¿Pueden las potencias del capitalsimo emergente impulsar el socialismo global?
¿Pueden los» BRICS+» allanar el camino hacia el socialismo, o es solo un espejismo en el escenario global?, se pregunta nuestro colaborador Manuel Medina en este artículo. Con países como Rusia, China, Brasil, Sudáfrica e India a la cabeza, surge la pregunta: ¿Son estas economías capitalistas realmente capaces de desafiar el orden mundial y avanzar hacia un sistema socialista?
POR MANUEL MEDINA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
En el curso de los intensos actuales sobre la geopolítica mundial, ha aparecido una postura según la cual los BRICS+(Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y sus nuevas incorporaciones), así como el proceso de multipolaridad que se está produciendo en el planeta, podrían ser interpretados comomovimientos útiles para allanar el camino que nos conducirá hacia una sociedad socialista.
Para no pocos, la fragmentación de la hegemonía global deEstados Unidos y el debilitamiento del dominio del dólar son señales inequívocamente positivas, que podrían desencadenar un cambio radical en el sistema global. Sin embargo, desde una perspectiva marxista, esta visión es problemática y está llena de contradicciones.
El argumento que trataremos que defender en este artículo, es que tanto los BRICS+ como la multipolaridad son fenómenos esencialmente capitalistas y, por tanto, no pueden ofrecer el marco necesario para la construcción del socialismo.
A lo largo de este mismo artículo, trataremos de demostrar por qué este enfoque no solo es erróneo, sino que además desvía peligrosamente la atención de lo que es esencial: la organización y movilización de la clase trabajadora a nivel global.
¿QUÉ ES LA MULTIPOLARIDAD Y POR QUÉ ALGUNOS LA VINCULAN ERRÓNEAMENTE CON EL SOCIALISMO?
Para entender en qué consiste este debate, es importante que comencemos por definir qué hay que interpretar pormultipolaridad. Básicamente, el concepto se refiere a un sistema internacional donde ya no hay una única superpotencia que domine el mundo, sino que son variaspotencias compiten entre sí por la influencia y el control.
En contraste con el mundo unipolar que emergió tras el fin de la Guerra Fría, dominado por Estados Unidos, lamultipolaridad busca un equilibrio entre los diferentes actores globales.
Por otra parte, el «grupo BRICS+» es una coalición de países, en la que están incluidas potencias emergentes como China, India y Rusia, y otras naciones como Brasil y Sudáfrica, que tratan de cooperar en temas económicos, políticos y financieros.
Recientemente, otros países, como Irán y Egipto, han sido invitados a unirse al grupo. Para algunos analistas, los BRICS+ representan una oportunidad de contrapeso a la influencia imperialista de Occidente. Eso les lleva a pensar que se podría constituir una «base material» para avanzar hacia elsocialismo.
EL PROBLEMA DE LAS ALIANZAS CAPITALISTAS EN EL BRICS+
Sin embargo, la idea de que los BRICS+ puedan ser unaplataforma hacia el socialismo tiene una falla estructuraldesde el principio: la mayoría de sus miembros son países capitalistas, con agendas nacionales enfocadas a la acumulación de capital y no a la redistribución de la riqueza. Para entender esto desde la perspectiva de un análisis marxista, tendríamos que recordar cómo se definen las clases en función de su relación con los medios de producción. Los países que componen el BRICS+, son naciones gobernadas por élites capitalistas, y en algunos casos, por regímenes autoritarios que oprimen activamente a sus respectivas clases trabajadoras.
Un buen ejemplo de esta contradicción es, por ejemplo, la India liderada por Narendra Modi. India es uno de los miembros más poderosos del BRICS+, pero su gobierno es ampliamente conocido tanto por su nacionalismo hindutva y su carácter fuertemente represivo con los asalariados, como por su estrecha alianza con las grandes Corporaciones.
No existe el más leve indicio de que Modi pueda estar mínimamente interesado en promover el socialismo en su país. De hecho, su Gobierno se ha caracterizado por la aplicación de políticas drásticamente neoliberales que, favoreciendo a las grandes empresas y al capital privado, han provocado la convocatoria de las huelgas generales más numerosas y participativas que han producido en todo el mundo en el siglo XXI.
LA IZQUIERDA, RUSIA Y CHINA
En ciertos sectores de la izquierda, persiste una tendencia a idealizar a Rusia y China, asociándolos subconscientemente con el legado de la Unión Soviética o de la China Popular de Mao Tse tung . Esta suerte de acto reflejo parece estar basado en la errónea percepción de que estos países continúan representando una alternativa al capitalismo occidental, o una resistencia al imperialismo de Estados Unidos. Sin embargo, este enfoque pasa olímpicamente por alto la realidad de sus estructuras económicas actuales, que han cambiado radicalmente desde los tiempos del socialismo en la URSS y la China Popular.
– EL CASO DE RUSIA: UN CAPITALISMO OLIGÁRQUICO
La Rusia actual no tiene ninguna relación económica o política con la hoy desaparecida Unión Soviética. Tras la implosión del bloque soviético en 1991, Rusia se transformó, con una velocidad de vértigo, en una economía capitalista oligárquica. El feroz proceso de privatización masivadurante la década de los 90, llevó a la acumulación de riqueza en manos de un reducidísimo grupo de oligarcas que, tomando por asalto el aparato del Estado, se repartieron el control y la propiedad de los sectores clave de la economía del país, como son la energía, la minería y las telecomunicaciones.
El gobierno de Vladímir Putin no ha revertido, en absoluto, estas dinámicas capitalistas. Si bien ha intentado consolidar el poder estatal sobre algunos sectores estratégicos, la de Rusia sigue siendo una economía capitalista, en la que una élite cercana al poder político se enriquece, mientras la mayoría de la población sufre condiciones de trabajo precarias y de bajos salarios. Rusia exporta materias primas, principalmente petróleo y gas, un hecho que la sitúa en el rango una economía dependiente de los mercados internacionales, lo cual la convierte en un expresivo arquetipo del capitalismo periférico. La estructura económica de Rusia se define por la concentración de capital en manos de unos pocos y una clara orientación hacia el mercado global, lo que la distancia radicalmente de cualquier tipo de modelo socialista.
En el año 2000, Vladímir Putin asumió el poder en unaRusia devastada por el colapso de la Unión Soviética y la transición al capitalismo en los años 90. Esta transición, como difícilmente podía haber sido de otra manera, resultó caótica, con una economía en ruinas, pobreza en aumento y un Estado seriamente debilitado.
Frente a este panorama, Putin, en una operación con cierto parecido a la emprendida siglos antes por Napoleón Bonaparte en 1799, se propuso «poner orden» al caos provocado por aquel proceso contrarrevolucionario del que él mismo había sido partícipe, estabilizar el país y evitar una posible fragmentación de la Federación, tal y como se produciría algunos años después con la disolución de Yugoslavia, conocido con el nombre de «balcanización».
Uno de los principales desafíos que Putin se vio obligado a afrontar consistió en tratar de revertir las consecuencias de las privatizaciones masivas que habían enriquecido a unos pocos oligarcas, mientras otros muchos millones de ciudadanos rusos sufrían el desempleo y la pérdida de derechos sociales.
Para ello, la tarea prioritaria de Putin fue consolidar laautoridad del Estado central y controlar las regiones más inestables, como Chechenia, donde los movimientos separatistas ya se habían puesto en marcha. Para lograrlo,Putin combinó medidas duramente represivas, con estrategias políticas, campañas militares y negociación de acuerdos que le permitieran preservar la integridad de lo que quedaba de la antigua Federación soviética .
Paralelamente a esta operación de estabilización doméstica, Putin trató de la nueva Rusia capitalistapudiera integrarse en el «Club de las grandes potencias globales», tratando con ello mejorar su posición internacional y formando parte del nuevo hegemón mundial. En esa misma línea, Putin propuso el ingreso de su país en la organización militar de la OTAN, (ver video adjunto), con la esperanza de fortalecer los lazos con Occidente y asegurar la seguridad de Rusia, en un entorno global dominado por Estados Unidos y Europa. Esta propuesta, aunque inusual desde la perspectiva actual, tenía sentido para Putin en su intento de reinsertar a Rusia en el escenario capitalista mundial, evitando de paso su aislamiento geopolítico.
Sin embargo, su petición fue rechazada, (ver video adjunto). La OTAN no tomó en serio la solicitud de Rusia,probablemente debido al estado interno en el que se encontraba el país en aquellos momentos. La economía rusa estaba sumida en una profunda crisis, y su influencia militar y política había disminuido drásticamente tras la caída de la URSS. Para las potencias occidentales, Rusia no representaba un aliado estratégico, sino un rival seriamente debilitado y en fuertes apuros. En lugar de integrar aRusia, Occidente optó por fortalecer sus propias posiciones, especialmente en Europa del Este, aprovechando la debilidad rusa para impedir la expansión de la influencia de la OTAN en el denominado espacio postsoviético. Nada extraño, por otra parte. La historia nos proporciona elocuentes ejemplos de cómo suelen dirimirse situaciones similares entre aquellos países capitalistas que se disputan la hegemonía económica mundial.
Aquel rechazo occidental tuvo un fuerte impacto en la recién entronizada oligarquía rusa, quienes, al sentirse excluidos, se vieron empujados a adoptar una política más independiente y, con el tiempo, más confrontativa con Occidente. Esta ruptura fue profundizando a medida que la OTAN seguía expandiéndose hacia las fronteras rusas, lo que Moscú con toda la razón, percibió como una amenaza directa. En respuesta, Putin buscó construir nuevas alianzas, aumentando la cooperación con países como China y, finalmente, formando bloques alternativos como el BRICS.
Pero Putin no se circunscribió solo a esos objetivos. Aprovechando el desarrollo tecnológico alcanzado por la desaparecida URSS, comenzó a reactualizar y hacer uso del poder militar que Rusia todavía conservaba de la época soviética, para proyectar su influencia en conflictos internacionales, como en Siria, donde desafió directamente los intereses occidentales, reforzando la presencia de Rusiaen el Medio Oriente. Este cambio en su política exterior marcó el inicio de una nueva etapa de confrontación entre Rusia y Occidente, que en la actualidad se encuentra en plena vigencia.
– CHINA: CAPITALISMO DE ESTADO
Por su parte, China también ha experimentado un giro drástico desde la era de Mao Tse tung. A partir de las reformas de Deng Xiaoping en la década de 1980, Chinaadoptó un modelo de «capitalismo de Estado» que, manteniendo una fachada comunista, funciona realmente sobre la base de la acumulación de capital privado.
Si bien el Estado continúa desempeñando un papel central en determinados sectores estratégicos como laBanca, la energía y las infraestructuras, las empresas privadas y la inversión extranjera desempeñan un papel determinante en su economía.
Multinacionales de todo el mundo trasladaron sus fábricas a China en busca de mano de obra barata. Ese interesado movimiento migratorio empresarial terminó convirtiendo a China en la «fábrica del mundo».
En el curso de todo ese proceso, China ha ido desarrollando una clase capitalista doméstica,poderosísima a nivel mundial, que se simultanea su exitoso crecimiento con la existencia de grandes desigualdades sociales en el país, un hecho que constituye una de las características esenciales de las economías capitalistas.
El modelo chino ha logrado un crecimiento económico ciertamente impresionante. Pero ha sido conseguido a costa de una mayor explotación de los trabajadores y del medioambiente. Su modelo está a distasias kilométricas de las bases socialistas de la propiedad colectiva de los medios de producción y de la planificación centralizada que caracterizaron a la China de Mao Tse Tung.
El poder económico de China ha crecido de manera vertiginosa en el curso de las últimas décadas, posicionando al país como uno de los actores más importantes de la economía mundial. Desde su apertura a los mercados y a las reformas económicas impulsadas por Deng Xiaoping en la década de los 80 del siglo pasado, China ha transformado su modelo económico de uno comunista, centralmente planificado, a un capitalismo de Estado, donde laintervención estatal coexiste con la dinámica arrolladora de las grandes empresas privadas. Esta transición al capitalismo ha generado un crecimiento espectacular, al punto de rivalizar ventajosamente con las principales economías capitalistas del mundo,especialmente con Europa y Estados Unidos.
Tanto Rusia como China son, pues, economías capitalistas que compiten con ferocidad con sus antagonistas occidentales. En Rusia, el capitalismo oligárquico es dominante, encabezado por una élite quecontrola los recursos naturales del país. En China, el capitalismo de Estado ha permitido una acumulación masiva de capital, con enormes desigualdades sociales.
Por lo tanto, mantener la idea de que estos países siguen la senda trazada por la URSS o la China Popular es un grave error. Ambos han adoptado modelos económicosque, aunque con diferencias formales, están basados en la lógica del mercado capitalista y la acumulación de capital, lo que los sitúa a ambos en las antípodas del socialismo marxista.
LA MULTIPOLARIDAD Y LOS PELIGROS DE LAS RIVALIDADES INTERIMPERIALISTAS
Si analizamos la historia, podremos constatar como la multipolaridad no es un fenómeno nuevo. Ya ha habido otros muchos momentos en la historia en los que múltiples potencias han competido entre ellas por lograr el dominio global. Un ejemplo clásico fue el período que precedió a la Primera Guerra Mundial, cuando potencias como Alemania, Reino Unido, Francia y Japón luchaban ferozmente por el control de las colonias y los mercados. Lejos de conducir al socialismo, estas rivalidades imperialistas culminaron en una guerra devastadoraque no benefició en absoluto a la clase trabajadora. Más bien, intensificó su explotación y perpetuó el dominio del capital.
Entonces, ¿qué es lo que nos cuentan estas referencias históricas sobre la situación actual? En lugar de interpretar la multipolaridad actual como un avance hacia el socialismo,es más realista entenderla como una reorganización del poder capitalista global. Las potencias emergentes como China y Rusia están compitiendo con Estados Unidos no para desmantelar el capitalismo, sino para la ampliación de sus propios mercados y esferas de influencia en el mundo. Se trata de una lucha despiadada por el control de los recursos, no por la emancipación de los trabajadores.
LAS LECCIONES DE LA HISTORIA: IMPERIALISMO Y REVOLUCIÓN
Lo que desde la perspectiva histórica sí se puede afirmar categóricamente es que estas luchas entre potencias imperialistas han sido también, en algunos casos, una oportunidad para la clase trabajadora. Las crisis generadas por estas rivalidades han debilitado a los sistemas capitalistas, abriendo puertas y oportunidades para movimientos revolucionarios. Pero es importante destacar que estas oportunidades solo se han materializado cuando las clases trabajadoras han estado organizadas y preparadas para la acción. El ejemplo más claro de ello fue la Revolución Rusa de 1917, que aprovechó las tensiones generadas por laPrimera Guerra Mundial, para derrocar a la monarquía de los zares y establecer el primer Estado socialista del mundo.
Sin embargo, esos momentos de crisis no garantizan per sey de forma automática, la irrupción repentina de cambios revolucionarios. Para que ello se produzca es necesario que se den una serie de requisitos: que la clase trabajadora se encontrara fuertemente organizada y que, además, fuera plenamente consciente de su propia capacidad para cambiar el sistema. Las crisis en sí conducen a una reconfiguración del poder capitalista, pero no a su eliminación. El capitalismoha demostrado ser capaz de sobrevivir a grandes crisis y guerras, reinventándose para mantener su control sobre la producción y la distribución de la riqueza.
En el caso de la multipolaridad actual, los conflictos entre potencias como Estados Unidos, China y Rusia pueden generar una intensa inestabilidad mundial, pero si no existen movimientos revolucionarios bien organizados y con conciencia no solo de clase, sino también de cuáles deben ser sus objetivos, es poco probable que se puedan producir significativos avances hacia la implantación de una sociedad socialista.
EL FALSO CAMINO DE LA DESDOLARIZACIÓN
Otro aspecto que algunos defensores de los BRICS+ suelen citar en su glosario argumental es el tema de la desdolarización. Es decir, el proceso mediante el cual algunos países tratan de reducir su dependencia del dólar estadounidense como moneda de referencia en el comercio internacional. La lógica que se sitúa detrás de esta idea es queal debilitarse el poder del dólar, también se debilita la hegemonía de Estados Unidos, facilitando el surgimiento deun nuevo orden económico más justo.
Sin embargo, desde una perspectiva marxista, esto no representa una verdadera solución al problema estructural del capitalismo. La hegemonía del dólar es solo la expresión del dominio imperialista de los Estados Unidos, pero eliminar su control no cambia el hecho de que el sistema global siga siendo capitalista. Parece obvio que países como China o Rusia podrían, igualmente, desear reemplazar el dólar con sus propias monedas, pero lo harán para fortalecer su poder económico dentro del sistema capitalista, no para transformarlo en otro con características socialistas.
Un ejemplo de los límites de este enfoque es Irán. Este país, asfixiado por las sanciones económicas de Estados Unidos,ha encontrado en el BRICS+ una posible salida para diversificar sus alianzas y aliviar su crisis económica. Sin embargo, esto no significa que Irán por ello se encuentre más cerca del socialismo. De hecho, el Gobierno iraní utiliza los recursos que obtiene a través de estas alianzas para reprimir a su propia clase trabajadora y mantener un sistema capitalista autoritario. En un todavía recientísimo pasado, sus teocráticos dirigentes no dudaron en acabar con la vida de miles de comunistas que se oponían a la explotación ejercida por ese mismo capitalismo autoritario.
EL ÚNICO CAMINO HACIA EL SOCIALISMO: LA ORGANIZACIÓN DE LA CLASE TRABAJADORA
El principal error en la visión de que la multipolaridad o el BRICS+ nos conducirán al socialismo es que ignora el papel central de la clase trabajadora en cualquier cambio revolucionario. Marx y Lenin dejaron claro que la única clase capaz de derrocar al capitalismo y construir una sociedad socialista es la clase trabajadora organizada. Los cambios en las relaciones internacionales, por sí solos, no nos traerán esas necesarias transformaciones. Lo que se necesita para que ello sea posible es un movimiento consciente, organizado y decidido.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha reportado que más del 90% de los empleos en las economías desarrolladas son asalariados. Ello lo que significa que existe un potencial gigantesco para la organización de la clase trabajadora. Sin embargo, para que este potencial logre ser convertido en una realidad tangible, es imprescindible un esfuerzo consciente para aumentar la conciencia de clase y fortalecer las organizaciones revolucionarias y sindicales en todo el mundo.
DESVIANDO LA ATENCIÓN DEL VERDADERO OBJETIVO
La multipolaridad y el BRICS+, pues, no son el camino de rosas que nos conducirá al socialismo. Aunque estos fenómenos pueden ofrecer cierta resistencia al imperialismo occidental, no atacan ni de lejos la raíz del problema: el sistema capitalista global.
Los comunistas y los revolucionarios, realmente interesados por cambiar las bases sobre las que se asienta este sistema económico, no debieran dejarse engatusar por las promesas de las élites capitalistas de otros países. El verdadero poder para cambiar nuestro planeta reside en la clase trabajadora, que debe organizarse y estar presta para luchar por su propia emancipación.
VÍDEO: PUTIN A CLINTON: «¿BILL. ¿PODRÁ RUSIA ENTRAR EN LA OTAN?».
https://canarias-semanal.org/art/36817/la-multipolaridad-brics-anatomia-de-una-nueva-ilusion