¿Se trata de avance real o solo de un macroeconómico espejismo capitalista?
Periódicos tan emblemáticos como «El País» no han dudado en saludar con alborozo la «buena nueva» de la importante reducción de la deuda externa española. ¿Quiénes se benefician del desendeudamiento? ¿Cómo afecta esta reducción de la deuda externa a la clase trabajadora española? ¿Cómo se ha logrado?
POR CÁNDIDO GÁLVEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
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La reciente reducción de la deuda externa de España en 200 mil millones de euros ha sido presentada como un gran logro económico, al alcanzar niveles que no se veían desde antes de la Gran Recesión. El periódico «El País» celebró con auténtico alborozo la «buena nueva».
Sin embargo, para constatar si tal optimismo es o no correcto, resulta esencial analizar los factores subyacentes que han permitido esta reducción y cuestionar si ello representa un progreso significativo para los asalariados españoles, que al fin al cabo son los que constituyen la mayor parte de la población de este país.
Para constatar si efectivamente hay motivos para autofelicitarnos es preciso que nos formulemos preguntas como las siguientes:
¿Qué dinámicas del capitalismo han facilitado este cambio? ¿Cómo influyen las relaciones de poder y capital en este proceso? ¿Es esta reducción de la deuda un verdadero avance o es, simplemente, un ajuste dentro del sistema capitalista?
La deuda externa española ha sido reiteradamente comparada con una bolsa de supermercado repleta hasta el punto de casi romperse durante décadas. Sin embargo, en los últimos tres años,la deuda se ha visto reducida en casi 200.000 millones de euros. Actualmente, los pasivos netos con el extranjero representan apenas el 53% del Producto Interior Bruto (PIB), según los datos más recientes del Banco de España.
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Este nivel es el más bajo desde marzo de 2006, previo a la Gran Recesión. Este hecho resulta especialmente significativo si se considera que entre 2011 y 2015, la deuda externa de España rondaba el 100% del PIB, situando a este país como el más dependiente externamente de la eurozona.
¿Cuáles han sido los factores que han permitido esta reducción? ¿Existe alguna varita mágica que lo haya hecho posible?
Existen varios factores estructurales del capitalismo que han contribuido a este desendeudamiento. El más destacable son los constantes superávits por cuenta corriente registrados desde que se superó el año más duro de la pandemia.
En 2023, el saldo de los intercambios con otros países mostró un excedente histórico de 38.000 millones de euros, impulsado por el fuerte crecimiento en la exportación de bienes y servicios. Este superávit, sin embargo, no es un reflejo de la aplicación de unos criterios económicos más equilibrados y justos, sino, por el contrario. de la intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo y de la precarización laboral.
La disminución en el coste de las importaciones, especialmente energéticas como el gas, permitió reducir el déficit en la balanza comercial de mercancías en unos 31.000 millones de euros. Este ahorro se vio complementado por un incremento en las ganancias de otras actividades económicas, particularmente el turismo y los servicios no turísticos, que en conjunto han jugado un papel crucial en la mejora de la balanza de pagos de España. Sin embargo, estos sectores dependen en gran medida de trabajos mal remunerados y condiciones laborales precarias, beneficiando principalmente a los grandes propietarios de los medios de producción y, de paso, perpetuando la desigualdad social.
REDUCCIÓN DEL CONSUMO
Otro factor clave ha sido la reducción del consumo por parte de familias y empresas, que han estado apretándose el cinturón en un esfuerzo por disminuir sus niveles de deuda. Este comportamiento ha llevado a una caída en las importaciones, un hecho que ha contribuido a una mejora de la balanza comercial.
El crecimiento del PIB nominal también ha sido un factor decisivo; en 2023, el valor del PIB superó los 1,4 billones de euros, un aumento del 9% respecto al año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística. No obstante, este crecimiento se ha dado en un contexto de inflación y aumento del coste de vida, afectando desproporcionadamente a la clase trabajadora.
IMPLICACIONES PARA LA CLASE TRABAJADORA
La reducción de la deuda neta ha aligerado los pagos por intereses, que ahora equivalen solo al 15% de los ingresos por turismo, a pesar del encarecimiento del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo. La estructura de la deuda también ha mejorado, con una mayor proporción de pasivos en forma de bonos del Estado a largo plazo e inversiones extranjeras directas en empresas españolas, lo que reduce el riesgo financiero. Sin embargo, estos beneficios se concentran en manos del capital financiero y las élites económicas, mientras que la clase trabajadora continúa enfrentando condiciones adversas.
La inversión extranjera directa y la consolidación fiscal, junto con políticas efectivas para impulsar la competitividad, están diseñadas para mantener la hegemonía del capital y no necesariamente para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. La verdadera solución radica en una transformación radical del sistema económico, donde la producción y distribución de la riqueza se orienten hacia el bienestar colectivo y no hacia la acumulación de capital.
