La lucha de clases es la escuela de las comunidades

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La lucha de clases es la escuela de las comunidades 1

La movilización de las comunidades por sus derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales son de una importancia enorme en la educación, la concientización, la formación política y la organización. Es en esta confrontación del pueblo en contra del Estado, los gobiernos y el sistema capitalista que las comunidades pueden comprender y entender de una forma objetiva el papel de éstos; es a través de ella donde el pueblo comprende la verdadera esencia de la lucha de clases; y formarse ideológica, política y organizativamente, comprendiendo con más objetividad al servicio de quiénes están el Estado el gobierno y sus funcionarios.

Por ejemplo, en una mesa de negociación de las comunidades con el gobierno, sus negociadores generalmente no aprueban el pliego y las comunidades se ven obligadas a luchar horas y horas para arrancarle al sistema capitalista cualquier derecho, pero también van ganando nuevos aliados, y aprendiendo a conocer al enemigo que enfrentan, por ejemplo, al descubrir a los oportunistas que se infiltran en el movimiento y a la vez fortaleciendo y depurando sus organizaciones y el movimiento mismo. Así mismo, con la lucha se arrancan los derechos, pequeñas victorias que preparan a las comunidades para grandes batallas, por estas razones la movilización del pueblo, la lucha de clases es su escuela viva en la generación de experiencia y conocimiento.

Allí es donde se aprende que no se pueden quedar en la lucha simplemente reivindicativa, sino que es necesario dar el salto, avanzar a la lucha política por transformaciones que generen cambios verdaderos desde los territorios campesinos, desde los barrios populares, en las pequeñas medianas y grandes ciudades. Pero estas transformaciones que generen cambios objetivos tangibles, hay que profundizarlas en las fábricas en los pequeños y grandes consorcios capitalistas donde la clase obrera debe sacudirse del dominio y la explotación, de la influencia de los capitalistas para convertir a la clase obrera en una clase domesticada que no se levanta, que no impone su rebeldía en lugar de una clase revolucionaria que debe ponerse a la cabeza del movimiento social y político como dirigente del proceso de transformación de esta sociedad.

La clase obrera de Colombia cumplirá con su papel de dirigente, conductora del proceso de transformación solo si se forma como tal y para eso debe romper las cadenas del burocratismo, del sindicalerismo, del economicismo que limitan su lucha a una lucha por el estómago postrándola a una lucha sin horizonte, ni transformación. Para salir de la pasividad la clase obrera debe trabajar por la Reestructuración del Movimiento Sindical, participar de la lucha política y formarse en la ciencia del proletariado que no acepta los favores del oportunismo, ni admite el burocratismo ni el clientelismo desarrollados por la burguesía, los terratenientes y los imperialistas para quitarle a la clase obrera la esencia de ser la más revolucionaria.

La clase obrera necesita formarse como clase independiente del Estado, de la burguesía, los terratenientes y del imperialismo, quienes garantizan el dominio, la explotación, el saqueo de los recursos, y por eso, invaden y someten a los pueblos, pues no están de acuerdo con la autonomía, la autodeterminación, la independencia, la soberanía, la libertad de los pueblos, al contrario, pretenden la esclavización de los pueblos y naciones oprimidas del mundo.

El campesinado también debe luchar por formarse políticamente como la fuerza que debe jugar su rol como aliada de la clase obrera y que dentro de esta alianza, comprenda su papel en el proceso de transformación de esta sociedad y la construcción de una nueva. Pero para comprender ese rol en el proceso de cambio, necesita profundizar en el papel que juega la reforma agraria y en la comprensión de que los capitalistas, los terratenientes y los imperialistas son las clases enemigas del pueblo y no van estar jamás de acuerdo con una reforma agraria integral y democrática, mucho menos con una reforma agraria revolucionaria, donde el pueblo organizado y en lucha tome las tierras de los terratenientes y de los latifundistas que las han monopolizado y, las distribuya entre los campesinos que quieren trabajarla en el cultivo de productos sanos para alimentar a las comunidades campesinas y de conjunto, a todo el pueblo colombiano.

La revolución colombiana requiere también que la clase obrera se eduque, se forme políticamente como la clase dirigente, líder del proceso de liberación, consiente políticamente, del rol que debe jugar en esta etapa de la revolución, debe tener conciencia política de su papel en la construcción de una nueva sociedad, de un nuevo sistema económico, social y político; debe comprender, como clase dirigente, el papel que necesitan jugar los diversos sectores sociales del pueblo colombiano, como el campesinado, los pueblos indígenas, las comunidades de los barrios populares de las pequeñas y grandes ciudades; debe comprender el papel de los intelectuales revolucionarios, los estudiantes, el papel histórico que tiene que desempeñar tanto la juventud del campo y la ciudad como la juventud suburbana.

La clase obrera como clase dirigente también debe ser consiente, que el escenario de lucha ha cambiado sustancialmente, que ayer la población era fundamentalmente campesina y el escenario partía del campo, mientras hoy es una población fundamentalmente urbana y proletarizada, por tanto, el escenario de lucha es de tal naturaleza, se desarrolla esencialmente en las ciudades grandes, intermedias y pequeñas; es así porque en estos escenarios es donde se concentra la población y de igual manera, los conflictos de orden económico, social y político, los cuales están sin resolver, convirtiéndose en una bomba de tiempo, y es la clase obrera quien debe ponerse a la cabeza del proceso de cambio, como clase dirigente, como clase de poder y conductora.

Para jugar la clase obrera en esta etapa su papel dirigente, debe dar una lucha sin cuartel contra el burocratismo, vicio heredado de un movimiento sindical aislado del pueblo que no le ha importado el papel tan revolucionario que tiene por cumplir.

La clase obrera para jugar su papel de dirigente de la revolución tiene que formarse con una posición política antiimperialista comprendiendo con profundidad que el imperialismo es el principal enemigo de los pueblos del mundo con sus invasiones a los territorios de los diversos pueblos, con sus guerras, y saqueos de los recursos. Comprender a profundidad que el imperialismo significa para los pueblos del mundo invasión, saqueo de los recursos, guerra, muerte, dominación, explotación, pérdida de la libertad, de la autonomía, autodeterminación y soberanía de los pueblos; el imperialismo significa para los pueblos del mundo esclavitud y atraso.

La clase obrera como clase dirigente del proceso de cambio tiene que ser consiente no solamente del rol de cada uno de los sectores populares del pueblo colombiano, sino entender a profundidad que su aliado principal en la revolución es el campesinado, pero no es solamente su aliado principal en el proceso de la toma del poder, sino su aliado natural en la construcción de la nueva sociedad, de la sociedad socialista. Sin esta alianza no se puede construir una nueva sociedad, no se puede construir un nuevo sistema económico social y político, son los pobres del campo y de la ciudad los llamados a entender este principio, base para la construcción de la nueva sociedad.

La alianza obrero-campesina es el núcleo esencial para determinar la aniquilación del sistema capitalista, y en medio de estas ruinas, impulsar con fortaleza el nuevo poder popular, el poder del pueblo que arranca de la alianza obrero-campesina, de la alianza de los pobres del campo con los pobres de las grandes medianas y pequeñas ciudades. Esta alianza debe trabajar incansablemente porque los pueblos indígenas, las comunidades afro participen, pues de lo contrario, si los pueblos indígenas o las comunidades afro no participan, la revolución difícilmente podrá realizarse, pues el poder popular no se podrá edificar y menos se podrá construir el socialismo, porque se requiere que estos sectores sociales del campo y la ciudad que producen, sean la base económica para construir el nuevo sistema económico y político. No podremos construir poder popular si los pueblos indígenas, las comunidades afro, los intelectuales revolucionarios, no participan, si las comunidades de los barrios populares no juegan un papel, o si los estudiantes no se movilizan. No se podrá construir poder popular si los jóvenes del campo y la ciudad no aportan su energía revolucionaria, pero menos podremos construir poder popular si las mujeres del campo y la ciudad no acompañan el proceso con sus ideas, su pensamiento, su trabajo y su energía revolucionaria.

El campesinado debe comprender que su lucha parte del principio de tierra para quien la trabaja, para el campesino pobre y medio que son quienes realmente la trabajan, pues si no se lucha por el territorio, si no hay una visión de ello, las multinacionales -monopolios- se apoderan de estos, como sucede en muchas partes del mundo, los imperialistas se toman grandes territorios con grandes proyectos de capital imperialista y despojan de la tierra y del territorio a grandes comunidades rurales.

Hoy el campesinado pelea por la tierra como parte de la lucha por el territorio, se lucha contra el Estado y el gobierno y, contra el imperialismo que invade en el mundo los territorios para saquearlos de sus riquezas. El campesinado requiere comprender a profundidad la importancia de la lucha por su territorio, y la lucha contra del monopolio de la tierra. En la medida que el campesinado profundiza en ello, en realidad está enfrentando al imperialismo como monopolizador de grandes territorios y con ello, apoderarse del agua dulce, los páramos, los grandes reservorios, las fuentes de agua, las quebradas y los ríos, la biodiversidad y hasta el oxígeno.

Todo ello gracias al Estado burgués, terrateniente y proimperialista, que permite sus inversiones en grandes negocios del comercio, se toma los bancos con el capital internacional, monopoliza las grandes productoras de semillas, herramientas y maquinaria, obteniendo así, de conjunto, el control del desarrollo técnico y científico y con ellos, la producción, transformación y comercialización de los productos del campo.

Por lo tanto la lucha del campesinado no es solamente contra los terratenientes y contra la burguesía, sino contra el imperialismo, y para enfrentar este enemigo se requiere la alianza del campesinado con la clase obrera y todos los sectores del pueblo colombiano. La clase obrera, como todos los sectores populares del pueblo colombiano necesita comprender que en la lucha por aniquilar el sistema capitalista y liberar los pueblos de la dominación, explotación y saqueo del imperialismo, hay que trabajar por construir la alianza para unir a todos los sectores sociales contra la burguesía, los terratenientes y el imperialismo fuerzas enemigas de todos los pueblos del mundo.

MIGUEL H.

https://revolucionobrera.com/lucha-campesina/la-lucha-de-clases-es-la-escuela-de-las-comunidades

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