La Internacional por Eugène Pottier

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La Internacional es históricamente el himno internacionalista del proletariado revolucionario.

Su letra original fue escrita por el obrero electo de la Comuna de París Eugène Pottier, el 23 junio de 1871. La música la compuso a su vez otro obrero, Pierre Degeuter.

En julio de 1888, en una reunión de la Junta Sindical de vendedores de periódicos de Lille, se interpretó por primera vez en público. La Internacional ha sido usada, con diferentes modificaciones de la letra, por los anarquistas de la I Internacional y fue el himno de la Segunda, la Tercera y la Cuarta Internacionales, de la mayoría de los partidos obreros y de muchos sindicatos.

A continuación transcribimos la letra original de Eugène Pottier, traducida por nosotros. En castellano existen al menos dos versiones: la socialdemócrata, cantada tradicionalmente en las filas del PSOE y la UGT; y la ‘comunista’, mucho menos deformada respecto a la letra original y que por ello es la que publicamos más abajo.

En todo caso, destacamos al lector que las letras utilizadas actualmente en todas las versiones que nosotros conocemos eliminan los párrafos antepenúltimo y penúltimo de la letra de Pottier. Es obvio que dicha censura responde a la degeneración de las actuales direcciones de la clase obrera, que han renunciado definitivamente no sólo a derrocar el poder del capital, sino incluso a la simple defensa de los intereses de conjunto del proletariado sin concesiones a la clase enemiga.

El Traductor, Group Germinal

 

L'Internationale.jpg

 

LA INTERNACIONAL
en castellano,

versión comunista (la más fiel a la letra original)

¡Arriba, parias de la Tierra.

En pie, famélica legión!

Atruena la razón en marcha,

Es el fin de la opresión.

Del pasado hay que hacer añicos,

legión esclava en pie a vencer,

el mundo va a cambiar de base,

los nada de hoy todo han de ser.

¡Agrupémonos todos,

en la lucha final!

El género humano

es la Internacional.

¡Agrupémonos todos,

en la lucha final!

El género humano

es la Internacional.

Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.
Para hacer que el tirano caiga
y el mundo siervo liberar,
soplemos la potente fragua que el hombre libre ha de forjar.

¡Agrupémonos todos,
en la lucha final!
El género humano
es la Internacional.
¡Agrupémonos todos,
en la lucha final!
El género humano
es la Internacional.

La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor.
Nos da derechos irrisorios,
no hay deberes del señor.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser,
no más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber.

¡Agrupémonos todos,
en la lucha final!
El género humano
es la Internacional.
¡Agrupémonos todos,
en la lucha final!
El género humano
es la Internacional. ●

Al ciudadano Lefrançais,
miembro de la Comuna.

¡En pie! ¡condenados de la tierra!

¡En pie! ¡esclavos del hambre!

La razón atruena en su cráter:

Es la erupción final.

¡Del pasado hagamos tabla rasa,

Muchedumbre esclava, ¡en pie! ¡en pie!

El mundo va a cambiar de base:

¡No somos nada, seámoslo todo!

(Estribillo)

Es la lucha final:
Agrupémonos, y mañana,
la Internacional
será el género humano

(bis)

No hay salvadores supremos:

¡Ni Dios, ni César, ni tribuno,

Productores, salvémonos nosotros mismos!

¡Decretemos el bien común!

¡Para que el ladrón vomite lo robado,

Para sacar el espíritu de la prisión,

Aventemos nosotros mismos nuestra fragua, Golpeemos el hierro en caliente!

(Estribillo)

El Estado oprime y la ley engaña;

El Impuesto sangra al desgraciado;

Ningún deber se impone al rico;

El derecho del pobre es una palabra hueca.

Ya basta de languidecer bajo tutela,

La igualdad quiere otras leyes;

¡»No más derechos sin deberes”!, dice

«Iguales, ¡no más deberes sin derechos! »

(Estribillo)

Abominables en su apoteosis,

los reyes de la mina y el ferrocarril

¿Alguna vez han hecho algo más

que desvalijar al trabajo?

En las cajas fuertes de la banda

Lo que [el trabajo] creó se fundió.

Decretando que se le vuelva,

el pueblo no quiere más que lo que se le debe.

(Estribillo)

Los Reyes nos embriagan con vanidades,

¡ Paz entre nosotros, guerra a los tiranos!

Apliquemos la huelga a los ejércitos,

¡Culatas al aire, y rompamos filas!

Si se obstinan, estos caníbales,

En hacer de nosotros héroes,

Sabrán pronto que nuestras balas

Son para nuestros propios generales

(Estribillo)

Obreros, campesinos, somos

El gran partido de los trabajadores;

La tierra sólo pertenece a los hombres,

Los ociosos se irán a otra parte.

¡Con cuanta carne nuestra se alimentan!

¡Pero si los cuervos, los buitres,

Una de estas mañanas, desaparecen,

El sol brillará siempre! ●

(Estribillo)

París, junio de 1871.

 

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