¿Cómo influyeron las ideas comunistas en la creación del «Studio Ghibli»? ¿Qué mensajes políticos esconden sus películas de dibujos animados?
¿Qué hay detrás de las mágicas historias de Studio Ghibli? ¿Es solo fantasía o hay un mensaje político oculto? Detrás de las adoradas películas de Hayao Miyazaki y su socio Isao Takahata se encuentra una profunda conexión con el comunismo japonés y una crítica velada al capitalismo, la guerra y la destrucción medioambiental. Pero, ¿cómo se traduce esta visión en sus obras?
POR ANTÓN CASABLANCA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Studio Ghibli fue fundado en 1985 por los animadores japoneses Hayao Miyazaki e Isao Takahata, tras su experiencia trabajando juntos en el sindicato de animación de Toei Doga. El estudio surgió con la intención de crear películas de animación que ofrecieran no solo entretenimiento, sino también críticas sociales y ambientales, a menudo enfocadas en contra de la guerra, el capitalismo y la destrucción ecológica.
Desde sus inicios, Ghibli se ha destacado por sus historias profundas y su exquisita animación, con títulos emblemáticos como Mi vecino Totoro (1988), El viaje de Chihiro (2001), y La princesa Mononoke (1997). A lo largo de los años, el estudio se ha mantenido como un referente en la animación global,combinando fantasía con mensajes filosóficos y políticos.
¿Qué es lo que hay detrás de las mágicas historias de Studio Ghibli? ¿Es solo fantasía o hay también un mensaje político oculto? Detrás de las adoradas películas de Hayao Miyazaki y su socio Isao Takahata se encuentra una profunda conexión con el comunismo japonés y una crítica velada al capitalismo, la guerra y la destrucción medioambiental. Pero, ¿cómo se traduce esta visión en sus obras?
Studio Ghibli no solo se distingue por su arte visual, sino por su trasfondo ideológico. Fundado en 1985 el estudio surgió a partir de las luchas sindicales de ambos animadoresdurante su tiempo en Toei Doga, una de las corporaciones cinematográficas más importantes de Japón. A mediados de los años 60, las condiciones laborales eran extremadamente duras para los animadores, quienes debían crear cientos de dibujos a diario bajo plazos insoportables. Fue en este contexto que tanto Miyazaki como Takahata destacaron como líderes sindicales.
El deseo de romper con las estructuras convencionales de la industria llevó a ambos a crear un estudio que se distanciaba de los ideales de entretenimiento de masas que representaba Disney. Mientras las películas de este último buscaban entretenimiento comercial, las obras de Ghibli ofrecían una crítica sutil pero poderosa al capitalismo, la guerra y la destrucción del medio ambiente. Un claro ejemplo de ello es Porco Rosso (1992), en la que el protagonista rechaza al fascismo con la icónica frase: “Mejor ser un cerdo que un fascista”. Esta película refleja el desprecio de Miyazakihacia las ideologías autoritarias y sus ramificaciones bélicas.
El enfoque de Ghibli se aleja de la mera creación de entretenimiento y aborda temas sociales, ambientales y económicos. La inspiración para muchos de estos mensajes se remonta a las visitas que Miyazaki y Takahata realizaron a Gales en los años 80, donde observaron de primera mano las consecuencias de la Revolución Industrial y la lucha de los mineros. Estas experiencias influyeron en El castillo en el cielo(1986), donde el paisaje desolado de una civilización industrial en ruinas se convierte en escenario de reflexión sobre el impacto del trabajo humano y su explotación.
Un elemento recurrente en las películas de Ghibli es la representación del trabajo manual, algo que Miyazakivaloraba profundamente. Las escenas que muestran a personajes trabajando, ya sea en fábricas o en tareas agrícolas, transmiten un mensaje sobre la dignidad y el valor del trabajo útil. Esta distinción entre trabajo productivo y destructivo se observa claramente en películas como El viaje de Chihiro (2001), donde la protagonista es forzada a trabajar en un spa mágico bajo condiciones alienantes, una crítica encubierta al capitalismo y su explotación laboral.
A pesar de la influencia política, las películas de Ghibli nunca son abiertamente propagandísticas. Su mensaje ecosocialista y de solidaridad humana flota bajo la superficie de historias de fantasía. En Nausicaä del Valle del Viento (1984), por ejemplo, se presenta un futuro postapocalíptico donde la humanidad debe lidiar con las consecuencias de la destrucción ambiental, mientras que Ponyo (2008) aborda de forma directa el cambio climático.
Sin embargo, la complejidad de las obras de Ghibli va más allá de la crítica directa. Recuerdos del ayer (1991), dirigida por Takahata, presenta la historia de una mujer que, harta de su vida urbana, decide trabajar en el campo, descubriendo que lo que percibía como naturaleza inalterada es en realidad el fruto de generaciones de trabajo humano. Esta película refleja la visión dialéctica de la naturaleza y el trabajo que caracteriza la obra de Takahata y Miyazaki.
A lo largo de los años, tanto Miyazaki como Takahata se han distanciado de los movimientos políticos formales, aunque mantuvieron un firme rechazo hacia el imperialismo y la guerra. La tumba de las luciérnagas (1988) es quizás la película más anti-bélica jamás creada, mostrando los horrores que la guerra inflige sobre los inocentes. Miyazaki también expresó su disgusto hacia el gobierno japonés y el imperialismo moderno, como se ve en El increíble castillo vagabundo (2004), una crítica velada a la guerra de Irak.
A través de sus mundos imaginarios, Studio Ghibli ofreceuna visión alternativa al nihilismo y la alienación que muchas veces caracterizan las producciones culturales contemporáneas. En las películas de Ghibli, la belleza del trabajo y la solidaridad humana prevalecen, ofreciendo una pequeña utopía donde lo bueno es simplemente bueno, lo bello es verdaderamente bello, y la esperanza de un futuro mejor nunca desaparece por completo.