Emancipación de la mujer

La lucha porque las mujeres se vinculen y se mantengan en el trabajo por la construcción del Partido se fundamenta en el marxismo, que ha demostrado que su participación es determinante en los procesos revolucionarios. No puede pensarse una revolución sin la participación de la mujer, que representa la mitad del cielo y que además es doblemente explotada y oprimida; y este asunto es demostrado con el desarrollo mismo de las fuerzas productivas, que vinculó a las mujeres a la producción y a la participación en los asuntos de la sociedad.
Esta situación de doble opresión y explotación suscita una respuesta de lucha contra esa desigualdad, de lucha por los derechos e incluso de lucha por vida misma de las mujeres. Y un combate en esta condición es más enconado, por ello las mujeres que deciden transitar el camino de la lucha, lo hacen con doble odio de clase, con doble energía, con doble combatividad, porque son doblemente revolucionarias.
En el proceso de restauración del partido comunista, atraer a las mujeres es una necesidad porque una vez abrazan la causa, son incansables en la lucha, son admirables defensoras de la causa obrera y por ello el trabajo necesario por elevar la conciencia respecto al papel de la mujer en la transformación de la sociedad, debe ser permanente y abnegado; parte de ello, es el trabajo actual por la construcción del Movimiento Femenino Revolucionario, que tiene como fundamental objetivo vincular la lucha por las reivindicaciones de la mujer a las de la clase obrera en general, haciendo realidad la consigna de «Luchar por la emancipación de la mujer, como parte de la emancipación de la clase obrera».
Esto suena hermoso, porque sabemos que no es una utopía, sino una posibilidad real, no obstante, atraer a las mujeres obreras y que puedan mantenerse en la lucha es también difícil, por ello en ese camino de restauración del partido comunista, el trabajo por elevar la conciencia de las mujeres en la sociedad y, en particular de las mujeres obreras -clase de avanzada para la revolución- es un trabajo inaplazable y una necesidad apremiante.
Y garantizar la participación de la mujer en este propósito, en camino hacia el socialismo y el comunismo, va desde cubrir a las camaradas con el cuidado de los hijos, con la preparación de una comida, cosas que parecen simples, pero que las liberan para el importante trabajo que implica transformar la sociedad y construir el socialismo y el comunismo, que es la única manera en que la situación de las mujeres tendrá un cambio estructural, el cual no es posible si la clase obrera no cuenta con su dispositivo de vanguardia, que tampoco es posible restaurar sin la participación revolucionaria de la mujer.
De ahí que la participación de las mujeres obreras en la lucha, desde sus sindicatos, desde los comités de mujeres, son pasos firmes que garantizan que ellas hagan parte de la restauración del partido de la clase obrera, labor que solo es posible si contamos también con el trabajo de las mujeres. Solo eso pretendemos, acercar a esta tarea táctica central, a las más destacadas dirigentes, luchadoras y obreras que junto con sus hermanos de clase serán quienes dirijan la transformación de la sociedad.