Las duras palabras del MRE venezolano al gobierno de Luiz Inácio son certeras en la medida en que la decisión del equipo internacional del presidente ‘brasileño’ es un castigo a Venezuela por no haber cumplido las órdenes de Estados Unidos respecto a las elecciones de julio.
Maxuel Chaves
El veto brasileño al ingreso de Venezuela a los Brics, “impuesto por Bolsonaro desde hace años”, es “una acción que constituye una agresión contra Venezuela y un gesto hostil que se suma a la política criminal de sanciones impuestas contra el pueblo venezolano”, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) del país vecino, el 24 de octubre, como reacción a la decisión del gobierno de Luiz Inácio.
Las duras palabras del MRE venezolano al gobierno de Luiz Inácio son certeras en la medida en que la decisión del equipo internacional del presidente ‘brasileño’ es un castigo a Venezuela por no haber cumplido las órdenes de Estados Unidos respecto a las elecciones de julio.
En ese momento, Estados Unidos quería sustituir el régimen de Maduro por uno más alineado con sus intereses, y tenía como candidato al opositor Edmundo González. Estados Unidos financió a grupos reaccionarios en el país para causar disturbios con sus redes de espionaje y amenazó al país latinoamericano con sanciones económicas y políticas. En septiembre, por ejemplo, el Ministro del Interior de Venezuela anunció la confiscación de un cargamento de más de 400 rifles y ametralladoras estadounidenses destinados a abastecer a los mercenarios internos. Venezuela siguió las elecciones según sus propias decisiones. El ‘Brasil’ de Luiz Inácio insistió en la divulgación de las actas, misma exigencia que los yanquis, y hasta el día de hoy no ha reconocido a Maduro como presidente electo, posición que mantienen otros gobiernos latinoamericanos descaradamente alineados con EE.UU., como el de Bórico (Chile) y Petro (Colombia).
La postura deriva de una comprensión de la democracia burguesa, verdadera dictadura velada de millonarios (en Brasil, gran burguesía y terratenientes sometidos al imperialismo), como un valor universal, y que tiene como una de sus expresiones las mal llamadas “elecciones libres”. Fue con este discurso ideológico que Estados Unidos invadió y saboteó varios países del mundo, desde regímenes que iban desde socialistas hasta islámicos, para imponer gobiernos sujetos a sus intereses.
Siendo esta la base ideológica, la práctica no puede ser diferente: consiste en abandonar cada vez más los falsos discursos antiimperialistas y asumir la posición de sirviente del Tío Sam. Aunque esto cueste el mayor apoyo para el estrangulamiento del país vecino y de su pueblo debido a la credibilidad dada a las sanciones políticas y económicas contra Venezuela.
Como consecuencia aparte, cae la posición de muchos oportunistas brasileños sobre “los dos aspectos” del gobierno brasileño: uno progresista y otro reaccionario; más aún el que sostiene que la parte progresista está principalmente en política exterior. Interna y externamente, el gobierno de Luiz Inácio abre de par en par las puertas del puente de mando de la derecha, que asume el mando sin pudor.
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Por cierto, quien ejecutó el veto por voluntad de Luiz Inácio es un personaje conocido por la injerencia proyanqui en los países latinoamericanos. Se trata del diplomático Eduardo Paes Saboia, quien en 2013 coordinó una operación irregular en Bolivia para sacar del país a Roger Molina. Roger Molina era un opositor de derecha al gobierno de Evo Morales y estaba siendo investigado por delitos de corrupción. La operación se llevó a cabo violando la constitución boliviana y generó en su momento una crisis diplomática entre los países.