¿Por qué nadie se pregunta las razones por las que en China, en año y medio de pandemia, con 1.400 millones de habitantes, han muerto del coronavirus tan sólo 4.600 personas?
La insensibilidad de políticos, instituciones, sindicatos, partidos políticos … en relación con los estragos devastadores que está ocasionando la pandemia del coronavirus en España, puede resultar «comprensible». Al fin al cabo la actitud de estos no hace más que responder a los dictados indica el «negocio». Y el «negocio» exige que todo se ponga en marcha «caiga quien caiga» y cueste lo que cueste . Sin embargo, tampoco deja de resultar igualmente chocante que la ciudadanía no termine desbordándose y apercibiéndose de que transcurrido un año y medio de pandemia y de promesas mentirosas, ha llegado el momento de empezar a decir ¡basta ya! .
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Resultan realmente enigmáticas las razones del silencio que los medios de comunicación occidentales aplican sistemáticamente a cualquier detalle sobre el desarrollo de la pandemia COVID-19 en China.
¿A qué se debe el hecho significativo de que en este país, siendo el más poblado del planeta, con una población de nada menos que más de 1.400 millones de habitantes, tan sólo haya habido durante estos casi dos años que ha durado la pandemia un total de 94.326 contagios y 4.636 muertes?
Estos apabullantes datos contrastan dramáticamente con la evolución que ha tenido la pandemia en el Archipiélago Canario, con una población de 1 millón y medio de habitantes y relativamente protegido por el hecho de la insularidad. El pasado sábado el Archipiélago registró la cifra de 356 contagios por Covid 19, un fallecido y un centenar de personas en las UCI. ¿No deberían llamar la atención de las autoridades españolas estos brutales contrastes estadísticos?
Las respuestas a todas estas preguntas no sólo son interesantes como meros datos estadísticos, sanitarios o científicos, sino también para descubrir las razones, los mecanismos aplicados en ese país oriental, que han hecho posible que allí el Covid 19 haya sido yugulado de manera radical y efectiva.
Y el asunto resulta más interesante todavía si se tienen en cuenta estos reveladores datos comparativos:– China:con 1.430millones de habitantes.Número contagiados 94.326.Número de muertos: 4.636
– Estados Unidos: con 331 millones de habitantes. Número de contagiados: 36,7 millones. Número de muertos: 621.000 mil.
– Francia: con 65 millones de habitantes. Nº contagiados: 6.47 millones. Número de muertos: 113.000 mil.
– Brasil: con 212 millones de habitantes. Nº contagiados: 20.4 millones. Número de muertos: 569 mil.
– Reino Unido: con 67 millones de habitantes. Nº contagiados: 6.24 millones. Número de muertos: 131 mil.
– España: con 46 millones de habitantes: Nº contagiados: 4,69 millones. Número de muertos: 97.828 mil.
– Alemania: con 82 millones habitantes. Nº contagiados: 3,82 millones. Número de muertos: 91.874 mil.
¿Cómo es posible que no posean ningún tipo de relevancia informativa estos datos para la mayoría aplastante de nuestros medios de comunicación, incluidos aquellos autodenominados «progres», cuando diariamente han estado muriendo centenares de conciudadanos? ¿No tienen nada que comentar al respecto los «científicos» que, semana tras semana, durante más de un larguísimo año de pandemia, han estado «tertuliando» respecto al virus en el programa de la «Sexta noche»? ¿No suscita curiosidad a la jerarquía de la UE la metodología de control sanitario que están aplicando en un país con la friolera de 1.400 millones de habitantes con tanto éxito? ¿No estima el lector que debería considerarse un delito grave hacer caso omiso a una estrategia sanitaria que ha permitido salvar millones de vidas? ¿Con qué argumentos se defenderán en el futuro aquellos políticos que convirtieron los estragos ocasionados por la pandemia en armas arrojadizas para dirimir sus contiendas electorales? ¿Creen que la sociedad y su ineludible memoria histórica llegará a olvidar ese tipo de bochornosas secuencias que terminaron enviando a decenas de miles a los cementerios? ¿Como juzgarán las generaciones futuras las decisiones de magistrados y miembros de los más Altos Tribunales del Estado, que en lugar de plantarse y exigir a los poderes Ejecutivo y Legislativo una normativa clara, prefirieron empujar a los ciudadanos a arrostrar los riesgos suicidas de la desprotección provocada por sus irresposables sentencias? ¿Creen realmente que los hijos o los nietos de quienes han perdido la vida a consecuencia de sus filigranas legales, emitidas sin contestación ni protesta, olvidarán algún día cada uno de sus nombres?
Con franqueza, no me lo creo. No me creo que todo el enorme conjunto de esta sinfonía mediática ignore la contundencia que ofrecen estos datos devastadores. Pero, además, ¿en qué quinto sótano se encuentran las voces de aquellos científicos que dicen poner la Ciencia por encima de cualquier otra consideración? ¿No les ha suscitado siquiera una superficial reflexión por qué en el otro lado del mundo se ha logrado contener la pandemia de forma tan eficaz, y en la nuestra continúa provocando muertes, sin que todavía logre atisbarse siquiera el final de una tragedia que ha logrado convertirse en cotidiana?
¿Y en qué lugar se han escondido durante tantos meses los líderes sindicales, supuestos representantes de la clase social asalariada, que es la que más ha sufrido los embates letales de la pandemia, con su silencio cómplice? ¿Y los partidos adscritos a la socialdemocracia vergonzante, que se ufanan de integrar la «coalición más progresista de la historia»? ¿No han tenido en todo este tiempo nada que decir?
¿Cuál es el secreto que ha encerrado tanto mutismo? ¿Razones de carácter ideológico? Parece dudoso, pues para todos resulta evidente que la China de nuestros días es un país que transita los senderos del sistema capitalista. Y si es así, ¿por qué aplicarle la sordina a los relevantes datos que nos llegan de Oriente? ¿No será que en China el aparato del Estado conserva todavía la autoridad suficiente para imponerse a las presiones de los grandes consorcios empresariales, y en el resto del mundo capitalista, en cambio, los gobiernos e instituciones sucumben pusilánimes ante a las fortísimas imposiciones de sus clases dominantes, para las que, de manera abrumadora, prima el negocio por encima de la salud de la mayoría de la población?
Y es que, tal vez, el secreto pueda responer también a a la circustancia de que si nos preguntáramos en qué han consistido las medidas que se han aplicado en China para contener la pandemia, podríamos descubrir que la envergadura que éstas han tenido, en términos de orden social y económico, hace que sean de imposible incumplimiento en el marco de las sociedades capitalistas occidentales. ¿Es ahí donde se esconden las razones del silencio para mantener en un lugar recóndito el enigmático secreto?
Sea cual sea la respuesta, – y en el contenido de la misma nos va a ir el futuro -, les ofrezco la visualización de un interesante vídeo en el que una pareja compuesta por un vasco y una china narran con significativos detalles en qué consisten las alertas que se ponen en marcha en China a partir del momento mismo en el que se detecta el más leve brote de contagio del coronavirus. El matrimonio mixto que ha facilitado la información no son, ni mucho menos, unos activistas políticos de las hordas comunistas chinas. La pareja no sólo relata los aspectos técnicos implícitos a las alertas, sino igualmente las destituciones, juicios y sanciones que se aplican cuando son las autoridades políticas o sanitarias las responsables de las negligencias que dan lugar a los contagios. ¡Igual que en el Estado español! ¿O no?
VÍDEO:
