La NBA se arroja a las aguas turbulentas de las apuestas

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El comisionado Adam Silver amenaza con expulsar a Jontay Porter, sospechoso de amañar su actuación en dos partidos, pero la Liga ha firmado acuerdos con casas de apuestas

Jontay Porter celebra un triple en un partido de los Raptors.
Jontay Porter celebra un triple en un partido de los Raptors.
  • NACHO DUQUE

Jontay Porter, un ala-pívot de 2,08 metros y 24 años con un contrato dual en los Raptors, está bajo investigación por un asunto relacionado con las apuestas. Se está intentando comprobar si el jugador amañó su actuación en dos partidos (el 26 de enero y el 20 de marzo) en los que presuntamente podía haber fingido molestias físicas a los pocos minutos de saltar a la pista. Las apuestas a que Porter no llegaría a una determinada cifra de triples fueron las que más dinero generaron. Tan significativo que llamó demasiado la atención.

El comisionado Adam Silver aseguró este miércoles que el jugador, hermano del campeón Michael Porter Jr., puede ser expulsado de la NBA si se demuestra su culpabilidad. «Es un pecado capital», dijo el máximo responsable de la competición. «La última y extrema opción que tengo es expulsarlo. No hay nada más serio en esta Liga cuando se trata de apuestas que apostar en nuestros partidos. La investigación está en curso, pero las consecuencias podrían ser muy graves», continuó.

Es un pecado capital. La investigación está en curso, pero las consecuencias podrían ser muy gravesAdam Silver, comisionado de la NBA

En la historia de la NBA, las mayores sanciones que se han impuesto, aquellas que han supuesto la expulsión de un jugador, han tenido que ver en la mayoría de los casos con drogas o con apuestas. Ahora que la Liga se ha asociado con casas de apuestas, parece claro que el primer caso que aparezca -el de Porter o cualquier otro- será tratado con enorme dureza. Nada como un escarmiento para defender la honestidad y la limpieza de la competición.

Socios peligrosos

La NBA ha decidido abrazar a las casas de apuestas como socios. Peligrosos, pero socios. Ha establecido acuerdos con FanDuel y DraftKings, dos de las más importantes. Tras la firma del último convenio colectivo también se permite que los jugadores se asocien a empresas del sector, aunque en pequeños porcentajes. Además, los aficionados podrán apostar en directo a través del NBA League Pass. Más a mano, imposible.

No parece que hayan importado los precedentes que a lo largo de la historia han demostrado que las apuestas se incluyen entre las grandes lacras del deporte. No hace falta hacer mucha memoria para recordar el caso de Tim Donaghy, el árbitro que en 2007 puso la NBA patas arriba al admitir que había apostado en partidos dirigidos por él mismo. A la Liga más vanguardista y más pendiente de asuntos sociales también le ha dado igual la amenaza de la ludopatía, un mal en aumento.

Un gran negocio sin contar con California y Texas

El negocio, por encima de todo. Y es uno muy lucrativo. En 2023, las apuestas deportivas movieron en Estados Unidos más de 120.000 millones de dólares. Eso, estando prohibidas en los dos estados más poblados del país, con 70 millones de habitantes en California y Texas. Hace años que hay una corriente para legalizarlas en este segundo y parece indudable que la compra de los Mavericks por parte de la familia Adelson, vinculada a los casinos, responde a ese interés.

LAPRESSE

La amenaza está ahí y ya ha sido denunciada. Tyrese Halliburton, base de los Pacers, se definió más que como un jugador, como «un complemento que ayuda a la gente a ganar dinero». Nadie ha alzado más la voz que JB Bickerstaff, entrenador de los Cavaliers: «Personas que se dedican a apostar consiguen mi teléfono y me envían mensajes diciendo que saben dónde vivo o sobre mis hijos. Es un juego muy peligroso. Hemos cruzado una línea. Me ha pasado muchas veces estar en mitad de un partido, que nos pongamos por ejemplo 11 arriba y que haya gente que me grite que deje a los titulares para que mantengamos esa ventaja porque es la apuesta que han hecho».

Personas que se dedican a apostar consiguen mi teléfono y me envían mensajes diciendo que saben dónde vivo o sobre mis hijos. Es un juego muy peligroso. Hemos cruzado una líneaJB Bickerstaff, entrenador de los Cavaliers

En un encuentro se manejan cientos de datos sobre los que se pueden apostar y existen numerosas variables, no se trata sólo de adivinar quién va a ganar. Además, como dice Bickerstaff, «las apuestas añaden mucha presión y suponen una distracción para los jugadores, árbitros o cualquier persona en los partidos». Todos ellos puede ser protagonistas de una especulación: el jugador que falla un tiro sencillo para ganar en el último segundo, el árbitro que hace o no una señalización en una jugada clave… Puestos a pensar mal, casi todo puede estar bajo sospecha si se relaciona con las apuestas.

https://www.marca.com/baloncesto/nba/2024/04/11/6617d3e946163fadbb8b45a2.html

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