Hoy pareciera que las consignas, los movimientos feministas y de derechos humanos habidos y por haber, y las propias calles no fueran suficientes para llamar a los hombres y a las mujeres de nuestro pueblo a salir a defender los derechos de María Ximena Villalobos.
El tiempo apremia, pues su expareja sentimental, Brayan Enrique un oficial del GOES, le envió toda una serie de videollamadas desde varios celulares amenazándola de muerte; incluso, como si ya la tuviera en sus manos, castañeaba los dientes para que sonaran como disparos y todo por celos, diciendo que si no es para él, no es para nadie; «explicándole» porqué la golpeó en noviembre del año pasado cuando Medicina Legal le tuvo que ampliar la incapacidad a 40 días. Es tal la peligrosidad de este hombre que también tiene amenazada a su familia y manifiesta no importarle si María Ximena lo denuncia ante la Fiscalía, la Comisaría, es más que no le importa ir a la cárcel.
Aberrante y aterradora situación, pues en medio de varias irregularidades esta nueva víctima del machismo tuvo que apelar a ocultarse por sí misma, ya que el Estado no solo le ha negado protección, sino que le ha otorgado permiso a Brayan Enrique de ver a Sara Sofía, la pequeña hija de los dos, pese a que su intención es asesinar a la madre de su hija.
Solamente ante los hechos consumados, ante la evidencia pública de los videos que circularon por las redes sociales, la Policía Metropolitana de Bogotá decidió detener a este atroz individuo que, prácticamente, los desafió al manifestar que no le teme ni a la cárcel siquiera. Falta ver el curso de los acontecimientos, si en realidad será condenado y hasta qué punto el Estado va a proteger a estas dos mujeres, esposa e hija, cuyas historias ya están ligadas a este perverso individuo.
Como vemos, esta sociedad capitalista no da pie con bola a la hora de defender los derechos de las mujeres; habla mucho cuando le otorga puestos en el Estado o un galardón por el arte, la ciencia o la cultura, que no los brinda para elevar su nivel e incentivar a las demás mujeres a emular sus ejemplos, sino para acallarlas y someterlas a su statu quo, a un sistema caduco y mezquino que ya no tiene más qué ofrecer.
Y decimos que no hay movimiento lo suficientemente fuerte hoy para defender los derechos de las mujeres por cuanto, la defensa real de ellos depende en sumo grado de la ideología, de los criterios con que se defienden esos derechos y, la verdad sea dicha, la ideología del proletariado es la única que puede garantizar una defensa de los derechos de las mujeres, pues en esta sociedad capitalista no es posible alcanzar la liberación de la mujer, solamente con el socialismo comienza esta defensa y con el comunismo, junto a la liberación del proletariado, se alcanzará su verdadera emancipación.
Por esta sencilla razón llamamos a las mujeres del pueblo, a las luchadoras por la libertad, a vincularse al gran Movimiento Femenino Revolucionario que estamos impulsando, pues como se expresa en su plataforma:
«Esta necesidad se impone ante la agudización de la situación de la mujer en la actualidad, no solo por el alto índice de feminicidios y agresiones de todo tipo contra las mujeres, sino porque el moribundo capitalismo está a punto de exterminar si se quiere, a la humanidad misma con sus preparativos de guerra. Un Movimiento Femenino Revolucionario (MFR) que dispute al feminismo burgués la dirección del actual Movimiento Femenino, organizando, educando y movilizando a las mujeres en la lucha por sus derechos y su emancipación, como parte de la emancipación de la clase obrera, esto es, como parte de la lucha revolucionaria contra el capitalismo imperialista y su Estado burgués que lo mantiene en pie.
Se requiere un Movimiento Femenino Revolucionario que levante la bandera de la emancipación de la mujer como parte de la lucha general contra el capitalismo imperialista, un Movimiento Femenino Revolucionario basado en unos principios y una plataforma de lucha firmes en el combate contra el sistema económico actual y su Estado burgués; que dirija la conquista de los derechos de las mujeres y que defienda con la lucha las conquistas ya logradas históricamente; un Movimiento Femenino Revolucionario que luche contra la desigualdad entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos de la sociedad, que condene el hambre y la miseria a la que se somete a los desposeídos, que se movilice revolucionariamente ante la violencia, el maltrato y los feminicidios.»
¡Mujeres como esclavas, nunca más!