
Las filtraciones a la prensa ponen de manifiesto los intereses reales que se ocultan tras las promesas de paz entre Trump y Putin
¿Qué fue lo que se negoció realmente en la Cumbre entre Trump y Putin? ¿ Qué implicaciones tendrán los acuerdos no revelados para Ucrania y el equilibrio global? ¿Puede una tregua encubrir un nuevo reparto imperialista del poder? ¿Puede Ucrania alcanzar la paz renunciando a Crimea y la OTAN? ¿Qué busca realmente Trump con su propuesta de “garantías de seguridad”? ¿Estamos ante un nuevo equilibrio geopolítico impuesto por las grandes potencias?
POR CARLOS SERNA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En un artículo publicado en el digital Rizospastis, órgano de expresión del Partido Comunista griego (KKE), titulado «La gran y peligrosa negociación por el ‘botín’ en la Cumbre Trump-Putin», se ofrece una visión crítica sobre los movimientos geopolíticos y negociaciones bilaterales celebradas entre los presidentes de EE.UU. y Rusia, Donald Trump y Vladímir Putin, en el marco de la guerra de Ucrania.
Según mantiene este medio, la reunión se celebró en la base aérea de Elmendorf, en Alaska, con una agenda que ha estado claramente marcada por las disputas territoriales, el reparto de recursos estratégicos y la reconfiguración del equilibrio de poder global.
De acuerdo a lo expresado por el artículo citado, lo que ha estado en juego en la Cumbre no solo ha sido un alto el fuego en Ucrania, sino particularmente la repartición del “botín” resultante del conflicto interimperialista.
Según se ha detallado a través de filtraciones que se han colado a los medios de comunicación, el plan estadounidense incluiría una tregua sin paz definitiva, el reconocimiento tácito de los territorios ocupados por Rusia y el levantamiento parcial de sanciones. Todo ello a cambio del acceso a recursos minerales ucranianos y al estrecho de Bering.
Según el digital Rizospastis, estas negociaciones no pueden ser interpretadas en ningún caso como «gestos de paz» o «diplomacia constructiva», como alegan y pretenden los portavoces de las dos grandes participantes, sino como acuerdos entre dos potencias imperialistas que actúan en función de los intereses de sus respectivas burguesías. Los comentaristas del diario comunista griego subrayan que ni Moscú ni Washington persiguen el bienestar de los pueblos, sino el control estratégico y económico de regiones clave como el Ártico, el Mar Negro y el Báltico.
Según el artículo, uno de los elementos más significativos de esta Cumbre es el intento de legitimar el expolio de los recursos ucranianos mediante acuerdos a largo plazo (49 ó 99 años), evitando así un reconocimiento formal de la anexión rusa pero asegurando beneficios materiales para ambas potencias. La posición de Trump de convertir la negociación en una suerte de “toma y daca” territorial muestra, según Rizospastis, la verdadera naturaleza de esta operación: la geopolítica al servicio de los monopolios.

El diario indica igualmente el papel secundario y subordinado desempeñado por la Unión Europea, que continúa presionando para no quedar al margen de esta redistribución del poder. En este contexto, los representantes de la UE plantean condiciones contrarias a las posiciones rusas, mientras tratan de asegurarse de que EE.UU. no cierre tratos que afecten los intereses europeos. Además, países como Alemania, Francia o Polonia han expresado su disposición a intervenir directamente en el conflicto, incluso enviando tropas a Ucrania bajo la bandera de una «fuerza garante».
Los comentaristas de la publicación comunista Rizospastis advierten que esta Cumbre no representa, ni de lejos, un paso hacia la desescalada bélica, sino
un peligroso precedente de cómo las grandes potencias pueden transformar un conflicto en una plataforma para el reparto de zonas de influencia.
![[Img #86153]](https://canarias-semanal.org/upload/images/08_2025/8079_putintrump.jpg)
Putin y Trump durante su encuentro en Alaska
Mientras hablan de un «alto el fuego» continúan los ataques militares, los envíos de armas y el refuerzo de posiciones, confirmando que, más allá del discurso, la confrontación sigue su curso.
Según argumenta el citado diario, esta negociación no busca una solución justa para el pueblo ucraniano ni respeta los principios del derecho internacional, sino que responde a una lógica de saqueo compartido entre imperialismos rivales.
En ese sentido, la publicación comunista helena alerta sobre el riesgo de nuevos acuerdos a espaldas de los pueblos, disfrazados de diplomacia, pero
impulsados realmente por intereses económicos y estratégicos de dos potencias capitalistas que lo que realmente se están disputando encarnecidamente es la hegemonía global.