¿Cómo se transformó el cine en el arte del pueblo? ¿Qué papel jugaron las clases sociales en la evolución del cine y el teatro?
Descubre cómo el cine emergió como la voz triunfante del proletariado frente a la aristocracia del teatro y la censura eclesiástica. Desde las humildes casetas de feria hasta los grandes escenarios, este medio ha desafiado normas, agitado conciencias y transformado profundamente nuestra sociedad. ¡Adéntrate en la historia no contada del arte que desafió a los poderes establecidos llegando a convertirse en el espejo de la vida de la clase trabajadora!
POR JORDI RUIZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En sus primeros días, el cine fue visto como el «teatro del proletariado», una forma en la que la clase obrera podía disfrutar y aprender de las artes, similar a cómo la aristocracia y la burguesía habían utilizado el teatro.
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Jean Jaurès, un conocido pensador socialista francés, capturó esta esencia al describir el cine como «una herramienta para la educación y la socialización de las masas».
A diferencia del teatro, que había sido históricamente un lugar de encuentro para las clases altas, el cine empezó como un entretenimiento más accesible. Inicialmente, las películas se mostraban en lugares poco convencionales como casetas de feria o salas oscuras y mal ventiladas, lo que hacía que principalmente las personas de clase trabajadora asistieran a estas proyecciones.
La Iglesia católica y otras varias denominaciones protestantes criticaron con violenta acritud al cine por su enorme capacidad de difundir mensajes que ellos consideraban «inmorales» y especialmente preocupantes porque estos se transmitían en un ambiente fuera de su control, como eran las penumbrosas salas de cine.
En la España de Franco esa desconfianza eclesiástica fue particularmente inquisitorial, pese a que el Cine estuvo siempre permaneció sometido no solo a la vigilancia de censores profesionales designados por las autoridades políticas de entonces, sino también al rigor escudriñador de la jerarquía eclesiástica, que era capaz de encontrar la presencia de El Maligno detrás de cada secuencia.
Es muy conocida la anécdota, por ejemplo, de un Obispo canario, Antonio Pildain, que llegó a prohibir a los jóvenes seminaristas isleños acudir a las Salas de Cine, independientemente de qué tipo de film se estuviera exhibiendo en ellas, bajo pena de ser fulminantemente expulsados del Seminario donde cursaban estudios para convertirse en sacerdotes. Esta incidencia, entre otras miles, pueden proporcionarnos una medida de la hostilidad con la que las instituciones en la España de la primera mitad del siglo XX acogían a este espectáculo de masas.
Pese a las resistencias, el cine se convirtió en un medio poderoso debido a su realismo naturalista, algo que Arnold Hauser describió en su día como «el cumplimiento del romanticismo social». Este medio ofreció a las clases medias una forma de experimentar la vida y la literatura de una manera infinitamente más inmediata y emocionante que nunca antes.
Con el tiempo, las mejoras en las salas de exhibición y la transición de un público exclusivamente de clase trabajadora a uno más interclasista reflejaron la democratización gradual del arte. El cine, junto con el teatro de bulevar y la novela de folletín, ayudó a transformar la forma en que se consumían las artes, llevándolas a un público más amplio y diverso.
LA CONVERGENCIA CINE-TEATRO
El cine y el teatro, aunque comenzaron a manifestándose como formas separadas de entretenimiento, se han terminado influyéndose mutuamente a lo largo de los años. El teatro ha adoptado técnicas del cine para mejorar sus producciones y llegar a audiencias más grandes, mientras que el cine ha aprendido a utilizar elementos teatrales para enriquecer su narrativa.
Tanto el cine como el teatro, pues, han jugado roles cruciales en la cultura popular, no solo como maneras de entretenimiento, sino también como medios para la educación y la socialización de todas las clases sociales. Esta interacción ha ayudado a crear una experiencia más rica y accesible para todos, contribuyendo a la cultura y el entendimiento social en un nivel más amplio.
EL TEATRO RUPTURISTA DE BRECHT
Bertolt Brecht fue una figura fundamental en la evolución del teatro moderno, especialmente por su enfoque en hacer del teatro una herramienta para la educación social y política, más accesible y relevante para el público general. Brecht buscaba activamente desafiar las normas convencionales del teatro burgués y trataba de promover un estilo de teatro que no solo entretenía, sino que también provocaba a los espectadores a pensar críticamente sobre los temas sociales y políticos de su tiempo.
Brecht introdujo el concepto de teatro épico, una técnica revolucionaria que rompía con las formas tradicionales del teatro dramático. El teatro épico se caracteriza por su enfoque en la narrativa por encima de la emoción, incentivando a los espectadores a adoptar una perspectiva crítica frente a la acción escénica. Esta técnica se aleja del objetivo de la inmersión emocional del público, que era típico del teatro tradicional y, en cambio, presenta un formato que fomenta el análisis y la reflexión.
El teatro de Bertold Brecht dispone de un abanico de elementos clave que merece que el lector conozca:
Distanciamiento: Brecht desarrolló la técnica de «distanciamiento» o «efecto V», que tenía como objetivo hacer que el público se mantuviera emocionalmente distante de la acción para poder reflexionar críticamente sobre el mensaje. Esto se lograba mediante varias estrategias, como romper la «cuarta pared», donde los actores hablan directamente al público, o mediante elementos narrativos que recuerdan a los espectadores que están viendo una representación.
Inclusión de elementos multimedia: Brecht fue pionero en la incorporación de otros medios en sus producciones teatrales, como proyecciones de películas y diapositivas, para enriquecer el contenido y reforzar los mensajes de sus obras.
Guión con mensaje social: Las obras de Brecht a menudo abordaban temas sociales y políticos directamente, desafiando al público a pensar sobre la justicia, el poder, y la economía. Obras como «La ópera de tres centavos» y «Madre Coraje y sus hijos» son ejemplos de cómo utilizó el teatro para criticar problemas sociales y políticos.
El impacto que la obra de Brecht tuvo en la popularización del teatro fue importantísima. Logró, por ejemplo, que este fuera accesible y relevante para una audiencia más amplia que no necesariamente estaba interesada en el teatro tradicional. Al centrarse en temas de actualidad y utilizar el teatro como una forma de comentario social, Brecht ayudó a democratizar el acceso al teatro y lo convirtió en una plataforma para la educación y el debate público.
Su influencia se extendió más allá de las fronteras de Alemania y continúa siendo hoy un pilar en la teoría y la práctica teatral contemporáneas. A través de sus innovaciones, Brecht no solo logró popularizar el teatro entre las masas, sino que también lo estableció como un medio crítico para la reflexión y el cambio social.
Este enfoque ha tenido un profundo impacto en la manera en que el teatro se desarrolla y se percibe en la actualidad, asegurando que continúe siendo una forma de arte vital y valioso en el discurso cultural moderno.
