Voces y ecos
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Especial para quisqueyaseralibre.com
Recientemente, me enteré de que soy malquerido, rechazado y minimizado por algunos individuos a los que he tratado, sin haber tenido ninguna fricción. Incluso, son personas de las que creía me tenían el aprecio que les he demostrado. Lanzaron injurias e improperios. Agraviados porque al parecer de ellos ofendí al señor NicolasMaduro.
Solo repetí una idea escuchada a ese señor.No le dije dictador ni cité ninguna de las acusaciones que sobre él ha lanzado el Gobierno estadounidense. Me referí a un arma citada por el político venezolano para defenderse de los posibles ataques de los Estados Unidos, vistos algunos movimientos militares de esa nación.
Cada cual sigue a quien crea o le convenga. En República Dominicana hay un grupo de seudoizquierdistas que defienden a muerte al hombre que tiene al pueblo venezolano pasando penurias, unos en su país y ochomillones dispersos por el mundo, queriendo retornar a su territorio.
No entiendo qué le ven a Maduro para que merezca ser seguido y defendido, a contrapelo de la opinión mundial. No es orador que pueda convencer a nadie, no ha escrito nada ni es capaz de ganar elecciones por las buenas. Un iletrado puede ser un líder, sí, a fuerza de acompañar a su pueblo en las luchas por el bienestar y la democracia.
Fidel Castro tomó el poder en Cuba, en 1959, tras destronar la dictadura de Fulgencio Batista que, como todas, merecía derrocarse. Cambió el orden de muchas áreas (salud, posesión de la tierra y educación…) en favor del pueblo cubano. Fidel era inteligente y bien leído, sucarisma atrajo a muchos jóvenes en América Latina.
Nicolás Maduro ascendió desde su posición de conductor de autobús, sin merecimientos de ningún tipo, de la mano del presidente Hugo Chávez, quien sí tenía liderazgo, memorizaba frases de Bolívar, se esforzaba en imitar a Castro y mostraba buen desempeño escénico.
Los maduristas dominicanos confunden las críticas a su guía con apoyo a las tentativas intervencionistas de los Estados Unidos. Como si los poseyera una patología, los maduristas que defiendan a Maduro, yo defiendo a Venezuela y su soberanía. Mi solidaridad es con el pueblo venezolano.
Aún no he dicho el motivo de la irritación que llevó a uno de los ofendidos maduristas a cuestionar mi condición de escritor, escribiendo entre comillas esa palabra. Lo que escribí en Facebook fue: Con Nicolás Maduro aprendí que en la lucha entre David y Goliat, era Goliat quien llevaba una honda.