
¿Realmente Francia puede garantizar la seguridad nuclear de Europa?
El intento de Macron de convertir a Francia en el garante nuclear de Europa oculta una lucha por la hegemonía en la UE y una enorme oportunidad de negocio para la industria militar. ¿Es esta realmente una estrategia para la seguridad del continente, o solo un nuevo episodio de la rivalidad entre potencias?
POR HANSI QUEDNAU PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Desde sus mismos orígenes, la Unión Europea ha sido un proyecto dirigido y orientado por las élites económicas y políticas del continente.
Más que un espacio de cooperación entre naciones, la UE ha funcionado como un mecanismo de integración del capital bajo una misma estructura de dominación. En su desarrollo, la Unión ha demostrado que entre sus prioridades no ha estado conseguir el bienestar de sus respectivos pueblos, sino que su objetivo estado centrado en lograr la expansión del poder corporativo y la consolidación de una jerarquía entre sus miembros, teniendo a Alemania y Francia como los principales beneficiados.
La reciente propuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, de convertir a Francia en el garante nuclear de Europa debe analizarse dentro de este contexto. No se trata de una iniciativa desinteresada para garantizar la paz y la seguridad del continente, sino de una estrategia geopolítica destinada a reforzar el poder de Francia dentro de la UE. El propósito de Macron no busca liberar a Europa de la tutela estadounidense, sino desplazar a Alemania en la hegemonía del bloque y afianzar la primacía militar francesa.
Sin entrar en otras consideraciones que no corresponden a este artículo, hay que preguntarse ¿es viable esta propuesta? ¿Dispone Francia de capacidad real de sustituir el paraguas nuclear estadounidense? O, más bien, ¿se trata de un simple bluff con muy bien definidos objetivos políticos?
FRANCIA Y SU CAPACIDAD NUCLEAR: UNA FUERZA INSUFICIENTE PARA PROTEGER A EUROPA
Francia ha sido históricamente una de las pocas potencias nucleares independientes dentro de la OTAN. Su arsenal actual cuenta con menos de 300 ojivas nucleares, distribuidas entre submarinos y aviones de combate. En cualquier caso el «poder disuasorio» francés comparado con las 5.000 armas nucleares de Rusia o las 3.700 de EE.UU., resulta a todas luces más simbólico que real.
Además, la doctrina nuclear francesa ha sido tradicionalmente defensiva. Desde De Gaulle hasta la actualidad, la estrategia nuclear francesa ha seguido dos principios clave:
A). Carácter exclusivo para la defensa de Francia: No ha estado pensada para proteger a otros países, sino solo para garantizar la soberanía de la nación.
B). Independencia estratégica: A diferencia del arsenal estadounidense en Europa, las armas nucleares francesas no están sujetas a un mando compartido con otros países.
Estas limitaciones chocan directamente con la idea de un «paraguas nuclear» europeo. Si Francia nunca ha considerado su arsenal como un instrumento de defensa colectiva, ¿por qué habría de hacerlo ahora? ¿Y qué garantías tienen otros países de que París asumiría el costo y el riesgo de protegerlos?
UNA PROPUESTA QUE SE ENFRENTA A MÚLTIPLES OBSTÁCULOS
Más allá de sus debilidades militares, el «paraguas nuclear» de Macron enfrenta desafíos políticos y económicos que hacen extraordinariamente difícil su materialización.
Por un lado, no son pocos los países europeos que desconfían de Francia como único garante de su seguridad. Alemania, pese a las declaraciones de apoyo de algunos sectores políticos, se ha mostrado reacia a depender exclusivamente de Francia en materia de defensa. En esa línea, Frank Sauer, un experto militar alemán, ha opinado que:
«Francia no tiene ni la capacidad ni la voluntad de asumir el papel de EE.UU. en la defensa nuclear europea. Esta propuesta no es más que una estrategia política para reforzar la posición de Francia en la UE.»
Pero es que sucede, además, que el costo de ampliar la capacidad nuclear de Francia sería gigantescamente astronómico. Para poder garantizar la seguridad de toda Europa, París necesitaría triplicar su presupuesto militar, construir nuevas bases, desarrollar misiles estratégicos y establecer una infraestructura logística capaz de sostener una fuerza nuclear a gran escala.
Otro obstáculo importante es la propia posición de Estados Unidos. Washington no ha mostrado ninguna intención de ceder su liderazgo militar en Europa y sigue ejerciendo una fuerte presión sobre sus aliados para mantener la OTAN como el principal garante de la seguridad continental. Si bien el regreso de Donald Trump tiene la apariencia de haber alterado esas posiciones, la realidad es que la UE continúa dependiendo de EE.UU. en términos militares, logísticos y estratégicos.
Finalmente, Rusia, por su parte, ha advertido que cualquier expansión nuclear en Europa será vista como una amenaza directa. Moscú, que apercibe a la OTAN como un enemigo estratégico, podría responder con una escalada armamentística, aumentando aún más la tensión en el continente.
«Francia no tiene ni la capacidad ni la infraestructura para convertirse en un verdadero actor nuclear europeo. Si insiste en jugar este papel, tendrá que asumir las consecuencias.»( Declaración del ministro de Defensa ruso ,2025)
MACRON Y SU AGENDA: UN PROYECTO POLÍTICO, NO UNA SOLUCIÓN REAL
Si la propuesta de Macron enfrenta tantos obstáculos, ¿por qué insiste en ella? La respuesta hay que encontrarla en la lucha interna por el liderazgo dentro de la Unión Europea.
Desde la crisis del euro, Alemania ha sido el país dominante en la UE, imponiendo sus políticas económicas y disciplinando a los países más débiles con duras medidas de austeridad. Francia, por su parte, ha quedado relegada en el plano económico y ha tratado de compensar su pérdida de influencia con una mayor proyección militar y geopolítica.
Para Macron, presentarse como el líder de la defensa europea es una forma de contrarrestar la primacía alemana y reposicionar a Francia como el actor clave en la seguridad del continente. Sin embargo, este intento de liderazgo no se basa en una verdadera cooperación entre los países europeos, sino en la consolidación del poder francés dentro de la estructura de la UE.
UNA FALSA OPCIÓN: ENTRE EL PARAGUAS DE EE.UU. Y LA HEGEMONÍA FRANCESA
Europa, pues, se enfrenta a una encrucijada:
1) Seguir bajo el paraguas nuclear estadounidense, aceptando la dependencia estratégica de Washington.
2) Apostar por una alternativa liderada por Francia, con todas las limitaciones políticas, económicas y militares que ello implica.
«Macron está vendiendo una ilusión. Francia no tiene misiles nucleares tácticos, carece de infraestructura de despliegue y, sobre todo, no puede garantizar la defensa de Europa sin un apoyo significativo de otros países.» (Revista «Analisi Difesa», Italia)
En última instancia, la propuesta de Macron demuestra una vez más que en la contienda competitiva entre las grandes potencias capitalistas, la UE continúa sin ser un actor geopolítico autónomo. La idea de una defensa común europea, en lugar de construirse sobre la base de la cooperación entre los pueblos, está dominada por los intereses de las élites y las luchas de poder entre las potencias de este bloque.
Macron no busca fortalecer a Europa, sino a los intereses de las élites económicas francesas Francia dentro de Europa. Y mientras el resto de las grandes potencias capitalistas mundiales están compitiendo por el control del continente, los pueblos europeos siguen siendo espectadores de una historia que se repite una y otra vez: el uso de la política de defensa como herramienta de dominación y negocio para las élites.
LA ILUSIÓN DE UNA EUROPA INDEPENDIENTE: ENTRE LA SUMISIÓN A EE.UU. Y LA AMBICIÓN FRANCESA
La propuesta de Emmanuel Macron de convertir a Francia en el garante nuclear de Europa no solo es un bluff político con serias limitaciones militares y económicas, sino que también tiene implicaciones geopolíticas profundas en la relación con EE.UU., Rusia y China.
Además, detrás de este discurso de «autonomía europea», se oculta una realidad que pocos mencionan: un gigantesco negocio para la industria armamentística, financiado, como siempre, por los trabajadores europeos.
Macron insiste en que Europa debe ser independiente de Estados Unidos en materia de seguridad, pero la realidad es que la Unión Europea nunca ha sido un proyecto de soberanía popular, sino una estructura de dominación diseñada para centralizar el poder económico y militar en unas pocas manos.
La «defensa común europea» no es más que otro capítulo de esta lucha por el control, donde Francia busca reforzar su influencia dentro del bloque a costa de sus vecinos.
NEGOCIO MULTIMILLONARIO: ¿QUIÉNES GANAN CON LA MILITARIZACIÓN EUROPEA?
Más allá del estricto plano geopolítico, hay otro aspecto clave en esta historia: el negocio de la guerra. La industria militar francesa sería la gran beneficiada si Macron logra imponer su visión de una Europa con mayor autonomía nuclear. Empresas como Dassault Aviation (fabricante de los aviones Rafale), Naval Group (constructores de submarinos nucleares) y Thales-MBDA (desarrolladores de misiles hipersónicos) serían los principales ganadores de esta nueva carrera armamentista.
Macron ha sugerido que otros países europeos deberían financiar parte del programa, lo que significa que los trabajadores de toda Europa pagarán con sus impuestos el fortalecimiento de la industria militar francesa.
«El paraguas nuclear francés no es más que una jugada para desviar fondos públicos hacia la industria militar, sin ofrecer una seguridad real a Europa. (revista Jacobin ,2025)
La lógica es la misma que ha regido la UE desde su fundación: socialización de los costos y privatización de las ganancias. Mientras los Estados aumentan el gasto en defensa con dinero público, las grandes corporaciones se llenan los bolsillos con contratos millonarios.
Fuentes consultadas:
New York Times (2025)
Le Monde (2025)
Der Spiegel (2025)
Analisi Difesa (2025)
Jacobín (2025)
https://canarias-semanal.org/art/37595/macron-y-su-paraguas-nuclear-un-bluff-con-intereses-ocultos