HISTORIA.-SIGNIFICADO DEL DEMOLEDOR CONTRAATAQUE DEL EJÉRCITO ROJO EN STALINGRADO

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La batalla que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial

Con el aniquilamiento de la agrupación estratégica del enemigo entre los ríos Volga y Don se coronó -escribe Federico Rubio Herrero – la batalla más grandiosa de la Segunda Guerra Mundial. Durante la contraofensiva, además de los dos ejércitos alemanes destruidos, se diezmó a dos ejércitos rumanos, uno hungaro y otro italiano (…).

Por FEDERICO RUBIO HERRERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   Con el aniquilamiento de la agrupación estratégica del enemigo entre los ríos Volga y Don se coronó la batalla más grandiosa de la Segunda Guerra Mundial. Durante la contraofensiva, además de los dos ejércitos alemanes destruidos, se diezmó a dos ejércitos rumanos, uno hungaro y otro italiano.

   En suma, los invasores perdieron 32 divisiones y tres brigadas completas; además, 16 divisiones quedaron con pocos efectivos e incapaces para el combate. Las pérdidas totales de las tropas germanofascistas desde el 19 de noviembre de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, subieron a más de 860.000 hombres, cerca de 2.000 tanques y piezas de asalto, más de 10.000 cañones y morteros, hasta 3.000 aviones de combate y transporte y más de 70.000 automóviles. El Ejército Rojo asestó al enemigo un golpe que conmovió toda la máquina de guerra de la Alemania fascista.

   La derrota del invasor en Stalingrado constituye el hecho de armas y político más importante de la Segunda Guerra Mundial. La gran batalla, que culminó en el cerco, la derrota y la captura de la agrupación seleccionada enemiga, marcó el comienzo del viraje radical tanto en la Gran Guerra Patria como en la Segunda Guerra Mundial.

   El Gobierno soviético valoró altamente la acción de las tropas soviéticas en el Volga. Se condecoró con órdenes a 55 unidades distinguidas en batalla; 179 fueron convertidas en unidades de la Guardia, y a 46 se les concedieron nombres honoríficos. Millares de soldados y mandos recibieron condecoraciones del Gobierno, y unos 100 combatientes se ganaron el título de Héroe de la Unión Soviética. A finales de 1942, el Presidium del Soviet Supremo de la URSS instituyó la medalla «por la defensa de Stalingrado», con la que fueron condecoradas más de 707.000 personas participantes en esta grandiosa batalla. El pueblo venera la memoria de los defensores de Stalingrado. Exponente de la gratitud a sus singulares méritos es el majestuoso monumento elevado en el Túmulo de Mamái, lugar sagrado de la Ciudad-Héroe.

   La victoria en Stalingrado hizo nacer sentimientos de profunda estima al pueblo soviético entre millones de trabajadores de otros países, sinceramente admirados de la heróica lucha de los soviéticos, de su hazaña en bien de la humanidad. En noviembre de 1943, en la Conferencia de los dirigentes de las tres potencias aliadas en Teherán, el primer ministro de Gran Bretaña entregó a la delegación  soviética una espada de honor, regalo de Jorge VI, rey de Inglaterra, a los ciudadanos de Stalingrado en conmemoración de la victoria sobre los invasores fascistas. En mayo de 1944, el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, envió un diploma, en el que había escrito: «En nombre del pueblo de los Estados Unidos de América hago entrega de este diploma a la ciudad de Stalingrado para expresar nuestra admiración a sus heróicos defensores, cuya valentía, fuerza de espíritu y abnegación durante el asedio y su posterior victoria, inspirarán eternamente los corazones de todos los hombres libres. Su gesta gloriosa ha detenido la ola de la invasión y ha marcado un viraje en la guerra de las Naciones Aliadas contra las fuerzas agresoras». 

   Durante la fase defensiva, 17 de julio-11 de noviembre de 1942, en la lucha por la estación ferroviaria de Kotlubán, en la zona de Samofálovka se destacaron los soldados de la compañía de ametralladoras de la 35 división de la Guardia, que mandaba Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de Dolores Ibárruripresidenta del CC del Partido Comunista de España. Alentados por su valiente jefe, los bravos combatientes cerraron el paso de los hitlerianos a la estación. Rubén Ruiz cayó mortalmente herido el 23 de agosto, muriendo, finalmente, el 3 de septiembre en un hospital de campaña. Por su valentía y arrojo se le hizo Héroe de la Unión Soviética.

   Transcurrirán siglos y milenios, más la gloria inmarcesible de los valerosos defensores de la fortaleza del Volga vivirá siempre en la memoria de los pueblos como el más esplendoroso ejemplo de audacia y heroísmo en la historia de las guerras.

Fuente: VV.AA – Instituto de marxismo-leninismo. Moscú.  

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