Por: Gabriel Adrian
Tomado: eldiariointernacional.com
El 13 de marzo, el presidente del Perú, Martín Vizcarra, declaró estado de emergencia en el país. Este decreto fue acompañado por una serie de medidas supuestamente encaminadas a controlar la pandemia del Coronavirus. Desde la fecha, se ha declarado una cuarentena a nivel nacional. Las personas no pueden salir de sus casas, sino sólo para hacer compras. Según el gobierno, sólo trabajan las personas que lo hacen en segmentos estratégicos. De igual manera, se decretó toque de queda; primero, a partir de las 6 de la tarde, y desde hace unos días, desde las 8 de la noche, para supuestamente garantizar que la gente no salga a las calles. Estas medidas fueron aceptadas por la población, porque Vizcarra fue astuto en presentar la pandemia como un fenómeno avallasador e inevitable. La verdad es que Vizcarra y su prensa comprada, con La República y El Comercio a la cabeza, ocultan que el Coronavirus golpea fuertemente al Perú porque tiene este país –como tantos otros de la región latinoamericana– tiene un sistema de salud en constante colapso y una gran parte de la población vive en pobreza y extrema pobreza que es, por lo tanto, altamente vulnerable al virus.
Lo único que hizo el gobierno peruano fue reaccionar siguiendo la medida de cuarentena o confinamiento como se había hecho en países europeos y asiáticos, en los que el virus brotó antes que en el Perú. La medida de la cuarentena fue tomada en otros países para evitar el colapso de los sistemas de salud, como ha sucedido en el Norte de Italia y España. Estos países viven esta crisis con un alto número de muertos porque no tomaron las precauciones a tiempo, pero sobre todo porque sus sistemas de salud han sido desmontados en los últimos años por gobiernos neoliberales de derecha y de la socialdemocracia. Pero, aun así, estos países tienen sistemas de salud infinitamente superiores al peruano.
En la situación de emergencia actual, los sistemas de salud deben poseer, por ejemplo, camas de cuidados intensivos, pero más que nada respiradores para poder enfrentar la pandemia. Ilustremos lo anterior. España cuenta con cerca de 5 mil respiradores artificiales, Argentina con 10,000 y Alemania con 40,000. En Perú, el gobierno declaró que había alrededor de 300 respiradores y que, con la importación, se llegaría a 500. La Asociación Peruana de Medicina Intensiva declaró que serían 910. La Organización Mundial de la Salud – OMS señala que debe haber 1 cama para pacientes críticos por cada 10.000 habitantes. Siendo así, el Perú debería tener unas 3.200 camas (pob. 32.262.000 al 2019) por lo que tiene un déficit del 90% si fueran 300 camas UCI (con respiradores).[1] Al respecto, cabe decir que no todos estos respiradores están destinados a enfermos del Coronavirus, sino también a enfermos que padecen otras patologías. Viendo estas cifras, ¿alguien puede creer que el Perú estaba mínimamente preparado para enfrentar la pandemia como lo declara hasta la fatiga Vizcarra? Como era de prevenir, el sistema colapsó rápidamente y ya no hay ningún respirador libre. Es decir, los enfermos graves no pueden ser atendidos y están muriendo.
Pero no se trata solamente de la incapacidad del gobierno peruano para enfrentar a la pandemia, sino del estado del sistema de salud en general que es, sin duda, uno de los peores en América Latina. No hay suficientes hospitales; y, además, especialmente en las zonas más pobres y rurales, están pesimamente equipados, sin material de protección adecuado para el personal y pacientes, como mascarillas. Hasta alcohol y gasa faltan. El gobierno invierte, en salud, el 4% del presupuesto nacional. Una suma irrisoria si se compara con el 17% en rubros como el de Defensa: es decir, resulta más importante comprar armamento para enfrentar a enemigos externos, que en realidad son fantasmas y sicosociales creados para reprimir al pueblo (como suele ocurrir con las pandemias chauvinistas y sus alrededores). Los sueldos de los médicos y enfermeras, en el sector público, están entre los más bajos de América Latina; para colmo, mucho tienen contratos-basura, lo que es una vergüenza para profesionales tan importantes para la sociedad.
Las consecuencias de esta vieja y desastrosa política de salud se observa actualmente. Tras dos meses después del brote de la pandemia del Coronavirus, el sistema ha colapsado. Ya no hay suficientes camas de cuidados intensivos ni respiradores. Mega hospitales públicos, como el Almenara, no tienen siquiera material de protección suficiente. Personal médico de varios hospitales, como los de Ate en Lima, o el de Recuay en Ancash, entre otros más, vienen denunciando cotidianamente las pésimas condiciones en la que tienen que trabajar, y advirtieron que dejarán de trabajar al no contar con material necesario para protegerse ni para atender a los pacientes. Numerosos hospitales ya no aceptan enfermos de Coronavirus, porque no tienen capacidades para admitirlos; y tienen que esperar horas en las afueras de emergencias para que los reciban, como en el Hospital Almenara o el Hospital del Callao. Tampoco existen capacidades para enterrar o incinerar a los muertos, que se hacinan en salas de hospitales y hasta en sus calles aledañas. En los hospitales de Lima o el de Pucallpa, los cadáveres son ubicados en pasillos y hasta al costado de los pacientes. En consecuencia, la gran mentira de Vizcarra se ha evidenciado con el paso de las semanas y el sistema ya colapsó totalmente.
Así las cosas, el gobierno hizo frente a la pandemia con medidas puramente represivas y absurdas como la medida según la cual hombres y mujeres deberían salir en diferentes días, como estableciendo un semáforo humano de circulación durante la semana. Gracias al estado de emergencia y el toque de queda, los militares y policías tienen carta blanca para reprimir a la población a su gusto. A través de las redes sociales, han circulado videos en los que se ve a militares y policías que agreden, golpean y humillan a personas que han roto el confinamiento. Con qué derecho se cometen y respaldan tales abusos de poder contra quienes deambulan por las calles; sin considerarse siquiera que, en la mayoría de casos, aquello ocurre porque hay gente que requiere trabajar o ver cómo consiguen algo para comer. La mayoría de la población no puede trabajar, no tiene qué comer y, por eso, sale a las calles, mercados y plazas para ver cómo subsistir, sin soñar siquiera en delivery alguno. Al respecto, no se considera, tampoco, el alto índice de economía informal que gatillea lo anterior: otro de los males sistémicos del Estado peruano. En Lima, casi el 10% de la población no tiene acceso a agua en sus casas ni desagüe. ¿Cómo se espera que se mantenga condiciones mínimas de higiene en esas condiciones?
Una medida que revela el carácter de clase de este gobierno, y la estructura del poder dominante en el Perú, fue lo ocurrido respecto al pedido (ultimátum, sería un término más apropiado) de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP), cuando se decretó la «suspensión perfecta de actividades», por la que un empleador puede cesar a sus empleados sin necesidad de pagarles indemnización. Es decir, el gobierno de Vizcarra dio carta blanca a los grandes empresarios para despedir a sus trabajadores. De igual manera, las grandes mineras tienen el privilegio de seguir operando, arriesgando así la salud y vida de sus trabajadores (obligados a cumplir sus horarios laborales); sin importarles que, por la naturaleza de su duro trabajo, los mineros tienen un sistema pulmonar bastante vulnerable y que la probabilidad que tengan complicaciones, si contraen el Coronavirus, es bastante alta. Como consecuencia, ya hay numerosos mineros infectados y hasta el momento uno ha muerto.
¿Por qué se permite trabajar a las mineras? ¿Es que son acaso imperiosamente necesarias para el funcionamiento del país? De ninguna manera. Las mineras emplean a un segmento ínfimo de la población económicamente activa del país. Su contribución al erario nacional es más que modesto, y pagan de los impuestos más bajos en América Latina. Lo que sucede es que el Estado, Vizcarra y sus funcionarios, están vendidos al lobby minero que les trae jugosos réditos aca se podría agregar las denuncias-juicios de complicidad individual de vizcarra con lobys mineros. Esto demuestra, una vez más, que este régimen gobierno sólo gobierna para los grupos de poder económico. Así, en diciembre del año pasado, se promulgó una ley que prolonga la devolución de impuestos a empresas mineras y de hidrocarburos. Por esta ley, el Estado dejó de percibir, entre los años 2012 y 2018, alrededor de 25,412 millones de soles. Esta suma millonaria pudo haber sido invertida para mejorar el desastroso sistema de salud actual, lo que hubiera implicado que mucha menos gente estuviese sufriendo las consecuencias del virus. [2]
El gobierno afirma que está repartiendo bonos de 380 soles (algo menos de 100 euros) a las familias más vulnerables. También dejó entrever que se pondría un llamado “impuesto solidario” a las personas que ganasen más de 10,000 soles mensuales: es decir, se quería castigar a la clase media. No se dijo ni se dice ni se dirá una palabra acerca de poner un “impuesto solidario” a las grandes fortunas, que de solidarias no tienen ni el rabo, claro.
Toda esta historia, sintetizada de forma rápida, tiene el agregado de que, hasta el momento, el virus no se ha mostrado tan letal en el Perú como en otros países como España, Italia o USA. Esto se debe, principalmente, a dos razones. La primera es que la expansión del Coronavirus empezó en ese país aproximadamente dos meses después que en países como Italia o España. Lo cual significa, considerando la realidad descrita, que los infectados y muertos irán aumentando con el transcurrir del tiempo. La segunda razón es que el Perú no tiene una población tan longeva como en Europa; y no la tiene porque la mayoría de la población se muere antes, a causa de una vida sumida en pobreza y carencias (de hecho, algunas enfermedades vinculadas a la pobreza y mala alimentación han rebrotado o se han agudizado durante la situación de pandemia).
Es dramático y lamentable afirmarlo, mas el Coronavirus está afectando y seguirá afectando a los peruanos y peruanas, porque hay una gran parte de la población sumida en la pobreza y pobreza extrema con los consecuentes problemas de malnutrición. Las cifras oficiales del Estado informan que cerca del 20% de la población vive en pobreza, y un 13% en pobreza extrema. El análisis desagregado indica que pobre es aquel que gana menos de 340 soles al mes, es decir, unos 80 euros; lo que resulta un insulto a la inteligencia y condición humanas, ya que no se requiere ser un experto en finanzas para saber que el ingreso mínimo real para poder satisfacer necesidades básicas es, por lo menos, cuatro veces mayor. A esto se suma que la gran mayoría de la población no tiene acceso a servicios de educación ni salud de calidad: una situación que es consustancial a los males sistémicos del modelo imperante en ese y otros países de la región. Y, precisamente, la falta de una salud de calidad es lo que está pagando la mayoría de peruanos en esta crisis del Coronavirus.
En conclusión, si en plena consolidación del capitalismo industrial Karl Marx y Friedrich Engels afirmaron que el fantasma del comunismo recorría Europa, asolando los bolsillos y los sueños de las élites que oprimían a los trabajadores de aquellos países, en la hora actual la expansión del Coronavirus –o Covid19– contribuye a evidenciar la realidad del capitalismo en sus aspectos más sublevantemente grotescos, como es lo injusto y desigual de los sistemas políticos y económicos dominantes a nivel mundial. Así, en el caso específico de países latinoamericanos como el Perú, se comprueba a diario que el Estado favorece los intereses del gran empresariado nacional y multinacional en detrimento de las mayorías explotadas: obreros, trabajadores informales y precarios, desempleados y campesinos, principalmente. Hoy más que nunca, las masas explotadas de nuestro pueblo tienen que organizarse y erguirse –no sólo resistir– contra el sistema neoliberal y contra el Estado que lo sostiene, en este momento representado en el gobierno presidido por Martin Vizcarra. Lo demás es parafernalia, retórica y mitología mediáticas que, como enseña la historia universal, siempre será como querer tapar el sol con un dedo, o la realidad, con discursos y medidas populistas, demagógicas y coyunturales.
Notas:
[1] En este tweet oficial https://twitter.com/presidenciaperu/status/1260642365099966464 se señala que el gobierno ha ampliado a 1.234 camas UCI, resultando insuficiente con lo que indica la OMS (Perú debería tener 3.200 camas) por lo que hay un déficit del 61%
[2] La devolución de impuestos total alcanzó en el 2017 los S/ 17 209 millones y en el 2018 S/ 16 583 millones.
https://wayka.pe/extienden-por-3-anos-devolucion-de-impuestos-a-mineras-y-empresas-de-hidrocarburos/