Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En 2016, David Morales, ex-infante de marina y director de una pequeña empresa de defensa y seguridad llamada UC Global, con sede en Jerez de la Frontera (Cádiz), fue contratado por la Secretaría de Inteligencia de Ecuador (SENAIN) para custodiar a los hijos del entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, y al embajador de su país en el Reino Unido. Dentro de esta legación diplomática, los guardas de seguridad empleados de Morales custodiaban también al fundador de Wikileaks, Julian Assange, al que Correa había concedido asilo en 2012.
El viaje al “lado oscuro”
Con la credencial de ser el guardián de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, David Morales viajó en 2016 a una feria de seguridad que se celebraba en Las Vegas (EE.UU), con la esperanza de hacer nuevos negocios. Días después, volvía a la sede de su empresa con excelentes noticias: “A partir de ahora -dijo a sus empleados- vamos a jugar en primera división”. Cuando su socio le preguntó a qué se refería, respondió que se había pasado al “lado oscuro”, asegurando que “Los americanos nos facilitarán contratos en todo el mundo”.
Morales acababa de firmar un nuevo contrato para custodiar el yate del magnate de los casinos de Las Vegas, el multimillonario ultra-sionista y mega-donante republicano Sheldon Adelson. Dado que éste ya contaba con un imponente servicio de seguridad, el contrato con UC Global era la tapadera para una campaña de espionaje supuestamente supervisada por la CIA.
Hay datos para sostener que los Servicios de Inteligencia de EE.UU operaron a través de Las Vegas Sands, empresa de Adelson, quien no era la primera vez que tenía contactos con la CIA.
Gracias a nuevas desclasificaciones de documentos judiciales, The Grayzone ha podido también revelar la identidad de los empleados de seguridad de Las Vegas Sands, que presumiblemente vinculan a Morales con la empresa de Adelson y la Inteligencia de EE.UU.
Según estos documentos y algunos testimonios del ex-socio y los empleados de Morales, se sabe que fue el guardaespaldas de Adelson, un israelí-estadounidense llamado Zohar Lahav, quien reclutó a Morales en Las Vegas. A partir de entonces, ambos entablaron una estrecha amistad.
Durante la operación de espionaje, Lahav trabajó bajo las órdenes directas de Brian Nagel, director general de seguridad de Las Vegas Sands. En el pasado, Nagel había sido director asociado del Servicio Secreto de EE.UU y era experto en ciber-seguridad.
Formalmente, las operaciones de espionaje comenzaron una vez que Donald Trump tomó posesión en enero de 2017. Entonces la CIA se puso bajo el mando de otro aliado de Adelson, Mike Pompeo, que no ocultó su intención de atacar a Assange, aunque dicho ataque ya se había activado semanas antes, cuando Wikileaks anunció la publicación de los archivos Vault 7 de la CIA.
El 28 de febrero de 2017, Morales se trasladó desde España a un hotel de Alexiandria (Virginia) -a tiro de piedra de los cuarteles generales de la CIA en Langley. A partir de entonces, viajó casi todos los meses a Washington DC, Nueva York, Chicago y Las Vegas. Las fotos que la esposa de Morales, Noela Páez, publicó en Instagram, muestran la frecuencia de estos desplazamientos.
Los compañeros de Morales en UC Global comenzaron a sospechar de sus tratos secretos en EE.UU. Según sus testimonios, hablaba constantemente sobre sus relaciones de trabajo con los americanos, cuando el contrato de UC Global era con la Secretaría de Inteligencia de Ecuador SENAIN, para custodiar, como se ha dicho, la embajada del país en Londres -no para espiar a sus ocupantes. En UC Global tenían cada vez más claro que Morales estaba engañando a su cliente de Quito para servir a uno más poderoso en Washington. El ex-socio sospechó que Morales estaba recibiendo pagos de la Inteligencia de EE.UU a través de una cuenta bancaria a nombre de su esposa.
Una cámara de vigilancia para Ecuador, otra para el “cliente americano”
El 24 de mayo de 2017, Rafael Correa, protector de Assange, era sucedido como presidente de Ecuador por Lenin Moreno, que dio un giro brusco a la política del Estado y a las relaciones con el fundador de Wikileaks. Este, a partir de entonces, vería cortado su acceso a Internet y reducidas las visitas del exterior.
Fue en junio de ese año cuando Morales dio inicio a la operación de espionaje en la embajada de Londres. En primer lugar había que transformar las cámaras de seguridad -que sólo grababan imagen- en captadoras de sonido para penetrar en la intimidad de Assange. Con este fin, Morales mandaba correos a un amigo, “Carlos C.D. (spy)”, que tenía una empresa de equipos de vigilancia llamada Espiamos.org. En sus mensajes decía que “nuestro cliente” quiere que se instalen nuevas cámaras en la embajada equipadas con micrófonos ocultos y controladas por dos servidores, uno de ellos “desde fuera del recinto donde se hacía la grabación”. Estas órdenes venían de una organización que Morales simplemente llamaba el “cliente americano”.
Morales también envió a su equipo una presentación en Power Point con las instrucciones para crear dos usuarios separados: un administrador para el cliente ecuatoriano y otro para los americanos, que tendrían todo el control del sistema de vigilancia. Las filminas, obtenidas por The Grayzone, estaban escritas en un perfecto inglés por un hablante nativo que claramente no era Morales. Quien fuese el autor del Power Point, era un experto en ciber-seguridad con experiencia en vigilancia electrónica y hacking, como prueba el hecho de que borrara todos los metadatos del documento excepto el usuario, “PlayerOne”.
En la órbita de Adelson había al menos un experto en ciber-seguridad con un largo historial de colaboración con las fuerzas de Seguridad e Inteligencia de EE.UU: el vicepresidente y director general de la seguridad de Las Vegas Sands, Brian Nagel. Durante su larga carrera en el Servicio Secreto, Nagel había dado protección personal a los presidentes George H. W. Bush y Bill Clinton. Antes de retirarse de la vida pública en 2008, ayudó al Department de Homeland Security (DHS) a crear el National Computer Forensic Institute, dedicado a combatir a los “ciber-delincuentes” con sus mismas armas.
Cuando Nagel se unió a Las Vegas Sands como director general de seguridad, se puso a cargo de la salvaguarda de un imperio financiero y político que abarcaba desde EE.UU e Israel a Macao en la República Popular de China. Y, para su propia protección personal, Adelson juntó a una serie de ex-soldados israelíes y oficiales de la Inteligencia como guardaespaldas. A la cabeza de estos puso a Zohar Lahav, que, como se ha dicho, fue el encargado de contactar con David Morales.
Espiar, robar pañales y allanar moradas
En diciembre de 2017, Morales fue convocado a Las Vegas Sands para asistir a una sesión especial con los “amigos americanos”. El 10 de ese mes, envió una serie de correos a su equipo desde una dirección IP del Hotel Venetian de Adelson, con algunas instrucciones, entre ellas: “Nadie puede conocer mis viajes, sobre todo a los Estados Unidos (…) porque tenemos a SENAIN encima”.
Tres meses antes había sacado una lista de 10 individuos a los que había que investigar, entre ellos los abogados de Assange, como Renata Avila, Jennifer Robinson y Carlos Poveda, así como el juez español Baltasar Garzón. Pero Morales pedía que se pusiera “especial atención” a Stella Morris, miembro del equipo legal que recién había dado a conocer su relación íntima con Assange, del cual tuvo dos hijos durante el tiempo que estuvo en la embajada.
Tras proponer “una persona enteramente dedicada a la actividad” de espiar a Morris, Morales finalmente pidió a uno de sus empleados que robara un pañal de los niños de Morris y extrajera el ADN, para poder probar que era la madre de los hijos de Assange. Más tarde testificaría este empleado que: “En ese momento Morales dijo que ‘los americanos’ insistían en confirmar [los resultados del ADN]”. Molesto por el extraño encargo, el empleado de UC Global finalmente habló con Morris fuera de la embajada, le informó sobre el plan y le aconsejó que no entrara con los niños.
En un correo enviado el 12 de diciembre, Morales pedía estar atentos a cualquier visita de “ciudadanos rusos” a Assange. Esta estrecha vigilancia se extendió asimismo al juez Garzón, que fue seguido por los espías de UC Global cuando fue al aeropuerto de Madrid-Barajas a recibir al ex-presidente Correa. Un mes antes, según declaró un ex-empleado, Morales propuso allanar la oficina del juez en Madrid para “obtener información relevante sobre Assange y dársela a los americanos”. El País informó más tarde que el 18 de diciembre tres hombres encapuchados vestidos de negro habían entrado en dicha oficina y manoseado los documentos.
Morales también envió informes sobre los encuentros de Rafael Correa en Bruselas, con detalle de los números de serie de sus dispositivos y el contenido de esas conversaciones. Este correo lo redactó Morales en inglés y lo envió a su equipo para que fuera compartido en un servidor especial creado por el “cliente americano”.
Stefania Maurizi, periodista italiana que visitaba a Assange regularmente en la embajada de Londres, recordaba que, durante los primeros cinco años, esas visitas tenían lugar en un ambiente relajado, con vigilancia mínima e interacciones amistosas con el personal de la embajada. Fue en diciembre de 2017, según Maurizi, que todo cambió.
En ese mes, recuerda, durante una visita, los guardas de seguridad españoles de UC Global le exigieron por primera vez que les entregara la mochila y todo lo que llevaba dentro. Ella protestó en vano. Esos mismos guardas fotografiaron el número de Identidad del Equipo Móvil Internacional y la tarjeta SIM del teléfono de Maurizi y el de muchos otros visitantes. En una de las fotos obtenidas por The Grayzone, se ve que los guardas quitaron la SIM para captar una imagen clara de los códigos. Parece que esta era la informacción que necesitaban para hackear los teléfonos.
También a Pamela Anderson, la actriz que entabló amistad con Assange, le robaron las contraseñas de su correo electrónico y teléfono durante una visita. Nadie quedó a salvo del espionaje.
Sabotaje del plan de salida de Assange y complots de robo y asesinato
Durante todo el mes de diciembre de 2017, Assange y sus abogados estuvieron elaborando un plan para abandonar la embajada con protección diplomática de algún gobierno amigo, como Bolivia o Serbia, que le otorgarían dicho estatuto para garantizarle la inmunidad, tal como regula la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Contaban asimismo con la cooperación del director del SENAIN ecuatoriano, Rommy Vallejo, que era técnicamente el jefe de Morales. Vallejo llegó a la embajada el 20 de diciembre de 2017, cinco días antes de que Assange planeara dejar la embajada.
Tan pronto acabó la reunión, Morales pidió a sus empleados que le enviaran todas las grabaciones por Dropbox. El equipo de UC Global procedió a abrir los teléfonos de Vallejo y apuntar sus códigos. Una fuente que The Grayzone entrevistó dijo que, cuando uno de lo oficiales ecuatorianos implicados en la estrategia para liberar a Assange volvió a Quito, su vehículo oficial fue bloqueado en la carretera por hombres en moto, armados y enmascarados, que le robaron el portátil donde había información detallada del plan para permitir legalmente a Assange abandonar la embajada.
Otro plan violento lo dio a conocer un ex-empleado de UC Global al juez José de la Mata. Este testigo recuerda cómo Morales dijo que “los americanos están desesperados” por acabar con la presencia de Assange en la embajada. Por ello, “proponían poner en marcha medidas más extremas contra él”, incluyendo “la posibilidad de dejar abierta la puerta de la embajada, como por despiste, para poder entrar y secuestrarle, o incluso envenenar al señor Assange”. Los empleados se alarmaron al conocer la propuesta y advirtieron a Morales de que el camino que estaba tomando “empezaba a ser peligroso”.
Tras la campaña de espionaje, juicios.
El 11 de abril de 2019, la policía británica entraba en la embajada de Ecuador en Londres, sacaba a rastras a Assange y se lo llevaba en una furgona. Era la primera vez en la historia que un gobierno permitía a la policía de otro país entrar en su territorio soberano para arrestar a uno de sus ciudadanos. El mismo día, Ola Bini -el programador sueco etiquetado como “hacker” por Morales y puesto bajo vigilancia aparente de EE.UU– fue arrestado en Ecuador y detenido durante meses sin cargos.
Fue entonces, tras la detención de Assange, que varios ex-empleados disconformes con la actuación de Morales acudieron a los abogados de Assange para informarles de las actividades ilegales en las que habían participado como empleados de UC Global. Un ex-socio de Morales dijo que se decidieron a hablar cuando se dieron cuenta de que éste había vendido “toda la información al enemigo, EE.UU”. De ahí partió la denuncia que se puso en la Audiencia Nacional española que acabó con el arresto de Morales el 17 de septiembre de 2019, el registro de las oficinas de UC Global y la incautación del material informático y otros documentos.
El resto lo conocemos. Assange fue puesto en la prisión de máxima seguridad de Belmash, donde permanece, mientras se sigue la causa para su posible extradición a Estados Unidos; causa que no se parece en nada a un proceso independiente, trasparente y justo, como informamos recientemente en este medio. Un testigo del juicio entregó a The Grayzone fotografías de varios asistentes que decían ser del Departamento de Justicia de EE.UU, sentados justo detrás de los fiscales británicos a lo largo de todo el proceso. Después de que comenzara el juicio, Martínez, abogado de Assange, informó que una colega británica que había pedido permiso para observar estaba allí en representación de Las Vegas Sands, claro indicio de que a Adelson le preocupa mucho el resultado de este juicio.
David Morales está actualmente bajo libertad condicional dictada por el juez De la Mata, de la Adiencia Nacional, por los cargos de violación de la privacidad de Assange, violación del secreto de las comunicaciones abogado-cliente, blanqueo de capitales, apropiación indebida y cohecho. El proceso continúa bajo secreto de sumario. Como informamos en este medio, la investigación del juez De la Mata podría resultar determinante para impedir la extradición de Assange a Estados Unidos, si es que Reino Unido no decide directamente violar las leyes internacionales como lo hace su estrecho aliado de Washington.
El informe completo en:
http://canarias-semanal.org/art/27669/se-destapa-el-circulo-de-espionaje-a-julian-assange-y-su-conexion-espanola