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«El control de los medios es el control de la mente. En la era de las redes sociales, este control se ha vuelto más sutil y omnipresente.»
Por: José Daniel Figuera
Noam Chomsky, uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, ha dedicado gran parte de su carrera a analizar cómo las estructuras de poder controlan la información. En su obra, Chomsky argumenta que los medios de comunicación tradicionales han sido herramientas clave para mantener el statu quo, sirviendo a los intereses de las élites económicas y políticas. Sin embargo, en la era de las redes sociales, este control ha adoptado nuevas formas, más complejas y difíciles de detectar. ¿Quién controla realmente la información en este nuevo panorama digital? La respuesta, según Chomsky, es tanto fascinante como alarmante.
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El modelo de propaganda en la era digital
Chomsky, junto con Edward Herman, desarrolló el «modelo de propaganda», un marco teórico que explica cómo los medios de comunicación masivos filtran la información para servir a los intereses de las élites. Este modelo se basa en cinco filtros: la propiedad de los medios, la financiación a través de la publicidad, las fuentes de información, las críticas y la ideología dominante. En la era de las redes sociales, estos filtros no han desaparecido; simplemente se han transformado. Plataformas como Facebook, Twitter y YouTube están controladas por corporaciones tecnológicas cuyos algoritmos priorizan contenidos que generan engagement, a menudo a expensas de la veracidad y la calidad.
Además, las redes sociales han amplificado fenómenos como la desinformación y las noticias falsas, que son utilizadas como herramientas de manipulación política. Chomsky ha señalado que la desinformación no es un error del sistema, sino una característica inherente. Los algoritmos están diseñados para maximizar el tiempo que los usuarios pasan en las plataformas, lo que lleva a la propagación de contenidos sensacionalistas y polarizantes. Este fenómeno no solo distorsiona la realidad, sino que también socava la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas.
La economía de la atención y el control algorítmico
Chomsky ha criticado duramente la «economía de la atención», un modelo en el que las plataformas compiten por captar y retener la atención de los usuarios. En este sistema, la atención es el recurso más valioso, y las corporaciones la explotan sin escrúpulos. Los algoritmos de las redes sociales están diseñados para mostrar contenidos que generan reacciones emocionales intensas, ya sea indignación, miedo o alegría. Esto no solo afecta la salud mental de los usuarios, sino que también limita su exposición a perspectivas diversas y críticas.
Este control algorítmico tiene implicaciones profundas para la democracia. Cuando las personas solo ven lo que los algoritmos quieren que vean, se crean burbujas de información que refuerzan prejuicios y dividen a la sociedad. En lugar de fomentar el debate público y el pensamiento crítico, las redes sociales tienden a polarizar y aislar a los individuos, lo que beneficia a quienes buscan mantener el statu quo.
El papel de los gobiernos y las corporaciones
Chomsky también ha destacado el papel de los gobiernos y las corporaciones en el control de la información. Las redes sociales no operan en un vacío; están sujetas a presiones políticas y económicas. Por ejemplo, los gobiernos utilizan estas plataformas para vigilar a los ciudadanos y suprimir disidencias, mientras que las corporaciones las usan para influir en las preferencias de los consumidores y en las decisiones políticas. Este doble control convierte a las redes sociales en herramientas de dominación tanto en el ámbito público como en el privado.
Un ejemplo claro es el uso de datos personales para fines comerciales y políticos. La recolección masiva de datos es una forma de vigilancia que permite a las corporaciones y gobiernos predecir y manipular el comportamiento humano. Este fenómeno, conocido como «capitalismo de vigilancia», ha convertido a los usuarios en productos, cuyos datos son vendidos al mejor postor.
¿Es posible resistir al control de la información?
A pesar de este panorama desalentador, Chomsky cree que hay esperanza. La resistencia comienza con la conciencia y la educación. Para contrarrestar el control de la información, es esencial fomentar el pensamiento crítico y la alfabetización mediática. Las personas deben aprender a cuestionar las fuentes de información, a reconocer los sesgos y a buscar perspectivas diversas.
Además, Chomsky aboga por la regulación de las redes sociales y la creación de alternativas descentralizadas y sin fines de lucro. Necesitamos plataformas que prioricen el bien común sobre el beneficio económico. Estas iniciativas podrían devolver el control de la información a los ciudadanos y promover un debate público más saludable y democrático.
En un mundo donde la información es poder, las ideas de Chomsky nos recuerdan la importancia de estar alerta. ¿Quién controla realmente la información en la era de las redes sociales? La respuesta no es sencilla, pero una cosa es clara: el futuro de la democracia depende de cómo enfrentemos este desafío.
Fuente de la investigación
Noam Chomsky y Edward Herman. Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media. Pantheon Books, 1988.
Noam Chomsky. Requiem for the American Dream. Seven Stories Press, 2017.
https://www.bloghemia.com/2025/03/noam-chomsky-quien-controla-la.html