ADOLESCENTES ATRAPADOS EN LA TRAMPA DE LAS REDES: LA SALUD MENTAL EN JAQUE

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¿Puede la salud mental sobrevivir al capitalismo de plataformas?

En un mundo dominado por pantallas, los adolescentes se enfrentan a un enemigo silencioso: la soledad digital. Las redes sociales, diseñadas para conectar, se están convirtiendo en un factor de riesgo para la salud mental juvenil. Un análisis profundo de cómo el sistema convierte cada clic en una carga emocional.

Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   En la sociedad hipertecnologizada del siglo XXI, las redes sociales han pasado de ser una herramienta de comunicación a convertirse en un espacio de consumo emocional constante. Para los adolescentes, estas plataformas no son simplemente un canal de entretenimiento: son el terreno donde se juega buena parte de su identidad social. Sin embargo, bajo la promesa de conexión y pertenencia, se oculta un peligro creciente: el aislamiento social, la ansiedad, la baja autoestima y, en los casos más graves, la depresión.

REDES SOCIALES Y SALUD MENTAL: UN CONFLICTO CRECIENTE

  Estudios como el del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) revelan que el uso excesivo de redes sociales está relacionado directamente con menores niveles de autoestima y un aumento significativo de los síntomas depresivos y ansiosos entre adolescentes. A esto se suma el estudio de Save the Children que alerta de que 9 de cada 10 adolescentes en España están conectados varias veces al día, y muchos de ellos de manera permanente.

  La hiperconectividad, lejos de generar vínculos profundos, ha dado lugar a una especie de burbuja emocional donde predomina la comparación constante, la presión por la validación externa y una exposición ininterrumpida a contenidos que distorsionan la percepción de la realidad. La sobrecarga informativa (o «infoxicación») y el fenómeno del «doomscrolling» —ese impulso por consumir noticias negativas sin freno— agravan todavía más el malestar psíquico.

LA SOCIEDAD DE LA IMAGEN COMO FÁBRICA DE ANGUSTIAS

  Obviamente, la prevalancia del problema hace que no pueda interpretarse solo como una cuestión individual o médica. El modelo de redes sociales es un producto directo del capitalismo de plataformas, en el que la atención humana es el bien a monetizar. Los adolescentes no son usuarios inocentes: son mercancía y mano de obra al mismo tiempo. Su tiempo, sus emociones, sus deseos y frustraciones se convierten en datos que se venden al mejor postor para alimentar un sistema económico basado en la vigilancia y el consumo masivo.

  En estas condiciones, la alienación no es una metáfora: es una experiencia cotidiana. El adolescente alienado por la pantalla no solo se desconecta del entorno real, sino que internaliza una jerarquía emocional basada en algoritmos. El número de “me gusta”, los seguidores o el aspecto físico son convertidos en indicadores de valor personal. Y cuando este valor no alcanza, emerge la angustia, la sensación de insuficiencia y el aislamiento.

CANARIAS: UNA REALIDAD AGRAVADA

  En el caso específico de Canarias, esta problemática se amplifica por factores estructurales. Las islas presentan uno de los mayores índices de pobreza infantil del Estado español, lo que también impacta en la salud mental de los jóvenes. La falta de espacios de socialización presenciales, la precariedad de la educación emocional en las escuelas, y el escaso acceso a servicios públicos de salud mental agravan los efectos del uso desmedido de redes sociales.

Aquí, las redes cumplen un doble rol: entretienen, sí, pero también anestesian. Son una vía de escape frente a una realidad que muchas veces resulta frustrante o violenta. Pero este escape no libera, sino que profundiza el malestar. Es el entretenimiento del encierro, una forma digitalizada del viejo “pan y circo” que distrae pero no transforma.

¿SALIDA INDIVIDUAL O SOLUCIÓN COLECTIVA?

  Ante este escenario, muchos expertos insisten en la necesidad de un “uso responsable” de las redes sociales. Se promueve la educación digital, la vigilancia de los padres, el acompañamiento emocional. Estas recomendaciones son importantes, pero resultan insuficientes si no se acompañan de un cuestionamiento profundo del modelo de sociedad que produce este malestar.

  La salud mental no puede abordarse como un asunto estrictamente individual. Tampoco puede resolverse a base de campañas de concienciación o consejos bienintencionados. Es imprescindible politizar el problema: entender que la ansiedad adolescente no surge en el vacío, sino en un contexto marcado por la mercantilización de la vida, la precariedad material y el empobrecimiento de los vínculos humanos.

  Por eso, una respuesta verdaderamente transformadora requeriría fortalecer los servicios públicos de salud mental, garantizar espacios de encuentro y participación juvenil fuera de la lógica comercial, y recuperar el sentido colectivo de la educación. Pero también —y esto es clave— hace falta regular con firmeza a las grandes plataformas digitales, limitando su capacidad para explotar emocionalmente a los menores.

  Los adolescentes atrapados en las redes no lo están solo por falta de autocontrol, ni por ignorancia digital. Lo están porque viven en una sociedad que les ha robado el tiempo, la presencia y el vínculo  directo con los otros. Porque se les ha ofrecido una vida a través de pantallas, pero sin comunidad.

   El problema no son los jóvenes ni su relación con la tecnología. El problema es un sistema que ha convertido incluso la socialización en una fuente de lucro. Frente a ello, no basta con alertas o recomendaciones: hace falta una respuesta política clara, que defienda el derecho de los adolescentes a vivir, y no solo a consumir o ser consumidos.

Fuentes utilizadas:

  • Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). «Impacto del uso de Internet y las redes sociales en la salud mental de jóvenes y adolescentes».Confederación Salud Mental España
  • Save the Children. «Nuevo informe: Casi 9 de cada 10 adolescentes se conectan varias veces al día a internet o están permanentemente en la red».Save the Children
  • Cadena SER. «El aviso de un psicólogo sobre la ansiedad por las noticias: ‘Las redes son una niñera barata'».Cadena SER

https://canarias-semanal.org/art/37787/adolescentes-atrapados-en-la-trampa-de-las-redes-la-salud-mental-en-jaque

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