativas.
PorBen Norton
Publicado28/08/2024
Washington está librando una guerra económica mundial.
El gobierno de Estados Unidos ha impuesto sanciones a un tercio de todos los países del planeta, incluidos más del 60% de las naciones pobres, según un exhaustivo informe del Washington Post.
Estados Unidos tenía 15.373 sanciones activas en abril de 2024.
Ningún otro país se acerca ni remotamente a la cantidad de sanciones aplicadas por Estados Unidos. En segundo lugar se encuentra Suiza con 5.062 sanciones; seguida por la Unión Europea con 4.808; el Reino Unido con 4.360; Canadá con 4.292; y Australia con 3.023.
Naciones Unidas sólo tenía 875 sanciones activas en abril de 2024.
Para que las sanciones sean legales según el derecho internacional, deben ser aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto significa que la gran mayoría de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados occidentales son ilegales.
Las sanciones sin la aprobación de la ONU se conocen como “medidas coercitivas unilaterales” y las resoluciones de la Asamblea General de la ONU las han denunciado sistemáticamente como criminales .
Mapa de los países bajo sanciones de Estados Unidos (a agosto de 2024)
En su informe, el Washington Post reconoció que las sanciones ilegales de Estados Unidos han devastado las economías de países relativamente pequeños como Venezuela, Cuba, Siria e Irak.
Según el periódico, las sanciones estadounidenses a Venezuela “contribuyeron a una contracción económica aproximadamente tres veces mayor que la causada por la Gran Depresión en Estados Unidos” y tuvieron el efecto de “exacerbar uno de los peores colapsos económicos en tiempos de paz en la historia moderna”.
Un memorando desclasificado del Departamento de Estado de 1960 expone las intenciones sádicas de la política de sanciones estadounidense.
El documento abordó la popularidad del nuevo gobierno izquierdista de Fidel Castro en Cuba, tras una revolución contra un dictador de derecha apoyado por Estados Unidos en 1959. Concluyó a regañadientes que “la mayoría de los cubanos apoyan a Castro”.
“El único medio previsible de alejar el apoyo interno es el desencanto y el descontento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas”, afirma el memorando.
Altos funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. escribieron que (énfasis añadido):
Se deben tomar rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba . Si se adopta esa política, debe ser el resultado de una decisión positiva que exija una línea de acción que, aunque sea lo más hábil y discreta posible, haga los mayores avances posibles para negar dinero y suministros a Cuba, reducir los salarios monetarios y reales, provocar hambre, desesperación y derrocamiento del gobierno.
Un ex funcionario estadounidense que dirigió operaciones de cambio de régimen para tratar de derrocar al gobierno de Cuba admitió al Washington Post en su informe de 2024 que el “abuso de este sistema es ridículo”, y describió el plan de guerra económica estadounidense como un “sistema implacable, interminable, en el que hay que sancionar a todo el mundo y a su hermana, a veces literalmente”.
Algunos funcionarios del gobierno de Estados Unidos se burlan sádicamente de los países que intentan aplastar con sanciones.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos es el organismo que supervisa las sanciones. El exdirector de la OFAC, Adam Szubin, reescribió la letra de la exitosa canción de The Police “Every Little Thing She Does Is Magic” y en su lugar cantó “Every Little Thing We Do Is Sanctions” en una fiesta navideña en 2011, según el Washington Post.
Durante el intento de golpe de Estado de la administración de Donald Trump en Venezuela en 2019 , un alto funcionario estadounidense comparó con orgullo las asfixiantes sanciones de Washington con el agarre mortal del villano de Star Wars, Darth Vader .
Los economistas Mark Weisbrot y Jeffrey Sachs publicaron un trabajo de investigación que estimaba que las sanciones ilegales de Estados Unidos causaron la muerte de más de 40.000 venezolanos entre 2017 y 2018. Se trataba de una cifra conservadora.
El experto en derechos humanos Alfred de Zayas, quien anteriormente ocupó el cargo de experto independiente de la ONU sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo, estimó en 2020 que más de 100.000 venezolanos habían muerto debido a las sanciones estadounidenses .
Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irak en los años 90 causaron cientos de miles de muertes. En 1998, Denis Halliday, ex secretario general adjunto de la ONU que había sido coordinador humanitario de la ONU en Irak, renunció a su cargo en señal de protesta y calificó de “genocidas” las sanciones occidentales .
Halliday estimó en 1999 que las sanciones habían causado la muerte de entre un millón y un millón y medio de iraquíes. Advirtió que los gobiernos occidentales estaban “manteniendo un programa de sanciones económicas deliberado, matando a sabiendas a miles de iraquíes cada mes. Y esa definición encaja con el genocidio”.
Halliday hizo comentarios similares en una entrevista de 2021, afirmando: “ Matamos gente con sanciones . Las sanciones no son un sustituto de la guerra, son una forma de guerra”.
Nada de esto fue una sorpresa para Washington. Los funcionarios del gobierno norteamericano sabían en los años 90 que sus sanciones estaban matando a enormes cantidades de civiles iraquíes.
En una entrevista en el programa 60 Minutes de la CBS en 1996, el periodista Leslie Stahl le contó a la Secretaria de Estado de EE.UU. Madeleine Albright sobre informes de que “medio millón de niños han muerto” en Irak.
Stahl preguntó: “¿Vale la pena el precio?”. Albright inmediatamente justificó el asesinato en masa, insistiendo: “Creemos que el precio vale la pena”.
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En 2022, el principal experto de la ONU en sanciones dijo que las medidas coercitivas unilaterales que Occidente ha impuesto a países como Siria son “escandalosas”, advirtiendo que están “asfixiando” a millones de civiles y “pueden constituir crímenes contra la humanidad”.
En 2022 , un grupo de expertos de la ONU envió una carta al gobierno de Estados Unidos para solicitarle que levantara sus sanciones ilegales contra Irán. Los expertos en derechos humanos afirmaron que estas medidas coercitivas unilaterales tienen un “impacto negativo” en “el disfrute del derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible en la República Islámica de Irán y en el derecho a la salud y el derecho a la vida”.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, visitó Venezuela en 2023 y criticó las sanciones que Estados Unidos y Europa han impuesto ilegalmente a la nación sudamericana. El líder de derechos humanos de la ONU dijo que estas medidas coercitivas unilaterales deben levantarse y advirtió que “han exacerbado la crisis económica y obstaculizado los derechos humanos”.
En noviembre de 2023, la gran mayoría de los países del planeta votaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de condenar las medidas coercitivas unilaterales por violar los derechos humanos. Con 128 votos a favor y 54 en contra, la votación estuvo claramente dividida: las naciones ex colonizadas del Sur Global se opusieron a las sanciones, mientras que los colonizadores de Occidente las defendieron.
En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, las votaciones han sido muy similares . En abril de 2024, los países del Sur Global votaron para denunciar el “impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos”, mientras que Occidente volvió a defender el uso de sanciones ilegales.
Aunque las sanciones occidentales han causado graves daños económicos y sufrimiento humano extremo en países relativamente pequeños, es posible que hayan llegado a su límite.
Grandes países como China y Rusia han demostrado ser “demasiado grandes para ser sancionados”. Las sanciones occidentales no han logrado aplastar sus economías y, en cambio, han actuado como formas inversas de proteccionismo, alentando la industrialización por sustitución de importaciones y ayudando a China y Rusia a desarrollar sus propias tecnologías nacionales para volverse más autosuficientes.
Incluso algunos académicos occidentales de línea dura han reconocido que la guerra económica de Estados Unidos en Eurasia ha tenido un “efecto contraproducente” . Les preocupa que la hegemonía occidental esté en decadencia, ya que Pekín y Moscú, en alianza con el Sur Global, están desafiando el predominio del dólar y desarrollando alternativas al sistema financiero global controlado por Estados Unidos .
Fuente: Geopolicaleconomy.com
