Industria de Hollywood, propaganda y servicios secretos
Mientras Angelina Jolie se presenta al mundo como campeona de los derechos humanos, en su papel de Enviada Especial de la ONU para los Refugiados, el resto de su tiempo lo pasa relacionándose con los personajes responsables de las más horribles violaciones de esos derechos.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuando aún no se sabía el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y todo el mundo hablaba de un posible fraude, la actriz Angelina Jolie entrevistaba en la revista Time al ex-director del servicio secreto británico M-16, Sir Alex Younger, sobre lo preocupante que es la amenaza de Rusia y China y de cómo podemos protegernos de las informaciones falsas.
Puede que a algunas personas les parezca raro ver una estrella de Hollywood y un veterano espía compartiendo opiniones sobre temas políticos. Pero la realidad es que siempre se ha dado una estrecha relación entre la industria de Hollywood y los servicios de inteligencia.
Por mucho que Jolie se presente como una campeona de los derechos humanos, más desde que fuera nombrada Enviada Especial de la ONU para los Refugiados, el hecho es que pasa gran parte de su tiempo libre relacionándose con personas responsables de las peores violaciones de esos mismos derechos.
En el Día Mundial de los Refugiados de 2005, Jolie compartió escenario con la entonces Secretaria de Estado Condoleezza Rice, que lo fue de la administración Bush, responsable de las invasiones de Afganistán e Irak, que provocaron dos de las mayores crisis humanitarias de los últimos tiempos.
Angelina Jolie se ha ido poco a poco convirtiendo ella misma en una importante figura del aparado de la Seguridad Nacional estadounidense. En 2007 se incorporó al poderoso think tank Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores), y hace dos años sacaba un artículo en The New York Times con John McCain en el que hacían un llamamiento a la intervención de EE.UU en Siria y Myanmar:
“Todo el mundo está muy preocupado de que EE.UU esté perdiendo el liderazgo global”, aseguraban, y se lamentaban del “lento retroceso de EE.UU durante la pasada década”, que “ha menoscabado el imperio de la ley”. Terminaban condenando la inacción de la administración Trump en Siria, que, de otro modo, podría haber “evitado atrocidades masivas” y reducido la crisis de refugiados.
Jolie ha trabajado también de cerca y abiertamente con operativos de la CIA durante el rodaje de sus películas y en relación a sus guiones. Un ejemplo es Salt, película en la que interpreta el papel de una agente de la CIA acusada de ser espía rusa. Esta cinta salió en 2010 coincidiendo con el escándalo de la rusa Anna Chapman, espía -esta vez real- que fue pillada espiando para su país dentro de EE.UU, suceso que supuestamente marcó el endurecimiento de las relaciones entre EE.UU y Moscú y la llamada nueva Guerra Fría.
Según el periodista de investigación Tom Secker, del medio spyculture.com,
“Salt fue el primer gran producto cultural en el que se refleja este cambio geopolítico, pues en los años 2000 la mayor parte de las producciones de Hollywood no se interesaban por los malvados rusos (…) Si ves la película [Salt], los políticos rusos están claramente inspirados en Vladimir Putin y Dimitry Medvedev”.
El libro de Alford y Secker, National Securiy Cinema, detalla que, desde 2005, los documentos muestran que sólo el Departamento de Defensa ha colaborado de cerca en la producción de más de mil películas o shows de televisión. Entre estos últimos hay títulos como “The Biggest Loser”, «Grey’s Anatomy”, “Master Chef” y “The Price is Right”.
En la más reciente serie de espías, Jack Ryan, el héroe, agente de la CIA, viaja a Venezuela para ayudar a derrocar al tiránico dictador Nicolás Reyes (en clara alusión al actual presidente Nicolás Maduro). Irónicamente, el mes pasado, un agente real de la Agencia, Mathew John Heath, fue pillado en el entorno de la mayor refinería de petróleo de Venezuela con verios explosivos, un lanzagranadas, una sub-ametralladora, y fajos de dólares estadounidenses.
Tantos años de propaganda cinematográfica y televisiva han dado su fruto en el mayor apoyo del público estadounidense a las tácticas de la CIA y el ejército. La opinión de los votantes demócratas sobre el FBI ha mejorado en la última década, hasta el punto que el 77% tiene una visión favorable de la institución (y casi dos tercios del país apoya a la CIA).
El mundo de Hollywood y la industria del entretenimiento en general se inclinan hacia el Partido Demócata y por tanto se oponen a Trump, pero ello no es óbice para que trabajen coco a codo con los servicios de inteligencia para promocionar el ultra-patriotismo y las ofensivas militares en todo el mundo.
Por ello no debe sorprender que, mientras nos tratan de engañar mostrando a millonarias en su papel de bienhechoras y humanitarias, como la Jolie, ésta esté al mismo tiempo colaborando con las mismas instituciones responsables de crímenes de lesa humanidad.