«Un plan que ha seguido inspirando movimientos agrarios y de justicia social en toda Latinoamérica»
El 21 de diciembre de 1911, hace ahora 112 años, era promulgado el Plan de Ayala. Un manifiesto liderado por Emiliano Zapata, en el que se desconocía la autoridad del entonces presidente de México Francisco I. Madero, y que expresaba el descontento de los campesinos con el gobierno de Madero y delineaba un programa de reforma agraria radical (…).
Por ERNESTO GUTIÉRREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El 21 de diciembre de 1911, hace ahora 112 años, era promulgado el Plan de Ayala. Un manifiesto redactado por Emiliano Zapata y Otilio Montaño, por el cual el jefe revolucionario mexicano, Zapata, desconocía la autoridad del entonces presidente de México Francisco I. Madero, a quien denunció por traicionar la causa de los campesinos. La importancia de este plan radica tanto en su contenido como en el impacto que tuvo en el desarrollo histórico y social de México.
Para comprender el Plan de Ayala es crucial situarse en el contexto histórico de principios del siglo XX en México. La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, fue un levantamiento contra el prolongado régimen autocrático de Porfirio Díaz, que favorecía a las élites terratenientes y extranjeras a expensas de la mayoría campesina y trabajadora. Francisco I. Madero emergió como un líder revolucionario prometiendo reformas democráticas y agrarias. Sin embargo, una vez en el poder, no cumplió con estas promesas, lo que provocó descontento entre sus antiguos aliados, incluyendo a Emiliano Zapata.
Zapata, nacido en Morelos, se había convertido en una figura clave en la lucha por los derechos de los campesinos. La tierra, para Zapata, era no solo un recurso económico sino también un elemento esencial de la identidad y autonomía de las comunidades campesinas. Ante la inacción de Madero, Zapata y sus seguidores decidieron tomar medidas.
EL PLAN AYALA
El Plan de Ayala fue un manifiesto que expresaba el descontento de los campesinos con el gobierno de Madero y delineaba un programa de reforma agraria radical. El plan se articulaba en torno a varios puntos clave:
El plan comenzaba con el desconocimiento de Francisco I. Madero como presidente de México, acusándolo de traicionar los ideales de la revolución y de mantener el status quo favorable a las élites.
El corazón del Plan de Ayala era la demanda de una reforma agraria. Proponía la expropiación de tierras de grandes hacendados, especialmente aquellas obtenidas mediante métodos corruptos, y su redistribución a campesinos y comunidades rurales.
El lema «Tierra y libertad», que se convirtió en el grito de guerra de los zapatistas, resumía la esencia del plan: la lucha por la tierra era inseparable de la lucha por la libertad y la justicia social.
El plan también reconocía a Puebla como el centro legítimo del movimiento revolucionario, oponiéndose a la centralización del poder en Ciudad de México.
El Plan de Ayala no fue solo un documento político, sino un manifiesto social que capturó las aspiraciones y frustraciones de vastos sectores de la sociedad mexicana. Tuvo varias implicaciones:
El plan dio nueva vida al movimiento revolucionario, atrayendo a aquellos desilusionados con el gobierno de Madero, centró la atención de la Revolución en la reforma agraria, un tema que hasta entonces había sido secundario y continuó influyendo en la política y sociedad mexicanas tras el asesinato de Zapata. Finalmente, se convirtió en un símbolo de resistencia y justicia social, inspirando movimientos agrarios y de justicia social en México y toda América Latina.
EMILIANO ZAPATA
Emiliano Zapata fue una figura central en la Revolución Mexicana, recordado principalmente por su incansable lucha en favor de los derechos agrarios y su lema «Tierra y Libertad».
Zapata nació el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco, Morelos, México. Miembro de una familia campesina sin recursos. Desde joven, se interesó en la agricultura y la situación de los campesinos en su región.
Emergió como un líder carismático defendiendo los derechos de los campesinos. Su lucha se centró en la reforma agraria y la redistribución de tierras. Fue una figura clave en la Revolución Mexicana, influyendo en su dirección y enfatizando la importancia de las demandas agrarias.
Emiliano Zapata fue asesinado el 10 de abril de 1919. Su muerte ocurrió en una emboscada organizada por el gobierno de Venustiano Carranza, quien veía a Zapata como una amenaza constante a su poder.
Jesús Guajardo, un coronel del ejército, fue el encargado de llevar a cabo el plan. Guajardo fingió su interés en desertar del ejército de Carranza y unirse a las fuerzas zapatistas. Para ganarse la confianza de Zapata, incluso llegó a realizar acciones que parecían ir en contra de los intereses del gobierno de Carranza.
Tras varios intercambios y gestos que aparentaban buena fe, Guajardo invitó a Zapata a una reunión en la Hacienda de Chinameca, en Morelos, con la excusa de planificar su integración a las fuerzas zapatistas.
Zapata, confiando en la lealtad aparente de Guajardo, llegó a la hacienda el 10 de abril de 1919. Al llegar, fue recibido con saludos militares. Sin embargo, en un momento de descuido, fue emboscado y asesinado a tiros por soldados escondidos.
