Voces y ecos
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Especial para Quisqueyaseralibre.com
Una de las democracias más consolidadas del mundo atraviesa una dura
prueba. La incertidumbre en torno al resultado de las elecciones del martes
pasado, sin duda, que no era merecida por el pueblo estadounidense. Hasta
ahora los procesos electorales pasaban sin pena ni gloria para muchos
naturales de ese país.
Hasta que se rompió ese orden, esa rutina. Disturbios y protestas en la
mayoría del territorio de Estados Unidos y la tardanza en ofrecer un
resultado definitivo han sembrado de desazón la poderosa nación de
Norteamérica. Por primera vez, a tres días de las elecciones no se tiene
seguridad del ganador.
Solo hay un culpable de los amargos momentos que se viven en EUA. Se trata
de Donald Trump, quien ha gobernado a su país en los últimos cuatro años
guiado por la divisa de ser un carro chocón, o quizá camión chocón, porque
ostenta la rudeza de una patana, conducida por un patán. Cumplió todas sus
amenazas de campaña.
Ofendió e injurió a sus adversarios, agredió a todos grupos étnicos (negros,
hispanos…), humilló a los inmigrantes (mexicanos, haitianos, dominicanos) y
también ultrajó a todo el pueblo puertorriqueño, al tiempo que fuera
zarandeado por una desgracia natural. Cuestionó a los científicos en sus
juicios sobre la covid-19.
Los políticos, en todo el mundo, tratan de mostrarse graciosos, hasta el
punto de aplicar técnicas de histrionismo teatral. La excepción es Donald
Trump, quien se ha abierto camino en la política mostrando la peor cara y el
peor comportamiento. Frente a él los “sangruses” dominicanos quedan
chiquitos.
En los Estados Unidos de América es tradición que el presidente sea
reelegido, pocas han sido las excepciones. Los resultados preliminares de las
elecciones evidencian que los ciudadanos estadounidenses han sufragado
contra su extravagante mandatario. La mayor destreza de Trump es vulnerar
la dignidad de las personas.
Ahora gruñe ferozmente. Lo peor es que como todo gruñido, el suyo es una
amenaza. Muchos temen que Trump quiera robarse las elecciones. O sea,
ganar sin haber ganado. De ser así, se colocaría en el grupo de los burladores
de la democracia, como Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, a
quienes Trump suele censurar.
La diferencia es estrecha, pero la elección se inclina a favor de Joe Biden,
candidato demócrata. Ya Trump ha hecho suficientes esfuerzos para ganarse
el rechazo con el que lo ha castigado el pueblo de EUA. A ese señor le falta
mesura y decencia para ser un jefe de Estado. La insolencia sirve a veces
para vencer, pero no para convencer. La grosería ha sido derrotada.