EL «NAPOLEÓN» DE RIDLEY SCOTT: ¿UN FIEL RETRATO O UNA REINTERPRETACION HOLLYWOODENSE?

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Cuando el legado de la memoria, como patrimonio y nexo histórico entre generaciones, es deliberadamente distorsionado.

El pasado viernes, 24 de noviembre, llegó a las pantallas cinematográficas españolas el film «Napoleón», la nueva película de Ridley Scott, en la que el director de «Gladiator» o de «Alien» dice haber tratado de recrear el ascenso y caída del caudillo militar francés, que logró conquistar militarmente media Europa (…).

POR M.RELTI. PARA CANARIAS SEMANAL

   El pasado viernes, 24 de noviembre, llegó a las pantallas cinematográficas españolas el film «Napoleón», la nueva película de Ridley Scott, en la que el director de «Gladiator» o de «Alien» dice haber tratado de recrear el ascenso y caída del caudillo militar francés, que logró conquistar militarmente media Europa.

    La cinta está protagonizada por Joaquin Phoenix, «uno de los pocos actores del mundo» que, según Scott, está capacitado para lidar con un reto como este, y con el que este director logra cumplir con el sueño que dejó pendiente su admirado Standley Kubrick, cineasta al que no duda en citar hasta cuando duerme…

   El primer montaje de Napoleón, la versión del director que se verá el próximo año en streaming a través de Apple TV+, contaba con un metraje superior a las cuatro horas. En un  duro ejercicio de síntesis, tras el que ciertamente se resienten algunos de los pasajes fundamentales de la trayectoria política, bélica y personal del conquistador francés, Scott ha reducido la duración de este repaso al galope de las andanzas de Bonaparte hasta los 158 minutos.

     Napoleón Bonaparte puede ser considerado, efectivamente, como una figura crucial en la transición europea de la sociedad feudal la capitalista. Las reformas que puso en marcha, incluido el Código Napoleónico, contribuyeron, en no escasa medida, a difundir principios de igualdad jurídica y abolición del feudalismo, aspectos esenciales para el desarrollo del sistema capitalista.  Al mismo tiempo, convendría precisar igualmente que su Gobierno autoritario utilizado por la burguesía francesa para acabar con los sueños de las clases populares francesas, -los sans culottes-, sus ideólogos y sus líderes, orientados a la implantación de una sociedad en la que la libertad, igualdad y fraternidad fueran convertidas en una realidad. Napoleón, que no dudó en restaurar, asimismo, la esclavitud en las colonias del Imperio francés, no fue más que la expresión temprana de las contradicciones y conflictos inherentes al propio sistema capitalismo emergente

 
    Sin embargo, esos aspectos esenciales de la biografía de Napoleón, no aparecen reflejados en ningún pasaje de este film estadounidense. La forma con la que Ridley Scott ha intentado hacer un boceto de la personalidad del emperador, no ha pasado de ser sino una simplificación vulgar tanto de los aspectos negativos como positivos en la acción política del personaje. En realidad, la  simplificación a la que Scott somete a la figura histórica de Napoleón Bonaparte, no es una práctica novedosa entre los amanuenses cinematográficos de Hollywood. De hecho, en las narrativas fílmicas de Hollywood relacionadas con la Segunda Guerra Mundial, convirtieron a sus propios ejércitos en autores de la victoria en contra de la Alemania nazi, aunque sus soldados sólo pisaran 14 meses los campos de batalla europeos, en un conflicto bélico que duró casi seis años.

    Quienes se encarguen de dar el visto bueno a los guiones de Hollywood, en nombre de sus respectivas empresas, son maestros en la distorsión de los acontecimientos pasados, sometiéndolos sistemáticamente a un vulgar reduccionismo histórico, a través de narrativas simplistas y comerciales, ignorando despectivamente las complejidades y los conflictos políticos materiales de su tiempo.

   Esta pertinaz tendencia a simplificarlo todo tiene, obviamente, el deliberado objetivo de reinterpretar la historia, adaptándola los propios fines ideológicos y políticos.   El recurso a la despolitización y la descontextualización, tanto de los acontecimientos como de las figuras históricas complejas, terminan invariablemente convirtiendo a los héroes en villanos, y a los villanos en héroes. 

    Este fraudulento desenlace, sin embargo, no es lo peor que resulta esa operación. Lo más dramático del tema es, frecuentemente, que la inmensa mayoría de la gente no tiene como referencia los libros o las fuentes históricas para informarse. Son las herramientas del cine y de la televisión las que se encargan arbitrariamente de imponer la versión que logrará pervivirá en sus memorias. Y el efecto termina siendo siempre el mismo: la distorsión generalizada del legado de la memoria, como patrimonio y nexo histórico imprescindible entre generaciones.

https://canarias-semanal.org/art/35307/el-napoleon-de-ridley-scott-un-fiel-retrato-o-una-reinterpretacion-hollywoodense

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