PAISAJE
Es hora del profundo silencio de las cosas.
Ya todo, aletargado, parece que dormita
bajo el halago de una pesadumbre infinita
que hace las horas tristes, y lentas y tediosas.
Discreto, el sol occiduo dibuja y prende rosas
de púrpura en las nubes; un aura leve agita
las frondas en silencio y apenas precipita
del viejo mar en calma las ondas rumorosas.
La tarde, flor de ensueño, doblega el áureo broche
y tiembla a la primera caricia de la noche
que esparce desde oriente su inmensa cauda bruna.
Mientras como un heraldo divino de esperanza
asoma, tras la noche ilumínica que avanza,
su rostro de oro pálido y magnifico: la Luna
MELODIA BREVE
(En la alta noche)
Aura suave y manso río,
la onda breve besa esquiva
la ribera pensativa
con un beso breve y frío.
Es la noche; reina Estío;
desde el cielo, sensitiva
flor de luz, la Luna Estiva
se retrata pensativa
en los cristales del río.
Besando el silencio grave,
rima el aura en vago giro,
el romántico suspiro
de un rumor dormido y suave.
Y cual eco peregrino
al rumor de brisa y ola
llega en ritmo suave y fino
a la orilla quieta y sola la
doliente Barcarola
de un noctivago marino….
PINCELADA
(Para Valentín Giró, Poeta)
El Sol, ya a fin de la jornada,
desde occidente vigila
como una enorme pupila
de roja sangre inyectada.
Amplia mar, ensangrentada,
grave, imponente y tranquila,
finge la luz que vacua
en la celeste morada.
Con dulce melancolía,
la tarde doliente y fría,
va cerrando el áureo broche.
Mientras grave y lentamente
va conduciendo a Occidente
su catafalco la noche.