
El 24 de abril la ciudad capital se vistió de lucha. El magisterio bogotano, los trabajadores de la salud, de empresa de teléfonos de Bogotá y los rolos luchadores, nos dimos cita en el Centro de Memoria Histórica a las 9am.
Pese a las intimidaciones del repudiado alcalde Galán y su secretaria de Educación Isabel Segovia, al magisterio bogotano, los maestros, contra todo pronóstico, llenamos las calles bogotanas en un recorrido hasta el palacio Liévano en la Plaza de Bolívar. No valieron las amenazas de descuento, ni los desesperados comunicados de la Secretaría de Educación Distrital en su página, advirtiendo normalidad académica en los colegios distritales, porque los maestros nos cansamos de la persecución sindical que protagonizan Galán y Segovia, de los incumplimientos a los acuerdos con nuestra organización sindical ADE y de la actitud desafiante y represiva de esta administración.

No se esperaba menos del magisterio, pues aunque ideológicamente somos un gremio que debe elevar el nivel de conciencia como clase, sabemos también que en la práctica somos un gremio históricamente luchador y así lo hemos demostrado, incluso en el gobierno del cambio al echar para atrás la lesiva Ley Estatutaria de la Educación y los micos que ya le habían montado en el Congreso.
Y es que los maestros a diario nos enfrentamos a una realidad que de lejos miran Galán y Segovia: niñas y niños que en muchas ocasiones el único alimento que reciben es el deplorable refrigerio lleno de azúcares y poco nutritivo que pagan con nuestros impuestos; estudiantes sometidos desde muy pequeños a pantallas e incluso a redes sociales porque sus padres y/o madres trabajan largas jornadas y llegan a continuar con las labores del hogar, por lo tanto no hay como dedicarles tiempo de calidad; niñas y niños que pasan una buena parte del día solos sin acompañamiento para sus tareas, sin acceso a la recreación; estudiantes con realidades sociales complejas que pasan incluso por el sometimiento a violencia intrafamiliar y de género; niñas y niños sin acceso a servicio de salud, incluso algunos sin tratamiento ni apoyo terapéutico si así lo requieren, porque no hay citas, no hay medicamentos, no hay salud digna para el pueblo; estudiantes con graves problemas de atención y concentración que tienen que ver con su realidad social, y en no pocos casos con déficits que requieren seguimiento y tratamiento…
Es la realidad que como docentes enfrentamos a diario y a ello se suma, el pésimo servicio de salud del magisterio, la recarga laboral y psicológica, pues trabajamos ¡con seres humanos! y es muy difícil no ponerle sentimiento a las problemáticas de nuestras niñas, niños y jóvenes. Pero lejos de atender las demandas del magisterio bogotano, de establecer un diálogo asertivo entre los trabajadores de la educación y la administración desde la alcaldía y la secretaría, lo que se hace es desacreditar nuestro trabajo y utilizar la amenaza, la coerción, persecución y represión, de la que las redes hacen eco para atacar a los docentes. Basta con mirar las publicaciones de perfiles como Periodismo público o Blue Radio en Facebook, donde culpan al paro Distrital de la muerte de una niña, al ahogarse en el Río Bogotá. No son capaces de mirar más allá de sus narices, ni siquiera de hacer un análisis serio de esa realidad que viven los niños y niñas y jóvenes en la capital, mucho menos de dilucidar el peligro que corren los menores al no estar acompañados por sus padres, en cualquier momento de su cotidianidad.
Acaso son capaces de preguntarse ¿qué pasa con los estudiantes cuando están en vacaciones, o cuando hay jornadas pedagógicas?, si algo les pasa durante ese tiempo ¿es culpa de los docentes? Por supuesto que no, lo que claramente hacen a las carreras con su periodismo mediocre, es querer poner entre la espada y la pared la lucha del magisterio, negando con ello el derecho que tenemos como trabajadores a manifestarnos.

Mientras tanto, la Secretaría de Educación, ordena a los rectores hacer requerimientos a los docentes que participamos de la jornada de paro, pretendiendo condenar y castigar a quienes luchamos no solo por los derechos del magisterio, sino por la educación pública, es decir por los derechos de nuestros estudiantes, a quienes como docentes queremos y respetamos profundamente y por eso, así nos amenacen y nos castiguen, seguiremos elevando nuestra voz de protesta cuando sea necesario.
No es hora de quedarnos callados, ni dejarnos amedrentar de esta administración. Debemos seguir haciendo valer nuestros derechos y los de nuestros estudiantes en las calles, unidos al pueblo colombiano en general, pues es la educación de los hijos del pueblo la que está en juego. No estamos dispuestos a ceder a las amenazas y castigos de estos gendarmes de la educación, al magisterio bogotano no podrán intimidarlo.
Invitamos al magisterio nacional, al pueblo colombiano y a todos los sectores en lucha, a solidarizarse con los profesores del distrito e impedir a través de la lucha que sean injustamente castigados.
¡Por los derechos de magisterio bogotano! Organización, movilización y lucha!
¡Por educación pública, científica y de calidad! Adelante
Docente de base Bogotá