Las razones por las que nuestra solidaridad con el pueblo saharaui es también un acto de defensa propia
Aunque esta dato suele ser omitido, el exteniente Luis Gonzalo Segura mantiene que el Sahara Occidental no sólo resulta económica y geoestratégicamente «apetitoso» para Marruecos. Europa comparte con este último país los ricos caladeros de pesca existentes en el amplio litoral saharaui y los valiosos yacimientos de fosfatos. Geoestratégicamente, los Estados Unidos se beneficia de las bases que en compensación les ofrece Marruecos, en donde este país ha situado el comando del Africom, en la base militar en Tan Tan, a escasa distancia de El Aaiún, Canarias y Tinduf (…).
REDACIÓN CANARIAS SEMANAL
Hace unos días, Luis Gonzalo Segura publicó un extenso artículo bajo el título de «El Sáhara, la última injusticia geopolítica del neocolonialismo europeo y estadounidense». La redacción de Canarias Semanal, con objeto de facilitar su lectura, ha procedido a resumirlo y presentarlo en forma de entrevista.
Como es sabido, Luis Gonzalo Segura es un exteniente del Ejército de Tierra español, que fue expulsado de ese Cuerpo militar por denunciar en varios libros de su autoría – «El libro negro del Ejército español», y las novelas «Código Rojo» y «Un paso al frente» – la corrupción y los privilegios que se dan entre sus más altas jerarquías.
En cualquier caso, al pie de esta misma página figura un enlace que permitirá a cualquier lector acudir al original íntegro del artículo de Gonzalo Segura.
– Por una mera cuestión generacional, para no pocos españoles de hoy la historia del Sáhara occidental y sus relaciones con España son absolutamente desconocidas. Muchos jóvenes españoles saben, en efecto, que el Sáhara fue una colonia española, pero desconocen como pasó de esa condición a la de un territorio ocupado por la Monarquía marroquí. ¿En qué consistió esa extraña «pirueta» que trasladó al Sáhara de una condición a otra?
El Sáhara Occidental pasó el 6 de noviembre de 1975 de la dictadura española a la marroquí tras la Marcha Verde impulsada por Hassan II, que logró movilizar varios centenares de miles de personas. O más concretamente deberíamos decir que una parte del Sáhara Occidental realizó esta peculiar transición, pues mientras el centro y el norte de la región fueron cedidos a la dictadura marroquí, el sur terminó en manos de Mauritania. Todo ello, claro, con la aquiescencia de Estados Unidos, cuando no con sus susurros.
Este reparto del pastel –de 266.000 kilómetros cuadrados,- nada menos que el equivalente a la mitad de España–, tan típico de los comensales occidentales, no tuvo en cuenta la opinión de los propios saharauis, que vieron cambiar el color de las banderas y la estirpe de su dictador sin su consentimiento. Porque el Frente Polisario, surgido poco antes, en 1973, había reivindicado la independencia del Sáhara Occidental de España, cuya administración colonial ejercía desde finales del siglo XIX, pero no para convertirse en la colonia de otra dictadura.
– ¿Se resistieron los saharauis a la ocupación militar por parte del Reino de Marruecos ?
Mientras que el Frente Polisario consiguió llegar a un acuerdo con Mauritania en 1979, tres años después de proclamar la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el problema con Marruecos derivó en un conflicto armado, hasta que en 1991 se conseguía firmar un acuerdo de paz definitivo que contemplaba la realización de un referéndum libre para que el pueblo saharaui decidiera libremente su destino.
– ¿ Y llegó a celebrarse ese referendum?
El referéndum no ha llegado jamás a producirse, lo que ha convertido en permanente el exilio saharaui en campamentos situados en las proximidades de Tinduf, Argelia. Y con un agravante, pues la misión de Naciones Unidas para la celebración del referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso), no solo ha resultado ser un rotundo fracaso, sino que a día de hoy ha quedado sepultada por los intereses de unos y otros.
-Tratándose de un territorio desértico como es el del Sáhara, ¿qué lo hace tan apetitoso para Marruecos?
La cuestión es que no sólo resulta «apetitoso» para Marruecos. Europa se beneficia de los caladeros de pesca existentes en el amplio litoral saharaui, más de 1.100 kilómetros de costa, en los acuerdos que alcanza con Marruecos. Por tanto, Marruecos y Europa, principalmente España, se reparten sin pudor este importante recurso natural, mientras los saharauis viven en condiciones penosas en campos de refugiados habilitados a más de 500 kilómetros al interior de su capital, El Aaiún. Marruecos, además de repartirse con Europa los caladeros de pesca, explota las valiosas minas de fosfato, con el que se elaboran fertilizantes.
De nada ha servido que en el año 2018 el Tribunal de Luxemburgo resolviera que el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos no tuviera efectos en el Sáhara Occidental, al no ser parte de Marruecos, ya que el Parlamento Europeo aprobó en 2019 el acuerdo pesquero con la dictadura alauita, incluyendo al Sáhara Occidental. Europa no hace caso ni a sus propios tribunales ni a sus propios valores.
– ¿Qué razones geoestratégicos empujaron a los Estados Unidos y a los países occidentales a apoyar la ocupación marroquí?
Estados Unidos se mostró feliz con que la dictadura marroquí, uno de sus «hijos de puta» –en palabras de Roosevelt y Kissinger– ocupara el Sáhara, porque ésta le ofrece bases militares en su territorio. De hecho, en el año 2008 los norteamericanos ubicaron el Africom (Comando Africano de Estados Unidos) en la base militar en Tan Tan, a escasa distancia de El Aaiún, Canarias y Tinduf. Es decir, cerca de la zona del conflicto actual. Con esta base, Estados Unidos no sólo reforzó la posición de dictadura de Mohamed VI al tiempo que dañaba seriamente las posibilidades de los saharauis de celebrar un referéndum de autodeterminación, sino que también le sirvió para intentar frenar –y competir– con la expansión china en el continente. De hecho, en estos últimos mese, Marruecos ha ofrecido a Estados Unidos el uso de la base de Alcazarseguir, en el estrecho de Gibraltar, como opción a la base española de Rota, cuyo convenio debe renovarse en 2021.
– A más de 30 años de aquella ocupación, ahora se desencadena la guerra. ¿Qué factores explican este enfrentamiento militar que puede tener graves implicaciones geopolíticas en el Norte africano?
Han transcurrido casi treinta años desde el acuerdo para la celebración de un referéndum. Habida cuenta de la imposibilidad de realizarlo, tal y como quedó establecido en el alto el fuego alcanzado por la ONU en 1991, varias decenas de saharauis decidieron bloquear la carretera de acceso de Mauritania en Guerguerat como medida de protesta el pasado 21 de octubre.
Tras esta llamada de atención se encuentra la desesperada situación en la que malviven 250.000 saharauis y la esperanza que ofrece el cambio presidencial en Estados Unidos en el contexto internacional. Una esperanza como mínimo ingenua si tenemos en cuenta el historial geopolítico norteamericano.
Como represalia, hace solo unos días, el 13 de noviembre, el Ejército marroquí se adentró en Guerguerat, zona desmilitarizada situada en la frontera con Mauritania, al sur del Sáhara Occidental. La incursión terminó en un tiroteo sin heridos y en una respuesta posterior del Frente Polisario a los emplazamientos militares marroquíes situado tras el muro, el más largo del mundo con más de 2.500 kilómetros, en los que aseguran haber causado bajas.
Los saharauis han sido un pueblo condenado a sufrir hambre, penuria y violaciones constantes de sus derechos humanos, mientras un régimen autoritario se reparte sus riquezas con Europa y Estados Unidos. Una realidad que demuestra, como muchas otras, que los intereses geopolíticos están por encima de lo justo y lo correcto. Esta tragedia es un paradigma del neocolonialismo.
– Pinche aquí para leer íntegramente el artículo de Luis Gonzalo Segura: «El Sáhara, la última injusticia geopolítica del neocolonialismo europeo y estadounidense»