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Viktor Andreyev, sindicalista ucraniano: «Esta no es nuestra lucha, es la lucha de los poderosos por ejercer su dominio”

La decisión de Washington de permitir ataques con misiles de largo alcance dentro de Rusia intensifica un conflicto donde las clases trabajadoras ucranianas y rusas son las más afectadas. Testimonios personales desde Ucrania, Rusia y Occidente muestran el verdadero costo humano de esta guerra y quienes están siendo los causantes.

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG

     La decisión de Washington de autorizar a Ucrania el uso de misiles de largo alcance para atacar objetivos en territorio ruso ha marcado una nueva escalada en el conflicto.

     Más allá de las justificaciones oficiales, esta acción hay que entenderla necesariamente dentro del marco de las crecientes  contradicciones entre los bloques interimperialistas. El pueblo ucraniano, al igual que el ruso, están sufriendo las consecuencias de decisiones tomadas en despachos lejanos, donde los intereses económicos priman sobre el bienestar de los ciudadanos.

    A través de testimonios directos, recogidos de los propios medios de comunicación de ambos países, exploraremos el impacto que esta guerra está teniendo en las clases trabajadoras y las verdaderas razones que subyacen en esta peligrosa estrategia.

   El pueblo ucraniano, al igual que el ruso, está sufriendo las consecuencias de decisiones tomadas en despachos lejanos, donde los intereses económicos priman sobre el bienestar de los ciudadanos.

El complejo militar-industrial y la guerra como negocio

     El uso de misiles estadounidenses en el conflicto no responde realmente a la defensa de Ucrania, sino a los intereses económicos de una de las grandes potencias en litigio. Como señala el investigador Andrew Feinstein en su libro The Shadow Worldel complejo militar-industrial estadounidense tiene una necesidad estructural de conflictos para justificar los miles de millones que invierten en armamento.

     En este sentido, Claire Montgomery, activista sindical en Detroit, comentó al medio The Guardian durante una protesta contra el gasto militar:

    “En lugar de invertir en educación o en salud pública, nuestro gobierno está financiando una guerra que no nos protege. Cada misil representa un contrato multimillonario, mientras que nuestras escuelas se derrumban.”

       Este testimonio ilustra cómo, incluso dentro de Estados Unidos, hay una creciente conciencia sobre el rol del sistema capitalista en la intensificación de la guerra.

La escalada bélica: Ucrania como peón en la lucha imperialista

     La autorización de estos ataques no es simplemente un acto de apoyo a Ucrania, sino una estrategia para contener y debilitar a Rusia, según analistas como Vijay Prashad, director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Esto posiciona al pueblo ucraniano como un instrumento en el tablero geopolítico de las potencias mundiales.

     Natalia Khomenko, refugiada ucraniana en Polonia, relató a Euronews:

       “Nos dijeron que esta guerra era para liberarnos, pero lo único que hemos conseguido es perderlo todo. Mi casa fue destruida, y ahora vivo como refugiada sin saber si podré volver.”

    El testimonio de Natalia refleja cómo la clase trabajadora es la más afectada por las decisiones tomadas en despachos lejanos, donde predominan los intereses económicos y estratégicos.

El riesgo nuclear: una amenaza real para las poblaciones

     Desde Rusia, Vladimir Putin ha advertido que cualquier ataque masivo en su territorio con misiles estadounidenses será considerado un acto de guerra directa. Aunque en Occidente se minimizan estas amenazas, los riesgos de un conflicto nuclear son reales, especialmente para las poblaciones que viven en las zonas fronterizas.

   Olga Ivanova, residente de Belgorod, compartió su testimonio con la agencia rusa TASS:

    “Aquí vivimos con miedo constante. No sabemos si el próximo ataque cruzará la línea. Queremos paz, pero los líderes siguen jugando con nuestras vidas.”

   La incertidumbre y el temor se replican en ambos lados del conflicto, mientras las elites políticas y económicas continúan apostando por una escalada peligrosa.

El impacto en la clase trabajadora global

    El costo humano no se limita a Ucrania y Rusia. Las sanciones económicas, el aumento de los precios de la energía y la militarización de las economías afectan a las clases trabajadoras de todo el mundo. Según el portal Al Jazeera, en Europa, las protestas por el aumento del costo de vida han puesto de manifiesto el impacto de la guerra en la vida cotidiana de millones de personas.

     En San Petersburgo, Dmitri Sokolov, obrero metalúrgico, declaró a Russia Beyond:

      “Las sanciones no golpean a los oligarcas; nos golpean a nosotros. Mi salario no alcanza para cubrir lo que antes podía. Y ahora, con el aumento del gasto militar, hay menos recursos para cosas importantes.”

       Este testimonio refuerza la idea de que las guerras son una herramienta del capitalismo para intensificar la explotación y el control, dejando a las clases populares a merced de sus consecuencias.

 Una guerra que no es del pueblo

     El conflicto en Ucrania es una manifestación de la lucha interimperialista, donde las grandes potencias tratan de consolidar su hegemonía económica y militar. En el centro de esta disputa han quedado atrapadas las poblaciones civiles, que enfrentan desplazamientos, pérdidas y precariedad.

     Hoy, sin duda, sería fundamental que los movimientos obreros internacionales reconozcan el carácter sistémico de esta guerra y se organicen para rechazarla. Como señalara Viktor Andreyev, un sindicalista ucraniano, durante una entrevista con Democracy Now:

     “La única forma de detener esta guerra es con la solidaridad de los trabajadores de todo el mundo. Esta no es nuestra lucha, es la lucha de los poderosos por ejercer su dominio.”

    Es crucial que los movimientos obreros y populares internacionales, continuaba precisando Viktor Andreyev a Democracy Now se unan contra esta lógica imperialista. Las guerras no benefician a los pueblos; benefician a las corporaciones y a quienes ostentan el poder político y económico. Y concluye el sindicalista ucraniano:

    “Solo cuando los trabajadores de ambos lados nos unamos y rechacemos esta  guerra  de los ricos, podremos aspirar a un futuro de paz y justicia.”


Fuentes consultadas:

  1. Andrew FeinsteinThe Shadow World (referencia conceptual).
  2. Testimonios citados de The GuardianEuronewsTASSRussia Beyond y Democracy Now!.
  3. Análisis de Vijay Prashad y artículos dAl Jazeera.

https://canarias-semanal.org/art/35713/biden-ultimos-dias-casablanca-guerra-nuclear

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