DE IRLANDA A PALESTINA: DOS HISTORIAS PARALELAS DE REBELIÓN, RESISTENCIA Y SOBREVIVENCIA»

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¿Podrían los patrones represivos utilizados por los británicos explicar la Inquebrantable resistencia palestina e irlandesa?

Según el autor de este artículo, nuestro colaborador Máximo Relti, en la vasta trama de la historia mundial, los hilos de las experiencias humanas a menudo se entretejen en patrones de sorprendente similitud. Desde las verdes praderas de Irlanda hasta las arenosas extensiones de Palestina, surge un patrón inquietante, una repetición de estrategias de dominación y resistencia que desafían las barreras del tiempo y la geografía. Este análisis revela cómo dos naciones, aparentemente distintas, comparten un legado común de lucha contra un enemigo también común: el colonialismo y la opresión sistemática.

POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL

   En los anales de la historia, los paralelismos emergen frecuentemente en los lugares más inesperados e insospechables, poniendo de relieve tanto patrones comunes de poder como de subyugación.

    Uno de esos paralelos históricos es el que ha existido entre Irlanda y Palestina, dos territorios totalmente diferentes y distantes pero, sin embargo, unidos por experiencias gemelas dramáticamente similares bajo el dominio británico.

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ESTE CONOCIDO MAPA MUESTRA COMO EL ESTADO SIONISTA, LENTA PERO IMPLACAMENTE HA IDO HACIENDO DESAPARECER AL PUEBLO PALESTINO. HABLAR HOY DE «PROPORCIONALIDAD» ES UNA PERVERSA IRONÍA

    Este tipo de conexiones nos puede ayudar a entender por qué las políticas y tácticas utilizadas en Irlanda fueron posteriormente reproducidas en Palestina, provocando así la perseverancia en el tiempo de auténticos movimientos de resistencia y de lucha en esos dos territorios.

UNA BREVE NOTA HISTÓRICA


    No obstante, antes de continuar, resultaría útil para el lector  que diéramos a conocer algunas notas acerca de cuáles son los antecedentes de la historia de Palestina a lo largo del pasado Siglo XX.

     Después de la finalización de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y de que el Imperio Otomano se desintegrara, la entonces recién creada Sociedad de Naciones otorgó al Imperio Británico el Mandato sobre Palestina.  Al gobierno de Londres le fue atribuida la tarea de construir un «hogar nacional» para el pueblo judío, en un territorio que históricamente había estado siempre ocupado por los árabes.

   Ni que decir tiene que esta tentativa de expolio provocó fortísimas tensiones en la sociedad palestina, puesto que la población árabe local tenía la legítima aspiración de ejercer su derecho a la autodeterminación nacional de un territorio en el que  siempre habían estado presentes.    


     Estas tensiones terminaron alcanzando un punto crítico en el curso del gran levantamiento de 1936-1939, en el que el pueblo palestino se rebeló contra el mandato británico sobre ese territorio, y en contra también de la inmigración masiva judía que, proveniente de las geografías más distantes del planeta, tenía la pretensión de establecerse en ese territorio.

    La respuesta británica a la rebelión palestina no sólo fue cruel y desproporcionadamente severa, sino que además incluyó tácticas represivas tales como la demolición de las casas de los palestinos, la imposición de leyes marciales, las detenciones masivas sin juicio, así como numerosos asesinatos y ejecuciones sumarias.

    Miles de palestinos murieron o resultaron heridos, fueron encarcelados u obligados a exiliarse durante el curso de aquella ola represiva. Es en ese contexto histórico donde se sitúa la conexión que se establece en este artículo entre las luchas por la independencia del pueblo irlandés y el largo combate  librado hasta ahora por el pueblo palestino para la conquista de su autodeterminación.


IRLANDA Y PALESTINA, UNIDAS POR LAS MISMAS TÉCNICAS REPRESIVAS  

     La conexión entre los pueblos irlandés y palestino se remonta a principios del siglo XX, cuando Winston Churchill, una monstruosa figura en la historia contemporánea británica, tomó la decisión de desplegar sobre los territorios de Palestina contingentes militares del Imperio, conocidos como los «Black and Tans».

    Estos destacamentos militares eran famosos en la Gran Bretaña por la desmesurada brutalidad que habían ejercido en contra de los rebeldes irlandeses en la década de 1920, cuando el pueblo de Irlanda luchaba denodadamente por conquistar la independencia de su país. Sin embargo, los famosos «Black and Tans» pronto encontraron nuevos escenarios en Oriente Medio  donde poder retomar sus brutales prácticas.

 
      En efecto, Winston Churchill entendió rápidamente que los «Black and Tans» habían atesorado una valiosa experiencia en Irlanda que no debía de ser desaprovechada. En esa línea, estos comandos militares represivos fueron transferidos a Palestina. Su traslado a Oriente medio tenía como principal objetivo dar continuidad a una política de represión sistemática ejercida por un Imperio con múltiples frentes abiertos en todo el planeta. Figuras políticas de alto rango, diestras en la metodología que debía ejercer el mando de la Administración colonial y militar, fueron los responsables de su traslado desde Irlanda hasta los territorios de una Palestina en ebullición.


      Uno de los personajes más emblemáticos de esa «exportación» fue Arthur James Balfour, que en la conocida[Img #76810]

«Declaración de Balfour», en 1917, estableció cuál debía de ser el escenario para una nueva fase de colonialismo en Palestina. Balfour, que se había caracterizado por la aplicación de métodos sofisticadamente brutales en Irlanda, los aplicaría posteriormente en Palestina, para así poder cumplir con el mandato del gobierno británico de establecer allí un «hogar nacional judío», una decisión esta que convertiría a esa región en fuente de constantes conflictos, que se proyectan hasta nuestros días.  


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  Pero el Gobierno británico no solo utilizó la «experiencia irlandesa» de Balfour para reprimir con eficacia la rebelión palestina.  Utilizó también las «habilidades» de otro brutal represor, Herbert Samuel, responsable del sangriento aplastamiento del histórico «Levantamiento de Pascua», en Irlanda, que asumiría años después similares funciones «administrativas» en Palestina.

    La metodología represiva, previamente ensayada en las calles y  en los campos irlandeses durante las décadas de los 20 y 30 del pasado siglo, sería posteriormente reproducida en las tácticas y estrategias que, de manera drástica, aplicaron también los británicos contra Palestina: ataques aéreosestados de emergencia, y una fuerza de gendarmería integrada por experimentados veteranos de las campañas irlandesas, se convirtieron en herramientas comunes para el mantenimiento del control sobre Palestina.

 
     La crueldad y la brutalidad que los «Black and Tans» desplegaron en las ciudades irlandesas como Balbriggan fueron drásticamente reproducidas en el contexto palestino. Ejemplos  de este tipo de conductas fueron relatados por sus mismos y ufanos protagonistas en relatos y memorias.

 

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RAYMOND CAFFERATA

  El testimonio de uno de ellos, Douglas Duff, tiene particular interés porque en su libro de memorias no oculta el arraigado desprecio y racismo británico hacia el pueblo palestino. Otro de los memorialistas de la ocupación militar británica en Palestina fue Raymond Cafferata, también muy conocido por la violencia que personalmente ejerció contra los manifestantes durante la Guerra de Independencia irlandesa, que en el relato de sus recuerdos no ocultó  que volvió a utilizarla   años después contra los manifestantes palestinos.

LA TRAGEDIA DE LA NAKBA


    Pero fue el año 1948 el que marcó un punto de inflexión con «la Nakba», una auténtica catástrofe para el pueblo palestino, que tuvo que contemplar como sus territorios le eran arrebatados para el establecimiento del Estado Israel

    El término «Nakba» , que en árabe significa «desastre» o «catástrofe», se refiere a ese período crítico de la historia de Palestina marcado por el sufrimiento y el desplazamiento masivo de los palestinos árabes. Este evento tuvo lugar en el contexto de la guerra árabe-israelí de 1948, que siguió a la declaración de independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948.

    Se estima que más de 700.000 palestinos huyeron o fueron expulsados de sus hogares durante los combates que siguieron a la declaración de la independencia de Israel. Estos refugiados se dispersaron en varios lugares, incluyendo Cisjordania, la Franja de Gaza, y países vecinos como Líbano, Jordania y Siria. Muchos de ellos nunca pudieron regresar a su tierra, creando una crisis de refugiados palestinos que continúa hasta nuestros días.

  El período de «la Nakba» también estuvo marcado por intensos combates y actos de resistencia por parte de las comunidades árabes. Hubo varios pueblos y comunidades destruidos, y también masacres ampliamente documentadas, lo que agravó el trauma y la pérdida para los palestinos.

    La «Nakba» no fue solo fue un evento histórico para los palestinos, sino también una experiencia continua de desposesión, dispersión y lucha nacional, dando forma a la propia identidad, la política y el activismo palestinos hasta el día de hoy.

   Irlanda y Palestina forman parte, pues, de una historia compartida de colonialismo, de represión y de resistencia. Y aunque este paralelismo pone de manifiesto cómo los actores y tácticas de un lugar y tiempo pueden resurgir luego en otro, llevando consigo las mismas injusticias, evidencia también que los desenlaces de las luchas de los pueblos por su liberación no siempre son idénticos. 

   Los destinos diametrales de las luchas de Irlanda y Palestina así lo demuestran. Por lo menos, hasta ahora.

https://canarias-semanal.org/art/35151/de-irlanda-a-palestina-dos-historias-paralelas-de-rebelion-resistencia-y-sobrevivencia

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