EE.UU. VS. CHINA: UN CONFLICTO INTERIMPERIALISTA QUE ENTRA EN UNA PELIGROSA NUEVA FASE

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Las referencias históricas anuncian el desenlace fatal que podría tener este conflicto de intereses

La confrontación entre Estados Unidos y China por el control tecnológico y económico global no es un evento aislado, sino una repetición de las dinámicas históricas que han marcado las rivalidades entre potencias capitalistas. Desde la lucha entre Reino Unido y Alemania en el siglo XIX hasta el auge de nuevas potencias como China, los precedentes históricos nos ofrecen claves para entender el presente y anticipar el posible desenlace de este choque interimperialista.

POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

   La confrontación entre Estados Unidos y China, las dos mayores potencias capitalistas del mundo, continúa intensificándose en un escenario de contradicciones inherentes al sistema capitalista global.

    En esta ocasión, la escalada se manifiesta en la arena tecnológica, donde Estados Unidos ha prohibido la exportación de materiales cruciales para la fabricación de chips hacia China, bajo el pretexto de preocupaciones de seguridad nacional y posibles usos militares de estos componentes.

   En respuesta, China ha contraatacado prohibiendo la exportación de galio y germanio, materiales esenciales para la industria tecnológica estadounidense. Este intercambio de sanciones no solo ilustra la radicalización de su guerra comercial, sino que también se inserta en una lógica histórica de conflictos entre potencias capitalistas.

 

EL CONFLICTO ACTUAL: HEGEMONÍA TECNOLÓGICA EN DISPUTA

     La decisión de Estados Unidos de intensificar las restricciones tecnológicas contra China refleja su interés por mantener su hegemonía en sectores estratégicos. Desde el punto de vista de Washington, impedir que China acceda a materiales y tecnologías clave podría servir para frenar el crecimiento y las ambiciones tecnológicas del gigante asiático y, con ello, su capacidad para desafiar el liderazgo estadounidense en esta área.

   Este tipo de movimiento es perfectamente coherente con las acciones previas de Estados Unidos, como el bloqueo de empresas chinas como Huawei o TikTok, con excusas similares.

    Por su parte, China ha respondido utilizando sus propias armas económicas: los recursos estratégicos. El galio y el germanio, esenciales para la fabricación de semiconductores, paneles solares y dispositivos electrónicos avanzados, han sido colocados bajo una prohibición total de exportación a Estados Unidos. Este tipo de represalias económicas pone de manifiesto que, aunque China es aún una potencia imperial emergente, ya ha podido consolidar herramientas efectivas para presionar a la potencia dominante.

     Esta dinámica de ataque y contraataque en la esfera comercial y tecnológica es una expresión concreta de las tensiones más amplias entre ambas potencias, que no solo compiten por recursos y mercados, sino también por influencia política y militar en el escenario global.

 

CONFLICTOS ENTRE POTENCIAS CAPITALISTAS: UNA CONSTANTE HISTÓRICA

    A lo largo de los últimos dos siglos, los conflictos entre potencias capitalistas han sido frecuentes, especialmente cuando una potencia emergente desafía la hegemonía de una potencia hasta entonces dominante. Este tipo de rivalidades se ha desarrollado a través de guerras comerciales, conflictos diplomáticos y, en una buena parte de las ocasiones, de confrontaciones bélicas.

     Un ejemplo significativo se encuentra en la rivalidad entre el Reino Unido y Alemania a finales del siglo XIX y principios del XX. Durante ese periodo, Alemania experimentó un crecimiento industrial vertiginoso que comenzó a desafiar la supremacía económica británica. Como respuesta, el Reino Unido buscó proteger sus mercados mediante políticas comerciales restrictivas y alianzas diplomáticas.

     Esta rivalidad culminó en la catastrófica I Guerra Mundial, que terminaron pagando las clases trabajadoras de los respectivos países en confrontación, que nada tenían que ver con los intereses que se estaban disputando. 

LA DIFERENCIA ENTRE LA LLAMADA «GUERRA FRÍA» Y LA CONFRONTACIÓN ACTUAL

     Aunque la actual confrontación entre Estados Unidos y China pueda asemejarse a la Guerra Fría en términos de rivalidad geopolítica, existen diferencias fundamentales en su naturaleza. Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética no competía comercialmente con Estados Unidos ni con las potencias occidentales. A diferencia de China, cuya economía está profundamente integrada en el comercio global, la URSS desarrolló una economía planificada y autosuficiente, centrada en evitar dependencias económicas del exterior.

      Su modelo económico no trataba de dominar mercados internacionales, ni competir en sectores industriales o tecnológicos con Occidente.  Sin embargo, no necesitó de ello para llegar a convertirse en la segunda potencia mundial en un tiempo récord para un país que tan solo 15 años atrás conservaba muchos rasgos propios del modo de producción feudal. La «competencia«, si ese término fuera aceptable para definir a lo que nos estamos refiriendo, era de carácter  ideológico.

     El esfuerzo soviético se enfocó en su propio fortalecimiento interno, especialmente en sectores estratégicos como la industria pesada y la tecnología militar. Este desarrollo tenía como objetivo garantizar la supervivencia del proyecto revolucionario que habían iniciado en 1917, y resistir la presión del sistema capitalista global, más que competir con él en términos comerciales.

 EL IMPERIALISMO EMERGENTE: NUEVAS POTENCIAS Y NUEVAS REGLAS

  La historia muestra, igualmente, que las potencias imperiales  emergentes, una vez consolidadas, recurren a las mismas estrategias de imposición y dominación que en su momento enfrentaron. China, por ejemplo, tras décadas de crecimiento sostenido, ha comenzado a ejercer su influencia en regiones como África y Asia mediante inversiones masivas en infraestructuras, préstamos y acuerdos comerciales. Aunque estas acciones suelen presentarse como «cooperación económica», en una buena parte de los casos han generado dependencia económica y condiciones favorables para los intereses chinos, reproduciendo las dinámicas imperialistas tradicionales.

     Un caso reciente que ilustra esta dinámica es la llamada «Nueva Ruta de la Seda» de China, un proyecto que busca construir una red global de infraestructuras para conectar Asia, Europa y África. A través de este programa, China ha logrado establecerse como un actor clave en la economía global, pero también ha sido criticada por imponer condiciones que favorecen sus intereses a expensas de los países receptores.

     De manera similar, Estados Unidos, como potencia emergente a finales del siglo XIX, utilizó políticas como la «Doctrina Monroe» para establecer su influencia en América Latina y proteger sus intereses frente a la irrupción de las potencias europeas en el hemisferio suramericano.

     En ambos casos, se observa cómo las potencias emergentes, al consolidarse, replican las lógicas de dominación que inicialmente alegaban rechazar.

 

EL IMPERIALISMO CAPITALISTA, SEGÚN LENIN

    Para comprender estas dinámicas de conflicto y dominación, resulta imprescindible recurrir al análisis de Lenin sobre en qué consiste realmente la naturaleza del imperialismo capitalista.

     En su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin describe cómo, en la era capitalista avanzada, las grandes potencias buscan expandirse para asegurar mercados, recursos y zonas de influencia. Según Lenin, el imperialismo no es otra cosa que una consecuencia inevitable del sistema capitalista, ya que las grandes empresas y los monopolios, al dominar la economía nacional no solo necesitan expandirse a nivel internacional para mantener sus tasas de ganancia, sino también para poder sobrevivir.

    Lenin también señala que el imperialismo no solo es un fenómeno económico, sino también político y militar. Las potencias capitalistas no dudan en recurrir a la fuerza, las sanciones o las intervenciones militares para proteger sus intereses económicos cuando lo estiman necesario. 

    Esta descripción de Lenin es plenamente aplicable al conflicto actual entre Estados Unidos y China, donde la competencia tecnológica y comercial se combina con tensiones geopolíticas en escenarios como Taiwán o el Mar de China Meridional.

      El conflicto entre Estados Unidos y China por el control de los materiales y tecnologías estratégicas no es un fenómeno aislado, sino la continuación de una lógica histórica de enfrentamiento entre potencias capitalistas. Desde el Reino Unido y Alemania en el siglo XIX, hasta ahora los Estados Unidos China, estas rivalidades reflejan las contradicciones inherentes al sistema del capitalismo global.

    Al analizar este conflicto desde una perspectiva marxista, queda claro que las acciones de ambas potencias no buscan el bienestar general, sino la consolidación de su hegemonía económica y política. En este contexto, las represalias comerciales y tecnológicas no son más que una expresión concreta de una lucha mucho más amplia, que tiene como motor principal las dinámicas del capitalismo en su fase imperialista.

https://canarias-semanal.org/art/35622/eeuu-vs-china-un-conflicto-interimperialista-que-entra-en-una-peligrosa-nueva-fase

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