Leopoldo Grullón
Fundador Partido Comunista Marxista-Leninista 1988
La lucha por la «democratización de la sociedad dominicana, contra la dominación extranjera y la defensa del interés nacional», ha puesto sobre el tapete el asunto de las alianzas políticas con el propósito solucionar la crisis nacional. Pero tales alianzas podrían resultar erróneas para el proceso político presente y futuro sino se emprende un profundo análisis sobre las clases y capas de la sociedad dominicana a la luz de los cambios cuantitativos producidos en su aparato productivo y en los vínculos con el capital internacional, y sus instituciones políticas. Se necesita pués de un análisis objetivo de las clases y capas que componen la sociedad dominicana y, en consecuencia, el lugar que ocupan en la producción y su actitud frente a las estructuras política, económicas y social imperantes.
Desde principio del siglo, intelectuales de la talla de Américo Lugo, convencidos por tesis racistas y el reaccionarismo imperantes en la época, habían establecido equivocadamente ‘que las clases en Santo Domingo se definían y manifestaban en el siguiente cuadro: «De primera son los ricos, los gobernantes mientras gobiernan, los profesionales sobresalientes; para esta elevación importa poco la clase de medios empleados; el apellido apenas cuenta; los antecedentes no existe, la reputación no es timbre, la edad no se respeta y el crimen mismo no es mancha perdurable. De segunda clase son los obreros, excluidos en general de la primera y que no constituyen ninguna „Fuerza colectiva; los jornaleros y los proletarios . Pero agregaba también lo siguiente: «Amparada en las frecuentes conmociones revolucionarias, la segunda clase irrumpe violentamente en las más altas esfera de la vida social y política y por un momento las domina y señorea, a la manera de la encrespada ola sobre el peñazco inaccesible al mar sereno. Estas clases y la de los agricultores, que nunca deberían ser clases gobernantes sino gobernadas, han dado altos funcionarios aún jefes del Estado Inútil es decir que éstos han sido los peores. El habitante de las ciudades casi tan frugal como el de los campos es imprevisor, perezoso, sensual, orgulloso y violento. La clase elevada no carece de cultura literaria: pero su cultura científica y artística es muy deficiente… «Las leyes deben tener un carácter tutelar. Y puesto que el pueblo no es capaz de gobernarse y no quiere, después de 50 años de independencia ser gobernado por un Estado extranjero, la minoría ilustrada, que es su. más noble elemento, que forma .un embrión de Estado, constituirse en partido político, menos para aspirar a gobernar las masas que con el propósito de educarlas y suplirlas de otro modo inevitable intervención extranjera. En. vez de ser lo que hoy disgregada es, puente echado a los píes dei primer jornalero audaz y victorioso en las luchas fratricidas, esas minorías, suerte de transitoria aristocracia, seria un valladar indispensable contra clase inferior que vive sin freno asaltando el poder a toda hora».
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Este reaccionario pensamiento político y sociológico que divide la sociedad entre los de primera y de segunda sigue siendo dominante en los grupos de poder; tanto entre los cívicos, no del Movimiento Cívico que llevó a Trujillo al poder, sino los herederos del horacismo y de su llamada «polilla palaciega»; como los Pellerano Sardá del Listín Diario, así como entre la camarilla burocrático militar neotrujista muy a pesar de que Trujillo fue ese Mismo advenedizo’ procedente de los de segunda que le anunció Américo Lugo.
Más tarde el mismo le rehizo la historia a Trujillo para colocarlo en primera. Bosch siguiendo la misma escuela sustituyó el término de primera por tutumpote. Sin embargo, esta división de clases de esa aristocracia intelectual no resiste el análisis de la sociología moderna basada en el marxismo y nos impone emprender esta tarea a los partidos revolucionarios. El método será el análisis del lugar que ocupa cada clase, capa o estamento con relación a las relaciones de producción de la sociedad dominicana de hoy día.
La Sociedad dominicana de hoy día
Efectivamente, estamos de acuerdo con los historiadores que establecen un hilo conductor entre los grandes propietarios coloniales de la tierra, los que se transmutaron bajo el régimen de la dominación haitiana, los mismos altenados de Pedro Santana y Buenaventura Báez, de la Anexión a España, luego azules con Ulises Hereaux, de la Ocupación norteamericana, de Horacio Vásquez, de Trujillo y los de Balaguer. Son los mismos terratenientes y sus herederos de hoy día, unos 400, el 1% del total de los propietarios, que controlan fincas de más de 23,000 tareas el 58% de las mejores tierras.
Constituyen el mismo estamento que colocaron en la primera Constitución de la República naciente, la de San Cristobal, el 2 de julio de 1845, el artículo 160 que únicamente daba derecho a elegir a quien fuera…: «propietario en bienes y raíces, o empleado público, u oficial del ejército de tierra o mar, o patentado para el ejercicio de una industria, o profesor de alguna ciencia o arte liberal, o arrendatario. por seis años, a lo menos, de un establecimiento rural en actividad de cultivo». Los Mismos que imponen el absolutismo y escriben en el cuerpo jurídico que para ser senador (tribuno), miembro del Consejo Conservador (diputado), o Jefe Político de las Provincias (algo asi como gobernador) Propietarios en bienes y raíces». Definiendo entonces el régimen político , económico y social imperante como burgués-terrateniente y como sistema de gobierno del absolutismo y/o la autocracia.