Reflexiones sobre la «indiferencia de la costumbre» que muy probablemente usted no leerá
Un año y medio después de que se desatara la pandemia, y a pesar de los contagios y las muertes que siguen produciéndose, aunque sea en menor número que en las primeras olas, el hastío de la población ha llegado a provocar un generalizado desinterés por todo lo que tiene que ver con esta pandemia.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuentan aquellos que han tenido la desgracia de vivir una guerra, u otro acontecimiento dramático similar sostenido en el tiempo, que la capacidad de adaptación propia del ser humano hace que no se tarde demasiado en pasar con absoluta indiferencia ante los cadáveres que en un principio provocaban un lógico horror.
Algo similar ha acabado sucediendo con el coronavirus. Un año y medio después de que se desatara la pandemia, y a pesar de los contagios y las muertes que siguen produciéndose, aunque sea en menor número que en las primeras olas, el hastío de la población ha llegado a provocar un generalizado desinterés por todo lo que tiene que ver con esta pandemia.
En este caso, sin embargo, este efecto no tiene la justificación «adaptativa» que podría poseer en otros escenarios como el de la guerra. Permite, por el contrario, que los gobernantes, y los jueces a los que el propio Ejecutivo central ha otorgado la potestad para decidir sobre la salud pública, puedan hacer y deshacer sin que nadie parezca importarle lo más mínimo. Una suerte de «carta blanca» que puede tener consecuencias catastróficas para el conjunto de la población. La decisión de desechar determinadas vacunas con una eficacia probada superior, por motivos puramente políticos o geopolíticos, la posible imposición de una tercera dosis de las vacunas que si se están suministrando sin que haya evidencia científica que avale esta medida, la retirada apresurada de otras medidas de contención por cálculos puramente electorales, la decisión de determinados magistrados de impedir la aplicación de este tipo de medidas… Sean cuales sean estas actuaciones, y sin importar cuántos muertos puedan provocar potencialmente, se están pudiendo imponer por la absoluta pasividad de aquellos cuyas vidas se ponen en juego.
Este hartazgo y desinterés se encuentra tan generalizado que al escribir estas líneas somos plenamente conscientes de que serán mucho menos leídas que cualquier noticia trivial que pudiéramos compartir en nuestras redes sociales, y de que cualquier titular que incluya las palabras «Covid» o «coronavirus» provovará el más absoluto desdén entre la mayoría de sus potenciales lectores.
MÁS DE 100 ENFERMOS EN LAS UCIS DEL ARCHIPIÉLAGO
Sin embargo, esconder la cabeza bajo la tierra no impide que los efectos de la enfermedad sigan siendo trágicos. Así lo recordaba en días pasados un médico intensivista de Gran Canaria que, con escasísimo eco mediático, advertía de que justo en estos momentos están tratando a jóvenes sin patologías previas y cuya vida se encuentra en serio riesgo. Esto sucede, en muchos casos, porque dichos jóvenes aún no han sido vacunados. No obstante, comienzan también a crecer los casos de personas que, pese haber recibido las dos dosis de la vacuna, desarrollan la enfermedad con mayor virulencia de lo que cabría esperarse.
Se trata de una consecuencia lógica de naturalizar el hecho de que cada día se registren en el Archipiélago 400 o 500 nuevos positivos. Actualmente en las islas hay 15.568 enfermos por coronavirus. De estos casos activos, 99 se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI); 475 permanecen en planta y 14.994 se mantienen en sus domicilios. Además, un total de 69.557 personas han recibido el alta, 552 en un día.
En cuanto a la Incidencia Acumulada (IA) a 7 días en Canarias se encuentran en los 185,57 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que si se toma como referencia los últimos 14 días asciende hasta los 439,53 casos por 100.000 habitantes.
184 SANITARIOS DE CANARIAS CONTAGIADOS DE COVID ENTRE JULIO Y AGOSTO
La situación también ha vuelto a ser más que preocupante entre los profesionales de la salud. Un total de 44 sanitarios se han contagiado de COVID-19 en Canarias en y la última semana, una de las cifras más altas apuntadas en lo que va de año. Esto eleva hasta los 184 el número de profesionales del sector que han dado positivo por la enfermedad entre julio y agosto, en plena quinta ola. En junio, un mes antes de que se comenzara a perder el control de la curva de contagios, el número de las infecciones entre los sanitarios no llegaba a los 30.
De estos 44 positivos, muchos se encuentran asociados a brotes sociales o sanitarios, como el notificado recientemente en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, que ya para el jueves, 4 de agosto, sumaba 17 casos: 10 pacientes y siete trabajadores. El contagio entre los sanitarios es un indicador importante de la expansión de la pandemia.
EN EL TSJC IMPIDIENDO LA APLICACIÓN DE LAS MEDIDAS PARA CONTENER LA EXPANSIÓN DEL VIRUS
Esta situación se produce en plena quinta ola, mientras el Tribunal Superior de Justicia de Canarias parece haberse especializado en tumbar cada uno de las medidas propuestas por el ejecutivo regional para intentar contener la expansión del coronavirus.
Inicialmente, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de este Alto Tribunal impidió el cierre de la actividad interior en la hostelería en las islas situadas en nivel tres de alerta, propuesto por el Gobierno autónomo.
En julio, volvía a vetar el toque de queda propuesto por el Gobierno de Canarias entre las 00.30 horas y las 06.00 horas, para las islas con peores datos epidemiológicos.
Por último, el TSJC echó por tierra el postrero intento del Gobierno autónomo de controlar de algún modo la creciente expansión del coronavirus, denegándole la posibilidad de que se controle el acceso a los interiores de determinados comercios, restringiéndolo aquellas con el certificado europeo de vacunación que emite el Servicio Canario de la Salud o que ya hayan pasado la enfermedad.