El pasado 28 de junio, un comerciante del municipio de Piedecuesta en Santander fue asesinado en su negocio de bicicletas llamado La Estrella. Este asesinato prendió las alarmas, porque al parecer el comerciante fue asesinado por no pagar la extorsión a una nueva banda que comenzó a operar en esa zona. El Estado confirmó que la banda se hace llamar «La Cordillera», aunque no tiene nada que ver con la banda que tiene el mismo nombre y lleva años operando en el eje cafetero. Sin embargo, algunos de los integrantes de esta nueva banda trabajan para el Clan del Golfo, por lo que se podría concluir que este grupo narcoparamilitar ha comenzado a moverse abiertamente en Bucaramanga y su área metropolitana.
Pero no solo este comerciante fue víctima de esta organización delincuencial, en la plaza central del municipio hubo otro asesinato, el de un chancero que se negó a pagar extorsión, y en esa misma plaza, varios comerciantes han dicho que son victimas de extorsiones. Con «La Cordillera» operando en Piedecuesta se suma ya al control del microtráfico que tiene la banda «Los del Sur» que es liderada por alias «Poporro» un narcotraficante que actualmente esta en la cárcel, pero sigue teniendo poder y está en guerra con otras bandas locales como la de «San Rafa» liderada por alias «Pichi» y otros grupos de delincuentes que compiten por el negocio de las drogas, y son responsables de la cantidad exorbitante de casos de sicariatos en la ciudad. Sumado a eso, Bucaramanga y su área metropolitana siempre ha sido el destino para narcos de bajo perfil, llegan a comprar propiedades o montan negocios que son lavaderos de dinero, una ciudad con un alto costo de vida que termina afectando a la clase obrera que en su mayoría trabaja de manera informal.
La solución que brinda la gobernación y la alcaldía de Piedecuesta ante la presencia de esta nueva banda, es enviar al Ejército y a la policía a patrullar en el casco urbano y en la zona rural, pero ya se ha demostrado que, por mas presencia de fuerza pública, las estructuras criminales siguen operando y los verdaderos afectados son los trabajadores que deben vivir con la zozobra de que existan atentados o enfrentamientos entre bandas, o de estas con la fuerza pública en cualquier momento.
Por eso, los revolucionarios le hacemos el llamado al movimiento social piedecuestano para avanzar en el trabajo en los barrios populares y poder arrancar de las garras del lumpen a muchos jóvenes. Es necesario que la misma comunidad se organice para que con la fuerza de las masas y con conciencia de lucha logren detener a las bandas mafiosas que solo traen toda la degradación propia de esta sociedad capitalista. Igualmente, como comunistas sabemos que los problemas de las drogas y el negocio no se va a superar fácilmente y mucho menos dentro del sistema capitalista, ni bajo la ley burguesa, necesitamos avanzar hacia el socialismo y para ello necesitamos un fuerte trabajo de masas y un Partido de la clase obrera con un programa estratégico para la revolución.
Para terminar esta nota quisiera llamar a la reflexión a todos los jóvenes que lean este texto, no busquen la felicidad en las drogas, el Estado los quiere degradados y drogadictos, las drogas entre esas el alcohol, solo los adentran más al abismo de la soledad y la depresión, luchen de forma colectiva por nuestra clase social, comiencen a realizar trabajo en los barrios obreros y busquen construir lazos fraternales y de unión entre el pueblo, no se dejen tentar del dinero fácil que brindan estas bandas mafiosas y paramilitares.
