El jefe en la empresa contratista de mercenarios, Jordan Goudreau, es un personaje peculiar en los Estados Unidos en nuestros días. A través de empresas como la suya, Washington quiere hacer la guerra en el exterior sin que la vida de sus «muchachos» se vea comprometida como en Vietnam. Sin embargo, a la vista de la espectacular derrota de los norteamericanos en Venezuela, el futuro de estas empresas no parece muy boyante…
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Jordan Goudreau, el hombre que desde los Estados Unidos organizó y dirigió la operación militar destinada secuestrar al presidente venezolano Nicolás Maduro, tiene el aspecto característico de los Rambos made in Hollywood. Difícilmente podía ser de otra manera: de lo que se come, se cría. Y es que en su país, el conjunto del aparato mediático tiene especiales preferencias hacia la creación de este prototipo de «gorilas», en cuyas producciones los hacen aparecer siempre como personajes de bajísimo coeficiente intelectual, pero fuertemente comprometidos con la misión imperial de ese país.
Jordan Goudreau tiene ahora 43 años. Fue soldado de las Fuerzas Especiales estadounidenses que durante las últimas décadas invadieron, incendiaron y arrasaron Oriente Medio. Como correspondía, fue condecorado por las atrocidades cometidas.
Dado que la presencia militar norteamericana en Oriente Medio está ahora en franco retroceso, Goudreau inspirado por la Administración estadounidense se enroló en la apertura de nuevos frentes de batalla en escenarios «más propicios» y cercanos a los Estados Unidos.
Para ello, Washington le encargó la tarea de penetrar «profundamente en el corazón del enemigo», y secuestrar a quien según el argot de estos centuriones, era el «hombre fuerte» de Venezuela, Nicolás Maduro, a cambio de nada menos que la friolera de 200 millones de dólares.
El plan estratégico que Goudreau y de su grupo de mercenarios había sido diseñado pensando en que lo que iban a invadir era una suerte de república bananera, similar a la que durante la década de los 70 recreara Woody Allen en su film «Bananas». Es esta una percepción muy común, por otra parte, en los Estados Unidos. Allí se tiene la arraigada idea de que quienes habitan en su patio trasero latinoamericano, carecen de principios, de dignidad y de valor para defender su territorio. Los invasores aplicaron esa errónea percepción a sus planes, y el resultado no pudo ser más catastrófico.
Los mercenarios que la semana pasada intentaron desembarcar en las costas venezolanas desde diferentes puntos de su litoral, fueron rápidamente cercados por grupos de sencillos pescadores autóctonos, que procedieron a su desarme e inmediata detención. La contemplación de la imagen de fornidos y tecnificados Rambos mordiendo la arena de la playa, capturados por simples pescadores no sólo puede resultar reconfortante, sino dista también mucho de aquella otra que presentaba Sylvester Stallone, exterminando a decenas de miles de vietnamitas con solo dos metralletas por banda.
EL «CAPITÁN AMERICA» ES UN BLUFF
La prensa estadounidense, cuyas fuentes de información se nutren frecuentemente de los servicios de inteligencia gubernamentales, argumentan que el motivo de la fulminante desarticulación y derrota de los intrusos, estuvo motivada porque las fuerzas del Gobierno bolivariano estaban previamente puestas en sobreaviso por la contrainteligencia venezolana que, según ellos, está totalmente controlada por el «super espionaje cubano». Esta última percepción muestra igualmente, cuál es la visión peyorativa que los gringos tienen de sus vecinos del sur: o se quedan cortos, o se pasan.
Lo que sí parece ser cierto, y pone de relieve cuál es el nivel «técnico» de los Rambos que Washington prepara para Latinoamérica, es que según la prensa estadounidense, el contratista Jordan Goudreau se jactó de la operación que había puesto en marcha a traves de un tuit que envió al presidente Donald Trump el pasado 4 de mayo, en el que le comunicaba lo siguiente:
“Incursión de la fuerza de ataque en Venezuela. 60 venezolanos, 2 estadounidenses ex Boina Verde @realDonaldTrump ”.
Un hecho realmente inverosímil, pero que sin embargo, fue corroborado por los medios de ese país.
Pese al desastre total de la «operación militar», coronada con la muerte de ocho de los guerrilleros, las 13 capturas, en las que se incluyen la de los ex soldados gringos de las Fuerzas Especiales, Airan Berry y Luke Denman, el contratista Goudreau elogió la operación y dijo que había numerosas «células» aún activas en el país, listas para «atacar a Maduro y sus secuaces».
«Dispongo de tropas en el territorio venezolano «, dijo Goudreau a «Factores de Poder«, un canal escuálido en YouTube con sede en Miami, que informa sobre Venezuela, poco después de su sonoro fracaso. Agregaba que “He sido un luchador por la libertad toda mi vida. Estas personas tienen derecho a luchar por su país «.
Pero aquello ya sonaba a pura chulería. El fornido Jordan Goudreau a esas alturas se ha convertido en objeto de burla jocosa de no pocos medios estadounidenses. De un día para otro, este pretendido «Capitán América» es para la prensa estadounidense solo un payaso ridículo del que todo el mundo se desternilla de risa. Pero, ojo, de haber resultado exitosa la operación diseñada en los despachos de la Casa Blanca , que nadie dude de que hubiera recibido todos los parabienes de la máquina mediática del Imperio.
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