Clase social y éxito escolar (I)
La transformación del sistema educativo en el siglo XXI ha sido anunciada en numerosas ocasiones sin llegar a materializarse; la estructura física, la organización y el funcionamiento de los centros educativos no ha cambiado. En todo caso -afirma Antonio Bethancourt Estupiñán – muchos son los que se han querido sumar al carro de la llamada innovación educativa (…).
Por ANTONIO BETHANCOURT ESTUPIÑÁN PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La transformación del sistema educativo en el siglo XXI ha sido anunciada en numerosas ocasiones sin llegar a materializarse; la estructura física, la organización y el funcionamiento de los centros educativos no ha cambiado. En todo caso, muchos son los que se han querido sumar al carro de la llamada innovación educativa, convirtiéndose en el discurso pedagógico perfecto para ocultar la difusión del neoliberalismo.
Derechista per se, el discurso educativo de las últimas décadas pone el énfasis en el individuo y en sus supuestas diferencias para aprender en vez de centrarse en lo colectivo y en los puntos en común: en cómo aprendemos los humanos. En otras épocas hicieron todo lo contrario; ya hace varios siglos Joseph Jacotot se percató de que todos aprendemos a hablar de la misma forma y al mismo tiempo en nuestra primera infancia, independientemente del contexto. De aquí su método universal.
La pedagogía actual, sin embargo, recurre a factores coyunturales e individuales para explicar el éxito o fracaso del alumnado. Este movimiento pedagógico ha disipado la perspectiva sociológica de la educación, a autores tan importantes como Pierre Bourdieu. La omisión más significativa en lo que concierne a este autor consiste en esconder que «existe una relación estadística muy fuerte entre el origen social de los alumnos y sus resultados académicos»[i]. En cambio, lo usual es que se opte por un giro neoliberal como el del siguiente ejemplo extraído de un curso de formación del profesorado en Canarias, de «nuestro famoso» ICSE: «…después de los factores familiares, la capacidad del profesor es el factor determinante más influyente en el éxito de los estudiantes, con independencia de su nivel socioeconómico». Fíjense en la diferencia con respecto a Bourdieu para explicar el mismo fenómeno, en cómo se omite y se intenta negar la importancia de la clase social y a la vez enfatizar el papel del profesorado.
Puede que algunos piensen que la relación estadística entre clase social y éxito estudiantil sea cosa del pasado, que en pleno siglo XXI la clase social ya no es tan importante para la escuela. Pero los datos siguen estando ahí, el Índice Socioeconómico y Cultural (Isec) sigue siendo el mejor indicador para el explicar el rendimiento académico[ii]. El ejemplo fue presentado en 2017 en un Estudio de eficacia escolar en el País Vasco, en donde se concluye que: «Hay una fuerte relación lineal entre el Isec de las familias y las competencias del alumnado». Es decir, entre mayor posición social, económica y cultural de las familias mayor nivel del alumnado en las competencias académicas. Para el caso canario, la correlación entre la clase social y el bajo nivel educativo se manifiesta de forma evidente: «Canarias ocupa «el nivel educativo que se corresponde con su modelo económico político y social»» [iii] afirman desde Comisiones Obreras. Por último, clarificadora es la conclusión a la que llega el estudio Fracaso y abandono escolar en Españade 2010 que entre otros datos apunta a que alrededor de un 70% de las diferencias en el rendimiento escolar en PISA se relacionan con factores sociales y solo un 7% a factores pedagógicos y organizativos. De hecho, los autores del estudio (que está patrocinado por La Caixa) afirman literalmente:
«El atributo con más peso en el proceso de salida del sistema educativo es la clase social del alumno. Es un resultado constante a lo largo del tiempo, muy similar entre distintos países y resistente a los más valientes intentos de introducir criterios de igualdad en el sistema». [iv]
En resumidas cuentas, la figura del profesor es mucho menos importante de lo que se está asumiendo. No por ello esto es una defensa del profesorado.
Entender realmente el papel de los profesores en esta sociedad es entender que son los sancionadores, los que racionalizan, parte activa y fundamental para que las diferencias académicas sean la justificación, que no la causa, de las desigualdades de clase. En el lado contrario, los padres pasan a ser los «responsables involuntarios» del fracaso o éxito de sus hijos… desde la perspectiva neoliberal se pide a estos implícitamente que «cambien su clase social a voluntad», ya que su influencia es lo más importante para que el alumno tenga éxito.Cuando se interpretael sistema educativo de esta manera ya no es tan molesto para las instituciones como para la propia comunidad educativa de a pie: ni profesores ni padres quieren asumir el papel que realmente tienen. Por lo tanto, interesa a pocos defender el hecho de que el sistema educativo es un espejo del modelo de sociedad en la cual vivimos; no se puede tener una escuela ideal en una sociedad rumbo a la deriva neoliberal por mucho que se empeñen e intenten disociarlo.
En este contexto de triunfo del pensamiento neoliberal,«el concepto clase social ha terminado proscrito»[v]: las diferencias de clase, las desigualdades de oportunidades no son significativas para analizar la sociedad… Según esta mentalidad, los problemas de la educación se deben a otras cuestiones: a la mala formación del profesorado, al déficit de atención a la diversidad, al modelo educativo decimonónico, a los valores morales y culturales equivocados (el reggaetón, el fútbol, la fama y el dinero rápido), al acoso escolar, al bajo nivel de inglés, a los modelos educativos de los padres… Cuestiones todas que no inciden directamente sobre la estructura socioeconómica, todas estas supuestas causas del fracaso escolar no hacen sino encubrir la relación directa entre clase social y éxito escolar.
Tras lo expuesto, resulta evidente que la escuela actual no actúa como agente de cambio social sino como factor de perpetuación, como refuerzo de las desigualdades sociales… pero se olvida, se omite de forma intencionada de todo foro educativo al uso.
Asimismo, es importante recalcar que la desigualdad educativa no es una cuestión únicamente de poder adquisitivo, de pobre o rico. Fue el mismo Bourdieu quien se percató de que «el sistema educativo no le reconoce valor a lo que el mismo sistema escolar transmite, exige otra cosa». Bourdieu enfatiza la exigencia de un capital cultural (conocimiento cultural y la experiencia necesariaque se traducen en comportamientos adecuados, «civilizados»)propio de la clase social de los profesores. Estos comportamientos no son enseñados en la escuela, se aprenden en el hogar y su importancia es mucho mayor a la hora de evaluar de lo que se suele reconocer. Ejemplos son la gestión del tiempo, los hábitos saludables, la manera de hablar, diferenciarlos contextos de comunicación y evidentemente respetar la jerarquía de mando propia de las sociedades disciplinarias.
Un dato antes de terminar extraído del mismo informe de Fracaso y abandono escolar, en España la probabilidad de acceso a la educación superior es seis veces mayor para los hijos de las «clases medias» que para los de las «clases trabajadoras». En fin, la cuestión es entender que estamos en una etapa regresiva en donde estudiar no es causa sino consecuencia de tu clase social.
Notas y referencias bibliográficas:
[i] Entrevista a Pierre Bourdieu: https://youtu.be/2h3pdaue98s?t=7m40s
[ii] Estudio de eficacia escolar en el País Vasco: https://culturacientifica.com/2017/03/24/las-pruebas-la-educacion-estudio-eficacia-escolar-pais-vasco/
[iii] http://www.20minutos.es/noticia/750128/0/#xtor=AD-15&xts=467263
[iv] http://smartgroups.es/iesestuaria/wp-content/uploads/2015/06/Fracaso-Escola-_ObraSocialLaCaixa.pdf
[v] Pascual Serrano: Clases sociales: http://www.atlanticaxxii.com/pascual-serrano-clases-sociales/
https://canarias-semanal.org/art/30149/la-farsa-de-la-educacion-neoliberal