DIALÉCTICA Y ECLECTICISMO. «ESCUELA» Y «APARATO» (III)

Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp
04 Stalin, Lenin, el Partido y la juventud Comunista

CONCLUSIÓN


Sólo me queda referirme brevemente a algunos puntos, cuyo silenciamiento podría dar lugar a
falsas interpretaciones.
En la tesis 6 de su «plataforma», el camarada Trotski ha reproducido el § 5 de la parte
económica del Programa del PCR que trata de los sindicatos. Dos páginas más adelante, en la tesis 8,
el camarada Trotski declara:
«. . .Al perder su vieja base de existencia, la lucha económica de clase, los
sindicatos»… —(esto es falso, es una exageración precipitada: los sindicatos han perdido una base
como la lucha económica de clase, pero están muy lejos aún de haber perdido y, por desgracia, no podrán perder todavía durante muchos años una base como la «lucha
económica» no de clase, en el sentido de lucha contra las deformaciones burocráticas del aparato de
los Soviets, en el sentido de defensa de los intereses materiales y espirituales de las masas
trabajadoras por vías y con medios que no están al alcance de este aparato, etc.). ..— «los sindicatos, en
virtud de una serie de condiciones, no han tenido tiempo de agrupar en sus filas las fuerzas
necesarias ni de elaborar los métodos indispensables para poder cumplir la nueva tarea que les ha planteado
la revolución proletaria y que formula nuestro programa: organizar la producción» (la cursiva es de Trotski,
pág. 9, tesis 8).
Esta es otra exageración precipitada, que encierra el germen de un gran error. El Programa
no contiene esa fórmula ni señala a los sindicatos la tarea de «organizar la producción». Sigamos paso a
paso cada idea, cada postulado del Programa de nuestro partido en el orden en que figuran en él:
(1) «El aparato organizador» (no cualquiera) «de la industria socializada debe apoyarse
en primer término» (y no exclusivamente) «en los sindicatos». (2) «Los sindicatos deben desembarazarse
cada día más de la estrechez gremial» (¿cómo desembarazarse?: bajo la dirección del partido y en el
curso de la influencia educativa y de cualquier otro género del proletariado sobre la masa trabajadora no proletaria) «y transformarse en grandes agrupaciones de producción que abarquen a la mayoría y,
paulatinamente, a todos los trabajadores de la rama correspondiente de la producción…»
Esta es la primera parte del apartado que se dedica a los sindicatos en el Programa del
partido. Como veis, esta parte señala en el acto unas «condiciones» muy «rigurosas» y que requieren una
labor muy prolongada en lo sucesivo. Y a continuación dice lo siguiente:
«.. .Siendo ya, de acuerdo con las leyes de la República Soviética y con la práctica establecida,
participantes…» (la palabra, como veis, es muy prudente: sólo participantes) «.. .de todos los organismos
locales y centrales de administración de la industria, los sindicatos deben llegar a concentrar de hecho en sus
manos toda la dirección de la economía nacional como un todo único económico. . .» (advertid: deben llegar a
concentrar de hecho la dirección, no de ramas de la industria ni de la industria en su totalidad, sino de la
economía nacional y, además, como un todo único económico: esta condición, como condición económica,
podrá considerarse cumplida de verdad no antes de que los pequeños productores, tanto en la industria como
en la agricultura, representen menos de la mitad de la población y de la economía nacional). .
.»Asegurando de este modo». . . (precisamente «de este modo», que hace realidad paulatinamente todas las
condiciones antes mencionadas)… . «la ligazón indestructible entre la administración central del Estado, la
economía nacional y las grandes masas trabajadoras, los sindicatos deberán incorporar con la mayor
amplitud a las últimas». . . (es decir, a las masas, o sea, a la mayoría de la población). .. «a la
gestión económica directa. La participación de los sindicatos en la gestión económica y la incorporación por
ellos de las grandes masas a esta gestión es, al mismo tiempo, el medio principal de lucha contra la
burocratización del aparato económico del Poder soviético y permite establecer un control
verdaderamente popular de los resultados de la producción».
Así, pues, en la última frase vemos de nuevo unas palabras muy prudentes: «participación en la
gestión económica»; vemos de nuevo la indicación de incorporar a las grandes masas como medio
principal (pero no único) de lucha contra el burocratismo; y, finalmente, una indicación prudentísima:
«permite» establecer un «control popular», es decir, obrero y campesino y no sólo proletario, ni mucho
menos.
Resumir todo eso como si el Programa de nuestro partido «formulase» a los sindicatos la tarea de
«organizar la producción» es evidentemente erróneo. Y si se insiste en este error y se le incluye en
unas tesis-plataforma, lo único que puede resultar de ello es una desviación anticomunista, sindicalista.
A propósito. El camarada Trotski dice en sus tesis que «durante el último período no nos hemos
acercado al objetivo señalado en el Programa, sino que nos hemos alejado de él» (pág. 7, tesis 6).
Esto carece de fundamento y, a mi juicio, es erróneo. No se puede demostrar, como ha pretendido Trotski en
las discusiones, diciendo que los «propios» sindicatos reconocen el hecho. Para el partido, esto no es
la última instancia. Y, en general, eso se puede demostrar sólo estudiando objetivamente con la mayor
seriedad gran cantidad de hechos. Eso, en primer lugar. Y, en segundo lugar, aun en el caso de que
se demostrara eso, seguiría en pie la cuestión: ¿por qué nos hemos alejado? ¿Porque «muchos dirigentes
sindicales» «rechazan las nuevas tareas y métodos», como piensa Trotski, o porque «nosotros» «no hemos
tenido tiempo de agrupar en sus filas las fuerzas necesarias ni de elaborar los métodos indispensables para»
cortar y corregir algunos extremismos de burocratismo innecesarios y nocivos?
Será oportuno, a este respecto, referirse al reproche que nos hizo el camarada Bujarin el 30 de
diciembre (y que Trotski repitió ayer, 24 de enero, durante nuestra discusión en el grupo comunista del II
Congreso de Mineros135), a saber, el reproche de «haber renunciado a la línea que señaló el IX Congreso
del partido» (pág. 46 del acta de la discusión del 30 de diciembre). Según él, Lenin propugnó
en el IX Congreso la militarización del trabajo y se burló de las invocaciones a la democracia, y
ahora se «retracta» de ello. En su discurso de resumen del 30 de diciembre, el camarada Trotski aderezó ese reproche, valga la expresión, con una pimienta especial: «Lenin tiene en cuenta el hecho de que en los
sindicatos se está produciendo… un agolpamiento de camaradas con espíritu oposicionista» (pág. 65); Lenin
enfoca «desde el punto de vista diplomático» (pág. 69); «zigzags dentro de los grupos del
partido» (pág. 70), etc. Semejante exposición del asunto por el camarada Trotski es, naturalmente,
muy halagüeña para él y peor que nada halagüeña para mí. Pero veamos los hechos.
En la misma discusión del 30 de diciembre, Trotski y Krestinski establecieron el hecho de que «el
camarada Preobrazhenski planteó ya en julio (de 1920) en el CC que debíamos pasar a raíles nuevos en
lo que concierne a la vida interna de nuestras organizaciones obreras» (pág. 25). En agosto, el
camarada Zinóviev escribió el proyecto de carta, y el CC aprobó la carta del CC acerca de la
lucha contra el burocratismo y la ampliación de la democracia. En septiembre, la cuestión fue
discutida en la Conferencia del partido, y el CC ratificó el acuerdo de ésta. En diciembre, la lucha contra
el burocratismo se planteó en el VIII Congreso de los Soviets136. Por consiguiente, todo el CC, todo el
partido y toda la República obrera y campesina han reconocido la necesidad de plantear a la
orden del día la cuestión del burocratismo y de la lucha contra él. ¿Dimana de ahí una «renuncia» al
IX Congreso del partido? No. En eso no hay renuncia alguna. Los acuerdos sobre la militarización
del trabajo, etc., son indiscutibles y no tengo la menor necesidad de retractarme de mis burlas acerca de las
invocaciones a la democracia por parte de quienes combatían esos acuerdos. De ahí se deduce únicamente que ampliaremos la democracia en las organizaciones obreras, sin hacer de ella, ni mucho menos, un
fetiche; —que dedicaremos suma atención a la lucha contra el burocratismo; —que corregiremos con
singular meticulosidad todo extremismo innecesario y nocivo de burocratismo, quienquiera que los señale.
Haré una observación más, la última, acerca de la pequeña cuestión del sistema de trabajo, de choque
y del igualitarismo. En la discusión del 30 de diciembre dije que la fórmula de la tesis 41 del camarada
Trotski sobre este punto era falsa teóricamente, pues resultaba igualitarismo en el consumo y
trabajo de choque en la producción. El sistema de trabajo de choque implica una preferencia, respondí
yo, pero la preferencia sin consumo no es nada. El camarada Trotski me reprocha eso y me acusa de ser
«extraordinariamente olvidadizo» y de «aterrorizar» (pág. 67 y 68), y me maravillo aún de que no me acuse de
zigzags diplomáticos, etc. El, Trotski, ha hecho «concesiones» en favor de mi línea igualitaria, y yo, en
cambio, ataco a Trotski.

25 de enero de 1921.

Nuestro periodismo es democrático e independiente . Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos tú también. Página informativa sobre eventos que ocurren en el mundo y sobre todo en nuestro país, ya que como dice nuestro editorial; creemos que todo no está perdido. Sabemos que esta democracia está presa sin posibilidad de salvarse aunque su agonía es lenta. Tenemos que empujar las puertas, son pesadas, por eso, necesitamos la cooperación de todos. Soñamos con una patria próspera y feliz, como idealizó el patricio Juan Pablo Duarte. necesitamos más que nunca vuestra cooperación. Haciendo clic AQUÍ ó en el botón rojo de arriba
Correo
Facebook
Telegram
Twitter
WhatsApp

Noticas Recientes

Opinión